HACE unos días acompañé a un gran amigo, el chef Mario Rojas (Culinary), a pasar un fin de semana recorriendo el Litoral Central. La idea era visitar esta hermosa zona, pero esta vez conociendo diversos secretos gastronómicos y "picadas" imperdibles de la ruta.
Salimos de Viña del Mar en dirección a Algarrobo, aprovechando de disfrutar en el camino, del valle de Casablanca, con sus modernas viñas y observando cómo el turismo del vino ya es una realidad en la región.
Ya en el balneario de Algarrobo nos dirigimos al centro. Vamos en busca de una fuente de soda muy típica que se encuentra dentro de la oferta gastronómica de la avenida Alessandri. Se llama "El Hoyo", nombre dado por el lugar físico en que se encuentra.
A más de 50 años de su apertura, destaca por sus platos de comida rápida -el fast food criollo- y también su menú de ocasión. Recomiendo probar aquí el barros luco y sus empanadas fritas de queso.
Siguiendo por avenida Alessandri hacia San Alfonso del Mar -conocido como camino a Mirasol- podemos encontrar un clásico: "Los Patitos", es de esos restaurantes en extinción donde aún sus garzones usan la casi olvidada chaqueta blanca y humita negra. Acá encontramos gran variedad de pescados y mariscos, y no pudimos partir sin probar el congrio frito con papas mayo, un imperdible según mi experto guía. No les va a decepcionar por la relación precio-calidad, ya que los platos son muy abundantes y sabrosos. Su precio por persona bordea los $ 12.000.
Luego de esta primera parada, continuamos por el Litoral Central en dirección a San Antonio. Nuestro destino era el restaurante "Puesta de Sol", ubicado en playa Las Cruces. Probamos unas exquisitas machas a la parmesana y compartimos una bien preparada empanada de mariscos. La ubicación de este local, sobre las rocas, brinda una espectacular vista del Océano Pacífico, ideal para observar la inmensidad de nuestra costa.
Ya en la tarde nos desviamos un poco al interior de nuestro recorrido y, a unos 10 minutos de San Sebastián, o por el camino interior que va a San Antonio, llegamos a Lo Abarca, sector muy conocido por el cultivo de sus lechugas, la producción de vinos premium y la elaboración de productos apícolas. Nuestro destino esta vez es el restaurante "El Sauce", cuya especialidad es el chancho a la chilena, con las recetas de tradición familiar y con ese sabor inconfundible a fogón de espino. El sector es muy cálido por su entorno, además de su antigua construcción. En el verano podemos ver hasta patos nadar en un río colindante. ¿Un dato? Se pueden hacer pedidos con antelación, o incluso venir a tomar onces bien chilenas. Para empezar, un arrollado de la casa recién salido de su cocción con pan amasado y cebolla en escabeche; para acompañar, un tinto del valle de Lo Abarca. Pero lo mejor estaba por venir, la especialidad de la casa: costillar de chancho a la chilena recién salido de las brasas de espino. Suculento, se puede pedir con o sin hueso, pero de todas formas es enorme y alcanza fácilmente para dos, un patache tradicional. No podíamos terminar sin una leche asada y enguindado o apiado de bajativo.
A la hora de irnos, en el estacionamiento encontramos un horno de barro humeando, en el que se prepara pan amasado para los que quieran comprar.
Día 2
Nuestro segundo día comenzó en San Antonio. Nos dirigimos al sector de Barrancas. Llegamos a los pocos minutos al restaurante "Juanita", tradicional del puerto por sus suculentos platos de pescados y mariscos. Comenzamos con machas a la parmesana y un jardín de mariscos. De fondo, pasteles de jaiba y loco, y una merluza frita con agregado. Con un precio promedio de consumo por persona de $ 10.000, la recomendación es venir con hambre para deleitarse con estas preparaciones que fácilmente son para dos por su tamaño. También tienen medias porciones.
Terminamos nuestro recorrido alejándonos al sur, en la salida que conecta Llolleo y Santo Domingo con la Ruta 78 encontramos la localidad de Lo Gallardo. Ibamos a conocer el último lugar de la ruta "Doña Lidia", típico de la zona por sus hornos de barro donde se vende pan amasado, empanadas de pino de campo, huevos y unas sopaipillas XL.
No fuimos capaces de comer después de tanto probar y degustar las exquisiteces de la zona. Eso sí, no perdimos la oprtunidad de llevar algunos productos para nuestra casa.
*Jefe carrera Administración de Empresas Hoteleras. IP Culinary Viña del Mar.