CLAUDIA (35) está enganchadísima con The Walking Dead, la serie estadounidense sobre el apocalipsis zombie que lleva varias temporadas conquistando fanáticos en todo el mundo. Su marido Felipe (33), en cambio, está pegado con Games of Thrones. Esta noche tuvieron que ponerse de acuerdo para ver quén conectaba el notebook al televisor LED que tienen en la pieza para ver su capítulo. El que perdía tendría que conformarse: unos audífonos y a ver la serie en la tableta.

"Somos súper fanáticos de las series, pero lo bueno es que hoy en día nadie se hace problema. Si alguien quiere ver otra cosa, se sienta con la tableta o con el smartphone a ver lo que quiere", cuenta Claudia. Y agrega que, esa misma noche, poco antes de que se instalaran con Felipe a ver sus series, la hija de ambos, Manuela (10), se acostó viendo Phineas y Ferb vía Youtube en la pantalla de su smartphone.

Lejos de ser ultrafanáticos de la tecnología, esta familia refleja una tendencia que se ha instalado en años reciente a nivel global y también en Chile. La forma de ver televisión está cambiando radicalmente debido a la masificación de internet, los smartphones y las tabletas, dispositivo que en el último año triplicó su venta en el país: no sólo se ha vuelto un acto más individual, sino que poco a poco comienza a dejar atrás la tradicional pantalla de TV, esa que otrora aunaba a toda la familia para ver la telenovela en las tardes de invierno o la película "de estreno" en las noches de domingo.

Un reciente estudio de la multinacional Ericsson, realizado en 40 países y que incluyó a Chile, tiene cifras decidoras en este sentido. En nuestro país, el 60% de los encuestados dice que el notebook e internet son parte fundamental de sus hábitos de consumo televisivo y el 65% asegura que utiliza dispositivos móviles (celular o tableta) al menos una vez a la semana para ver sus programas favoritos. El resultado más visible es un cambio de hábitos. No sólo los televidentes no tienen que ajustarse a un horario para ver sus shows, sino que el uso de dispositivos móviles les permite verlos en cualquier momento o lugar.

"Esto se debe, principalmente, a las múltiples opciones para acceder a contenidos, como video on demand, y al mayor acceso a dispositivos móviles como smartphones, tabletas y laptops", explica a Tendencias Diana Moya, directora de Ericsson ConsumerLab Latinoamérica. Uno de los impactos más visibles de este cambio de hábito se manifiesta en el hecho de que el consumo de televisión y videos se ha vuelto más individual, se realiza a cualquier hora y en cualquier lugar, aclara el estudio.

El caso de Chile lo confirma: el 61% de los encuestados dice que la forma tradicional de ver televisión no "está en línea" con su estilo de vida. Lorena (28) es un ejemplo. Trabaja como diseñadora en dos agencias, lo que la obliga a estar moviéndose todo el día. "Llego a la casa tarde en la noche, de no ser por internet jamás podría ver series o programas, nada. Simplemente, el horario de una transmisión no me calza", dice.

Pero desde que se compró un iPad no se pierde sus series favoritas. "Descargo de internet y estoy suscrita a Netflix también. Así puedo ver lo que quiero cuando llego a la casa. Si me da sueño la dejo en pausa y la termino al otro día mientras voy al trabajo", relata. El estudio de Ericsson indica que en Chile el 11% ve sus programas usando dispositivos móviles mientras se traslada desde la casa al trabajo o el colegio, o en la tarde, cuando regresan.

"Tanto a nivel global como en la región hemos apreciado este cambio hacia un consumo más lineal", dice Diana Moya. Agrega que, tradicionalmente, la curva televisiva experimentaba dos peaks, uno en la mañana y otro en la noche (el llamado horario prime), esta forma de consumir el medio está dando paso a otra más homogénea. Si la persona está desocupada, simplemente se sienta a cualquier hora para ver un programa, sea que lo tenga cargado en su dispositivo o accediendo vía streaming, a través de servicios como YouTube.

"Esto implica que las personas empiezan a ver por la mañana, continúan al mediodía y terminan en sus casas, según el horario que más les acomoda", dice Moya. Cuando están fuera de casa, el 31% de los encuestados dijo usar el notebook, la tableta o el smartphone para ver televisión y videos, y que lo hace todas las semanas.

Pero aun cuando el televidente se siente frente al televisor a la antigua usanza, el acto en sí de ver la televisión abandonó el carácter pasivo que presentaba en el pasado. Otro de los hábitos que se asientan en los chilenos, según el estudio, es el uso del dispositivo móvil como una segunda pantalla mientras se mira algún programa de televisión. Sí, es cierto que hace rato muchos comentan lo que ven por las redes sociales, pero la cifra de estos "comentaristas" de Twitter y Facebook sólo llega al 46%.

En contraste, el 79% usa la segunda pantalla para algo no relacionado con el programa que ven, como revisar el email o navegar por la web. Aunque uno de cada tres encuestados dice que usa su smartphone o tableta para ver un segundo programa. En Chile también se nota un cambio generacional. Si bien desde el último estudio realizado en 2011 los menores de 24 años aparecían como los más "avezados" en estas nuevas formas de consumir televisión, en sólo dos años el segmento que más adopta esta conducta pasó a ser el de entre 35 y 54 años, aumentando en 10% en el uso de diversas tecnologías para ver la televisión.