Exequiel huyó del pueblo. Borsa, en Rumania, no era seguro para un chico judío. Los nazis habían incendiado las casas de sus amigos. Escapó a Rusia, pero allá fue tomado prisionero. Lo enviaron a Barcuta, en Siberia, con 50 grados bajo cero. Al final de la guerra volvió a Rumania. Pero no encontró a su familia: todos habían sido ejecutados. "¿Dónde estuvo el mundo cuando pasó una tragedia tan grande?", se pregunta hoy.
Exequiel es uno de los sobrevivientes del Holocausto que se refugiaron en Chile. Su historia es recogida en Voces de la Shoá, proyecto encabezado por la artista visual Alejandra Morales Stekel y la periodista Karen Codner, directoras de la Fundación Memoria Viva. Con él buscan rescatar, preservar y difundir el testimonio de quienes sobrevivieron.
Con el apoyo y la asesoría del Museo del Holocausto de Washington, el proyecto comenzó hace dos años, a imitación del trabajo que hizo Steven Spielberg en 1996. El director de La lista de Schindler recopiló más de 50 mil testimonios de sobrevivientes y creó la Shoah Foundation.
"La mayoría de los inmigrantes llegó entre el año 38 y 39. Pero no existía ninguna lista oficial. Según cálculos del Museo del Holocausto de Washington, a Chile llegaron unas 10 mil personas", cuenta Alejandra Morales. A través de la comunidad judía y sus organizaciones, lograron hacer un catastro y ubicaron a 250 sobrevivientes. A la fecha han grabado 80 testimonios. Son entrevistas de dos horas en video digital, las que serán difundidas en su página web (www.vocesdelashoa.cl) y conservadas por el Museo del Holocausto. Hoy la Cancillería conmemora el Día Internacional de las Víctimas del Holocausto. Algunos sobrevivientes estarán allí. La mayoría de los que se refugiaron en el país venía de Alemania, Austria, Hungría, Chescolovaquia y Polonia. Como los abuelos de Alejandra Morales, que arribaron a fines de los 30. Los padres de ellos iban a seguirlos. Pero no alcanzaron a salir: murieron en una ejecución pública.