Cuando el ex ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, llamó para ofrecerle el cargo de fiscal nacional económico, Felipe Irarrázabal no respondió de inmediato. Tampoco al día siguiente. Se demoró dos semanas en decidir.

Dejar el estudio Philippi, Yrarrázaval, Pulido y Bruner, fundado por su abuelo, consolidado por su padre y uno de los más grandes de la plaza, donde había desarrollado toda su carrera, no era fácil. Para asumir el cargo debía vender su participación sin una opción de recompra clara, debido a una regla interna que él mismo impuso en 2007: la prohibición de que los hijos de socios ingresen al bufete.

Este factor, sumado a todas las implicancias del trabajo en el sector público, hicieron dudar mucho a Irarrázabal antes de decir que sí, según cuentan sus cercanos.

El cargo no le era para nada desconocido, pues desde que comenzó a ejercer se dedicó a temas regulatorios y fue por años abogado de importantes empresas ante el Tribunal de la Libre Competencia. Entre los casos más relevantes que defendió se cuentan la denuncia de Philip Morris en contra de Chiletabacos el 2006 (por impedir la venta de productos de la competencia), la "guerra de los plasmas" del mismo año (cuando el Banco de Chile acusó a Falabella y a Paris de presionar a los proveedores para no participar en una promoción para clientes del banco) y la acusación de la fiscalía en contra de John Malone, controlador de VTR, el año 2008 (por no respetar las condiciones de su fusión con Metrópolis).

En total, el tribunal registra más de una decena de causas por denuncias y consultas por fusión, donde Irarrázabal figura como abogado de entidades como Cencosud, concesionaria Kaufmann, el Grupo Latino de Radios (grupo Prisa) y Energía Austral (consorcio de Endesa y Colbún para construir HidroAysén).

Irarrázabal era un reconocido litigante antes de asumir el cargo. Por esto, apenas llegó a la fiscalía -en abril de 2010- debió inhabilitarse en 10 casos, equivalentes al 8% de las 115 investigaciones o causas en curso que había en ese momento, lo que generó varios cuestionamientos por sus posibles conflictos de interés. El se defendió, diciendo que no era un conflicto de interés, sino de "roles", y que era necesario "encontrar el modo de poder lidiar con eso para que parte de la inteligencia del mundo privado se pueda traspasar al mundo público".

La semana pasada, Irarrázabal acusó a Agrosuper, Ariztía y Don Pollo (que concentran el 92% del mercado) de acordar y repartirse desde hace 10 años cuotas de producción en el mercado por medio de la Asociación de Productores Avícolas (APA). El episodio se ha transformado en un hito relevante para el gobierno, que ha respaldado la acción con una fuerte ofensiva comunicacional y política. El miércoles, el ministro de Economía, Pablo Longueira -que ha estado en permanente coordinación con La Moneda- anunció una comisión para mejorar las normas procompetencia.

Felipe Irarrázabal Philippi (45 años, casado, tres hijas) es hijo de Jaime Irarrázabal Covarrubias, destacado abogado económico, asesor del Estado en el TLC con Canadá y actual vicedecano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Su madre, María Cecilia Philippi, es hermana del empresario y ex dirigente gremial Bruno Philippi, y de la esposa del ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Cristián Larroulet. Irarrázabal está casado con la antropóloga Ana María Pavez Recart, hija de Horacio Pavez, uno de los socios mayoritarios de Sigdo Koppers.

Estudió en el colegio Saint George, de donde egresó en 1984. En el anuario de su generación, el fiscal es destacado por su cargo de presidente de curso y como un "cristiano decidido y democrático", lo que en el texto se atribuye a las influencias de su padre. El "pájaro" o "woodstock", como le decían sus compañeros, también destacó por su afición al teatro. "Era activo, participaba en la pastoral", recuerda Elizabeth Sabat, su profesora de filosofía.

Sebastián Irarrázaval, compañero de curso, cuenta que "la casa de Los Dominicos era muy entretenida con tíos escultores y curas de izquierda". De su personalidad, señala que "es menos serio de lo que se ve".

Tras dejar el colegio, Irarrázabal ingresó a estudiar Historia en la Universidad Católica, pero luego de un año optó por derecho en la Chile. Sin embargo, el gusto por la historia lo mantiene hasta hoy, pues entre sus lecturas personales siempre hay libros de esta materia.

De su paso por la universidad, profesores y compañeros lo recuerdan como un alumno casi exclusivamente dedicado al estudio.

En 1994, tras obtener su título, trabajó en el Ministerio de Educación como asesor en el programa Mece y del Consejo Superior de Educación. En 1996 obtuvo una beca Fulbright para realizar un magíster en la Universidad de Yale.

El año 1999 regresó a Chile y se integró al estudio de su padre, iniciando una reconocida carrera en temas de libre competencia. También es profesor de Derecho Económico en la Universidad de Chile.

Desde el punto de vista político, Irarrázabal es descrito como "un liberal de centro" entre quienes lo conocen bien. "Liberal en lo económico y valórico, pero de centro en lo político, donde entiende el rol regulador del Estado", explica un cercano.

Según las mismas fuentes, al momento de elegir un candidato no tiene problema en votar por personas de diferentes tendencias políticas, si el personaje lo convence.

