HA PASADO año y medio desde que Punta de Choros reventó las redes sociales y las calles. El paraíso de los delfines, del buceo y las playas de aguas color turquesa estaba en peligro, y fue tal el repudio público que el propio Presidente de la República pidió bajar el proyecto termoeléctrico Barrancones. Más allá de los precedentes históricos, análisis políticos y del poder de las redes sociales que se pueden sacar de este hecho inédito, lo concreto es que Punta de Choros y la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt saltaron a la fama y consolidaron su nombre como el mejor sitio en Chile para ver fauna marina.
Delfines, ballenas, pingüinos, lobos marinos y chungungos, al parecer, podrán respirar tranquilos. Lo mismo los pobladores de Punta de Choros y Caleta Chañaral de Aceituno, donde ya no abundan los carteles de protesta, sino nuevos proyectos e ideas que están renovando el turismo.
Llegó el glamping y la comida gourmet
La gran novedad que trae este año Punta de Choros es la posibilidad de acampar con glamour -el glamping-, gracias al lodge Punta de Domos. Paulina Román, gestora de la idea, y su marido se enamoraron del lugar y compraron un sitio estratégico entre las dos caletas a orillas del mar. ¿La idea? Satisfacer a un público más exigente con los detalles de un buen hotel, pero manteniendo el contacto con la naturaleza que permite el dormir en una carpa-domo.
Son cinco domos amplios y muy bien equipados. Cuentan con dos niveles: el primero, con una sala de estar, cama de una plaza, futón y baño con tina de hidromasaje. Y el segundo, con cama matrimonial y una ventana superior para observar el cielo. Aunque el lodge aún no tiene restaurante y en los domos no se puede cocinar, sí cuentan con servicios como frigobar, microondas, hervidor y vajilla, que se agradecen a la hora de preparar un desayuno o tomarse un café con vista al mar.
Además, ofrecen arriendo de bicicletas para moverse por la zona. Una buena idea para recorrer el pueblo o arrancarse a las tranquilas playas cercanas como El Apolillado. www.puntadedomos.cl, info@puntadedomos.cl, cel: 8 9843037.
A un costado del lodge se encuentra Marea Alta. Lo típico de este pueblo a la hora de comer son las picadas, de esas que siempre tienen un pescado exquisitamente fresco, empanadas de mariscos y papas fritas un tanto grasientas.
Pero el director de documentales Leonardo de la Barra y su esposa belga, Veroniqqe Wérotte, decidieron crear algo diferente: un restaurante para 40 personas, que ofrece tres variedades de comida y tres chefs especializados: sushi, comida con influencia francesa (proponen dos platos diferentes cada día) y postres belgas (chocolates y pasteles, con materias primas importadas desde Bélgica). Ya están trabajando también para implementar una tienda con productos dulces para llevar.
Están abiertos en temporada alta y todos los fines de semana largos del año. www.marealta.cl, cel 8 1206250.
¿Por qué bucear en temporada baja
Punta de Choros es reconocido como el mejor lugar de Chile continental para bucear, por su buena visibilidad y porque la corriente marina de Humboldt asoma con muchos nutrientes, lo que facilita la biodiversidad y una colorida vida bajo el mar.
El instructor de buceo César Villarroel, jefe de expedición para la serie Océanos de Canal 13 y dueño de Explora Sub (www.explorasub.cl), asegura que el invierno es la mejor época para bucear en la Reserva. "Independiente de que el agua está más fría, en invierno hay menos presencia de fitoplancton y, por lo tanto, el agua es menos verde y aumenta la visibilidad. Además, en esta época hay menos gente y la fauna está menos estresada, así es que los encuentros con ella son mucho mejores", explica.
Tanto Explora Sub como Memo Ruz (www.memoruz.cl) ofrecen cursos de buceo y bautismos submarinos. Los cursos entregan certificaciones de buceo y duran alrededor de seis días, los bautismos, en cambio, duran medio día y son para personas que quieren un primer acercamiento al buceo, sin necesidad de tener conocimientos previos.
¿Sitio de alimentación de ballenas?
Gracias al renovado camino costero, apenas 20 minutos separan Punta de Choros de Caleta Chañaral de Aceituno, lugar que ha ganado fama por la gran cantidad de ballenas que congrega.
Esta área es más oceánica que Punta de Choros, con mayor profundidad, viento y zonas donde abunda el krill, lo que atrae a las ballenas que van de paso migratorio desde las aguas cálidas de Centroamérica hacia la Antártica.
¿Pero qué pasaría si no es un sitio de paso para las ballenas, sino un lugar estable de alimentación? Eso es lo que se está estudiando con la ballena fin, la más avistada en la zona, la segunda más grande después de la azul y una de las especies con mayores problemas de conservación. "Lo que vemos ahora es fidelidad al sitio de algunos ejemplares, que identificamos por sus aletas, y la permanencia por la temporada completa (diciembre a abril) de algunos individuos", cuenta el veterinario Frederick Toro, quien realizó su tesis sobre avistamiento de cetáceos en la Reserva.
Para saber si efectivamente Chile tiene un tercer sitio de alimentación de ballenas -que se sumaría al de ballenas jorobadas en el Parque Marino Francisco Coloane y ballenas azules en Golfo Corcovado- faltan decenas de estudios, que aún no han podido concretarse por falta de recursos.
Nueva normativa
Varios estudios científicos en la zona han dado cuenta de un problema en la Reserva: la excesiva cantidad de botes y las malas prácticas de los turistas están estresando a la fauna marina, especialmente a los delfines. Incluso, se cree que podrían migrar a otro sitio si se ven muy presionados por la conducta humana.
Para regular la actividad turística con cetáceos y fauna marina a lo largo de Chile, la Subsecretaría de Pesca presentó el primer "Reglamento general de observación de mamíferos, reptiles y aves hidrobiológicas", que debe pasar a discusión al Senado para aprobarse.
El reglamento nombra como responsable directo al capitán o patrón de un bote, quienes deberán tener una licencia especial y tendrán prohibido acercarse a menos de 50 metros de delfines y a no menos de 100 metros de ballenas.
A simple vista, la normativa tiene varios vacíos, como por ejemplo, el tiempo máximo de permanencia con los cetáceos o qué hacer cuando se acercan a curiosear al bote, cuestión bastante habitual, especialmente en los delfines. "La regla básica en esos casos es dejar que se acerquen y no hostigarlos. Hay cosas básicas en las que podemos ayudar, como no gritar, no nadar con ellos, no alimentarlos, no tomar fotos con flash o no golpear el bote cuando aparezcan", explica Frederick.
Hasta que no se haga realidad una ley, por ahora, la permanencia o no de los delfines seguirá apelando al sentido común de sus visitantes.