Se le olvidaba lo que había escrito. Ni siquiera recordaba exactamente cuáles serían los poemas que incluiría en Lagar. Corrían los 50, no le quedaba mucho de vida y la esclerosis le jugaba malas pasadas a Gabriela Mistral. Según Luis Vargas Saavedra, es posible que la escritora no supiera con claridad que entre sus cuadernos y papeles había cientos de poemas. Algunos de ellos fechados en 1919. Tras su muerte, varios aparecerían en Poema de Chile y Lagar II, pero no todos: en 2008, en un departamento de EEUU, Vargas Saavedra encontró 420 poemas inéditos de Mistral.
Ese departamento estaba en South Hadley, Massachusetts, y había sido acondicionado para guardar el archivo de Mistral por Doris Dana, su albacea. Cuidó sus papeles celosamente por 50 años, sin mostrárselos a nadie. Fallecida Dana, su sobrina recibió de herencia el legado y decidió donarlo a Chile. Justo antes de que viajara a nuestro país, Vargas Saavedra tuvo acceso a los documentos y encontró el material para Almácigo y Bailar y soñar, dos nuevos libros de la Nobel chilena.
Publicado en una edición no comercial hace tres años, Almácigo ahora sí llegará a librerías: en noviembre será publicado por Ediciones UC, que también editará Bailar y soñar, que recoge una treintena de rondas y canciones infantiles. Junto con ellos, el próximo mes, el sello Das Kapital lanzará otro volumen inédito de Mistral: Epistolario americano, su correspondencia con artistas e intelectuales.
Son las últimas noticias del legado. Puesto a disposición pública en internet por la Dibam (salamistral.salasvirtuales.cl), el enorme material que dejó Mistral ya ha alimentado un libro y un documental. Ambos abordan su relación con Doris Dana. Niña errante, curado por Pedro Pablo Zegers, recoge la correspondencia entre ambas, mientras que María Elena Wood retrata su relación, a través de fotografías, audios y una rara filmación, en el documental Locas mujeres, que hoy se estrena en salas.
El iceberg
Aunque la relación de Mistral con Chile jamás fue sencilla, la poeta no se despreocupó de nuestra historia. Por varios años mantuvo correspondencia con el líder de la Falange Nacional, Radomiro Tomic, en la que abordaron el devenir político chileno y latinoamericano. Eso queda plasmado en Epistolario americano, donde también aparece su preocupación por la Guerra Civil Española, la II Guerra Mundial y el alza de frentes populares en diversos países.
Si sabíamos que a Mistral le preocupó el acontecer político de su tiempo, Epistolario americano ayuda a calibrar hasta qué punto se involucró. Lo mismo en relación con sus amistades literarias: Eduardo Anguita, Marta Brunet, Jaime Eyzaguirre, Humberto Díaz-Casanueva, Pablo Neruda y María Luisa Bombal, además de Ezra Pound, Alfonso Reyes y Vinicius de Moraes se cartearon con la poeta.
Sucede lo mismo con la nueva poesía: "Amplía facetas que conocíamos de ella y se muestran otras nuevas", explica Vargas Saavedra. Y precisa: "En Almácigo, la sección de Locas Mujeres (aparecida en Lagar) se amplía en 14 poemas, se lee una gran preocupación por las guerras y aparece un interés en figuras políticas, como Simón Bolívar, Abraham Lincoln o Sandino".
A la vez, Bailar y soñar aumenta la sección de textos infantiles incluidos en Ternura. "Se enriquece esa temática. Y la sensación que queda es que Mistral escribió durante toda su vida rondas y canciones", dice el editor.
Aunque fueron 420 poemas inéditos los que encontró Vargas Saavedra en el legado, Almácigo sólo contiene 205. Dejo fuera lo incompleto, lo de menor calidad. Como sea, esos poemas aumentan significativamente la obra de Mistral: hasta el año 2008, sólo se le conocían 379 poemas. Teníamos la punta de iceberg. En todo sentido: su prosa inédita también duplica la que publicó. "A futuro habría que publicarlo todo", dice Vargas Saavedra.