No es UDI, ni cercano a partido alguno, pese a sus vínculos familiares (hijo de ex canciller del régimen militar y hermano de ex diputada gremialista). Tampoco es legionario de Cristo, pese a la vinculación con ese movimiento católico que tiene la Universidad Finis Terrae, que lidera como rector desde octubre de 2009. El abogado Nicolás Cubillos encabeza hoy los más fuertes cuestionamientos desde las universidades privadas al manejo del ministro Joaquín Lavín, al consejo de rectores y a varias de las medidas propuestas por el gobierno para reformar la educación superior.

Parte por aclarar que la UFT es una fundación sin fines de lucro, con todos los bienes inmuebles y muebles a su nombre, sin pago de arriendos y que reinvierte todos los excedentes que genera, "lo que está en espíritu original de las universidades sin fines de lucro", añade.

¿Qué entiende por lucro? A esta altura se habla de él para referirse a repartición de utilidades y hasta pagos por estudios.

Es todo el excedente que se genere.

El punto es se reinvierte o se va a los bolsillos de los dueños…

Exactamente.

¿Hay universidades que reinvierten y otras que reparten esos excedentes?

Se usa la figura de que la propietaria de los inmuebles que ocupa la universidad, que es una fundación o corporación sin fines de lucro, les arrienda a éstas y así recuperan parte de su inversión o hacen retiros.

¿Le parece bien que eso pase?

Veo una cierta hipocresía en todo esto. Hay una responsabilidad compartida entre el Estado y los particulares. El Legislativo hace las leyes y se establece esta ley que dice que las universidades deben ser sin fines de lucro, pero el sistema legal permite que pueda existir ese contrato con la inmobiliaria, que es una forma de que no todos los excedentes vuelvan a la universidad. Se parece al eufemismo de la "optimización tributaria": hay una ley y todos sabemos que hay personas que pagan más o menos impuestos dependiendo de la asesoría legal que tengan.

O sea, ¿la ley es vaga?

Exactamente. Yo entiendo que no hay espacio para decir que es ilegal. Otra cosa es que alguien puede considerarlo inmoral.

¿Usted lo considera inmoral?

No. Es una oportunidad que existe en el sistema, y hay quienes lo han aprovechado. Yo no lo haría. Pero, claro, con esta discusión va a haber que regularla.

¿Cuál es el límite que, según usted, debiera tener la regulación del lucro?

Parto de que es absolutamente legítimo el lucro en la educación, por eso distingo la situación que tenemos nosotros que somos una fundación. Pero es algo que debe sincerarse: que exista la posibilidad de que haya instituciones con fines de lucro.

Este tema cobró fuerza por la situación del ministro Joaquín Lavín, y su participación en la Universidad del Desarrollo. El dice que recuperó la inversión y que hoy está desvinculado. Pero no sabemos cuánto puso ni cuánto ganó.

-Nadie discute que el ministro está totalmente desvinculado de la UDD. El tema es la forma cómo lo hizo por la existencia de esta figura de la sociedad inmobiliaria, que sí opera en ese caso, y cómo ha enfrentado los cuestionamientos. En el lenguaje actual se entiende que lucró y vulneró la ley, ese es el enredo en el que está. ¿Cómo ahora exige que se respete la letra y el espíritu de la ley?

¿Eso le resta legitimidad?

Yo no sería tan exagerado como para decir legitimidad. Pero sí lo hace un ministro mucho más débil.

¿La situación de la UDD debilita la posición de Lavín como ministro?

Claro, porque seguramente se va a regular la situación actual y le pueden decir 'ya, pero ahora tú me estás regulando a mí'…

En algo que tú ya hiciste…

En algo que tú ya hiciste. Por eso es compleja además la discusión sobre un posible efecto retroactivo.

Pero ahí sí que sería falta de legitimidad.

-Bueno, claro, ya en esa instancia Lavín se tendría que inhabilitar.

¿No tendría que irse? ¿De qué sirve un ministro inhabilitado?