Desde el punto de vista personal, su principal hobby es la fotografía en blanco y negro, lo que lo ha llevado a realizar viajes con el único fin de retratar. Así ocurrió a inicios de los 90, cuando visitó Nicaragua y Guatemala. Otra de las aficiones que lo caracterizan, según cuentan en su entorno, es la cocina. Sus amigos destacan las comidas que suele hacer en su casa de Tunquén y el gusto que tiene por probar siempre diferentes restaurantes en Santiago.

En lo musical le gusta de todo, destacándose su afición por Bob Dylan.

Abogados del sector regulador consultados por La Tercera lo describen como "un litigante preparado, detallista y muy bueno en sus alegatos", tal como lo describe Jaime Rosso, quien fue su contraparte en un caso de 2008. Con esta visión también coincide su antecesor en el cargo, Enrique Vergara.

"Es de los que se guarda las cartas, no muestra todo al tiro, siempre tiene estrategia. No da todas las peleas, sólo las que le interesan", explica un ex colega. La misma fuente asegura que en el plano humano, Irarrázabal es de fácil trato, pero inescrutable. Un dato que lo caracteriza es su permanente ironía y humor negro.

En el estudio Philippi explican que estudia los casos hasta los detalles más pequeños, tal como ocurrió cuando defendió a Kaufmann por una denuncia referida a las licitaciones de ambulancias. "Felipe pidió ir a la planta de la empresa para conocer los vehículos que eran el motivo de la contienda", señala un socio del bufete.

Apenas asumió en la fiscalía inició una reestructuración de ésta, creando una unidad anticartel y poniendo mucho énfasis en la gestión. El año 2007, Irarrázabal había reorganizado el estudio de su padre, definiendo estatutos e impulsando un recambio generacional, pues le gusta estar siempre cerca de las labores gerenciales.

En agosto del año pasado fue confirmado en el cargo por el sistema de Alta Dirección Pública hasta el 2014.

El 2010 presentó requerimientos contra la Cámara de Comercio de Santiago y algunas empresas de buses rurales, sin apostar a ningún caso de alto impacto. Esto le trajo algunas críticas entre sus pares, las que él rechazó. "No estoy de acuerdo en que el índice de libre competencia se mida a través del número de demandas", dijo a Qué Pasa.

Pero luego vino el traspié en la fusión de Lan con la aerolínea brasileña Tam, cuando el TDLC rechazó -en enero pasado- el acuerdo al que había llegado Irarrázabal con la firma chilena. El tribunal estimó que, antes de aprobar el negocio, había que consultar a todas las partes que pudiesen verse afectadas.

Este episodio es sin dudas el punto más complejo de su gestión. "El fiscal no leyó bien la realidad, se equivocó, el tema era demasiado grande para haberlo resuelto vía negociación, había que consultar, tal como el TDLC lo resolvió luego de una presentación de la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios (Conadecus)", señala un destacado profesional del sector.

Otro de sus cercanos indica que ahí se demostró su lado terco, pues incluso impugnó el accionar de Conadecus en el caso.

Para el presidente de la entidad, Hernán Calderón, "hay un antes y un después del caso LanTam. Antes teníamos dudas del proceder del fiscal, pero ese episodio lo despertó, lo remeció. Después vinieron las denuncias en contra de las embotelladoras, los buses y ahora los productores de pollos. Hoy tenemos una buena evaluación de su gestión".

En abril de 2011, justo al cumplir un año en el cargo, Irarrázabal presentó su primer gran caso al acusar a la embotelladora Andina y Coca-Cola Embonor por perjudicar e impedir la distribución de marcas alternativas de bebidas. Más tarde, en junio y en octubre, el fiscal presentó ante el TDLC dos requerimientos contra las empresas de transporte de pasajeros, entre ellas Pullman Bus y Turbus por acordar tarifas y frecuencias de ciertos servicios. Estas causas sumadas a la reciente denuncia en contra de los productores de pollos, marcan el sello que pretende dar a su gestión: casos de consumo masivo, de venta directa y en mercados de alto impacto. "Por limitaciones de recursos, la FNE está focalizándose en casos de alto impacto. Esos casos debieran producir externalidades positivas en industrias similares. La FNE necesita subir el precio implícito que involucra las transgresiones a la libre competencia", dice Irarrázabal.

En el gobierno, el fiscal posee redes en diversos sectores. Conoce muy bien a Felipe Bulnes, pues se desempeñaban en la misma área y es muy cercano a su jefe de gabinete. En La Moneda está su tío político en la Segpres y con el ministro Lawrence Golborne posee una antigua relación, desde la época en que defendía a Cencosud. Más allá del Ejecutivo, Irarrázabal es cercano al contralor Ramiro Mendoza, pues litigaban juntos en el estudio Philippi.

Sus cercanos apuestan a que el caso Pollos será un punto de inflexión en su rol de fiscal y que es -hasta ahora- su jugada más ambiciosa. Aquí, cualquier error podría costarle caro. "Me preocupa que con el ejercicio legítimo de las funciones de la fiscalía, se arme una escandalera de proporciones que termine afectando la imagen del empresariado", dice el presidente de la Cámara de Comercio, Carlos Jorqueira.

Entre quienes lo conocen indican que "si se lanzó contra APA es porque está seguro y debe tener muchas pruebas guardadas para el momento del juicio".