1986. Las instituciones del thrash metal funcionan y lanzan sus mejores cartas: Metallica con Master of puppets, Pleasure to kill es la mano de Kreator, Megadeth juega Peace sells... But who's buying. Pero el as de la temporada, la obra más desafiante, fue Reign in blood, tercer título de Slayer, banda californiana que en Chile siempre despertó un atractivo extra por contar con el viñamarino Tom Araya en voz y bajo. Ante la pregunta cuándo escuchaste por última vez los escasos 28 minutos y 58 segundos del álbum, Patricio Jara (Antofagasta 1974) ríe. "Ayer".
1987. El futuro escritor que hoy suma seis novelas y cuatro libros sobre la historia del thrash en Chile, es un estudiante de enseñanza básica. Cada domingo, al igual que miles de chicos de su edad, aguarda pacientemente que el programa de videos Magnetoscopio musical intercale en su parrilla de pop rock, clips de Iron Maiden o Judas Priest. Cuando Reign in blood llega a sus oídos ese año con su cruce de guitarras suicidas e historias de horror gritoneadas por Araya, Jara siente como si quitaran violentamente la aguja de un vinilo en rotación. "Te decía que había otra forma de tocar el metal. Y para un pendejo esa era una experiencia definitiva".
2016. Reign in blood cumple 30 años y Slayer ya no es la banda que solía ser. El guitarrista Jeff Hanneman, compositor de algunos de los títulos más controvertidos del álbum como Angel of death, sobre la figura del brutal médico nazi Josef Mengele, murió en 2013. Dave Lombardo, el genial baterista que hizo escuela con su ritmo de metralla, se ha marchado dos veces. El primer impulso de Jara es entrevistar al grupo, pero los restantes miembros Tom Araya y el guitarrista Kerry King, no muestran interés. Entonces el escritor decide hacer su propia lectura del álbum con una condición: solo material impreso y reporteo a la antigua, nada de web. "Me interesaba rescatar la forma en que fue escuchado y leído entonces", dice, decisión que funciona como guiño y tributo a la cultura informativa de la revista escrita a máquina y fotocopiada, propia del thrash metal de ese tiempo.
¿Qué hace tan particular a Reign in blood?
La declaración de principios de hasta dónde podía llegar el metal en cuanto a sonido y crudeza. Reign in blood te acerca a la música a niveles físicos. Hay una nitidez sumada a una composición que de por si es pesada, aunque se hubiera tocado con guitarra de palo.
Tensión y violencia
El periodista y figura radial Carlos Costas escribe un texto a manera de prólogo titulado "Música para gente enojada". Allí instala la idea de que Slayer era la banda de una vasta minoría en el Chile de la dictadura. "Un país donde se respiraba violencia. Un país en tensión permanente". Luego, el libro se despliega homenajeando la tradición de los casets y vinilos. "Lado A" indaga en cuatro capítulos detalles de la grabación a cargo del ahora legendario productor Rick Rubin, testimonios locales sobre el impacto que provocó en los aficionados, entrevistas de la época a los miembros del grupo, análisis estilístico y de las letras, estadísticas -la palabra "death" aparece 19 veces en el álbum-, y un repaso sobre las características de la portada. "Lado B" cede la palabra a una decena de músicos nacionales. Cada uno coge una de las diez piezas del disco, reflexionando sobre su composición y alcances.
¿Sientes que parte de tu trabajo literario tiene la misión de reivindicar la cultura del heavy metal?
Me siento súper afortunado de que me dejen publicar este libro. Sigo escribiendo de lo que me sale, de lo que me nace. Cuando escribo de música, y de esta música, siento que hablo de algo muy importante, y con la esperanza de que una persona afuera también considere que un libro sobre metal lo es, le guste o no el contenido y su escritura. No me planteo ni me instalo desde la anormalidad. Lo menos que puedo hacer es un trabajo serio, documentado, porque en el mundo del metal siempre hay alguien que sabe más que tú. Y te lo dicen en la cara. Está la idea de constante competencia, y es lo que lo ha mantenido vivo por tanto tiempo.
¿Qué crees que finalmente distingue al fanático del metal?
(pausa) Hay un tema con la energía. El metal te ayuda a soportar hartas cosas. Así como en algunos casos te puede llevar a hacer locuras, también es una manera de cargar las pilas. Para mí ha sido eso. Sé que no es una visión bonita de la vida porque evidentemente no lo es. Pero en los momentos que flaqueas, un par de temas de Slayer nunca vienen mal.