LOS RESULTADOS de la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) han generado una controversia política, particularmente por la inclusión de una pregunta abierta que dio como resultado una fuerte diferencia en favor de la candidata presidencial de la Nueva Mayoría en relación a la que representa a la Alianza. El episodio revela un manejo poco criterioso de parte del CEP, el cual compromete el prestigio del sondeo.
Las aprensiones que se han hecho ver respecto de la conveniencia de haber incluido esta pregunta son atendibles, ya que el estudio de campo comenzó a realizarse el 13 de julio, y el 17 de dicho mes Pablo Longueira bajó su candidatura. Esto motivó la búsqueda de un reemplazante, cuyo nombre quedo zanjado recién el 10 de agosto, en tanto el trabajo de recolección de datos había concluido el 18 de julio. No obstante el dramático cambio que experimentó el escenario electoral con la renuncia del candidato, el CEP decidió seguir adelante con el sondeo, eliminando las preguntas cerradas sobre intención de votos, pero manteniendo la que consultaba a los encuestados “quién le gustaría que fuera la o el próximo presidente”.
El CEP ha defendido su decisión argumentado que siempre ha publicado todas las preguntas que realiza, y luego la correspondiente base de datos. El abrumador 44% que obtuvo Michelle Bachelet en esta pregunta abierta, versus el 12% de Evelyn Matthei, terminó instalando una situación política que habría sido distinta si en esos momentos hubiera habido una candidatura definida en la Alianza. Ya en una ocasión el CEP había decidido postergar su encuesta en virtud de un episodio similar (el reemplazo de Laurence Golborne por Pablo Longueira en la UDI), lo cual confirma que la inclusión de esta pregunta en el cuestionario fue desafortunada y habría sido mejor omitirla. La encuesta quedó en medio de la polémica y perdió prestigio, justo en momentos en que se han multiplicado los cuestionamientos a los sondeos electorales tras la incorporación del voto voluntario.