Pero es una iniciativa legal del gobierno que se discute en el Congreso y son los legisladores y no el ministro el que participa. Por eso digo que es más una debilidad o un cuestionamiento a cómo va a venir la iniciativa.

¿Es conveniente para el gobierno tener un ministro con una posición debilitada a la cabeza de una reforma?

Es justamente mi crítica. Me preocupa, porque es un tema país y porque también me preocupa la situación de las universidades privadas: yo creo que la única forma de seguir creciendo es con un desarrollo mayoritario de las privadas. Y si entonces tenemos un ministro que va a estar permanentemente cuestionado por esta situación, no está bien representada la universidad privada en la discusión. El ministro Lavín está debilitado para defender algo en lo que no ha sido claro: no ha dicho que está orgulloso de lo que hizo y que no hay nada ilegal.

O sea, ¿el pasado universitario de Lavín le resta ecuanimidad en su rol de ministro a cargo de la reforma?

Claro. Está muy bien el concepto. Porque lo que está ocurriendo ahora en la discusión parlamentaria, es esta distinción de universidades como la nuestra, sin fines de lucro, y estas otras donde estaría la Universidad del Desarrollo. Entonces, no por regular a esas universidades, quiero que se perjudique lo que nosotros hemos estado haciendo. Yo no quiero que se cambie la ley para mi realidad. Pero Joaquín Lavín se ve obligado a promocionar el cambio.

¿Debiera renunciar Lavín entonces?

Ese tipo de decisiones son del Presidente. Yo lo único que estoy manifestando es que un ministro con ese pasado va muy debilitado, pone en desventaja los intereses de las universidades privadas, va con un pie cojo a la discusión.

¿En qué posición queda el ministro Cristián Larroulet, fundador también de la UDD? El no vendió, sino que traspasó a un fideicomiso su participación.

Son distintos los roles, porque el ministro de Educación lidera la reforma con el tema del lucro presente, en cambio Larroulet no encabeza la discusión.

Pero se va a tener que involucrar en algún momento. ¿No haber vendido lo inhabilita?

No veo motivos para que lo haga, pero depende de él.

Cree que esa posición debilitada es la que ha llevado a Lavín a no presidir el Consejo de Rectores (Cruch)?

Por ley le corresponde hacerlo.

En el pasado otros ministros tampoco presidieron…

El precedente no justifica. Si el gobierno tenía planificado que este iba a ser el año de la reforma a la educación superior, lógicamente el Cruch iba a tener un rol fundamental. Dejarle eso entregado al rector de la Universidad de Chile, que sólo puede subrogar al ministro en caso de ausencia o impedimento, me parece una debilidad muy grande. El único que podía tener alguna sensibilidad con el mundo de la universidad privada, era Lavín.

¿El Cruch está obsoleto?

Quedó anacrónico. O incorporas a todas las universidades o dejas libertad absoluta para organizarte como quieras. Es una decisión de política pública. En el esquema original era el ministro con todas, pero ahora quedaron las privadas fuera de este sistema, porque la ley dice que sólo 25 universidades desde 1981. 16 estatales y 9 privadas. Ninguna de las privadas nuevas puede entrar. El Cruch no es sólo juntarse a tomar café, sabemos perfectamente la cantidad de beneficios que significa pertenecer a él: el Fondo Solidario, el Aporte Fiscal Directo. Esta debería ser la reforma más importante del paquete y no está. Esa es una crítica y se la hice saber al Presidente.

¿Cómo solucionar el alto precio de los aranceles? Hay un estudio de Patricio Meller, que muestra que el precio relativo en Chile es de los más altos del planeta.

El aporte del Estado en relación al PIB efectivamente en Chile es muy bajo y en eso estoy en línea con que el Estado debiera aportar mucho más a la educación. La familia chilena está haciendo un esfuerzo mucho mayor que otros. Ahora, la ventaja que tiene, poniéndolo un poco en frío, es que ya la familia chilena se acostumbró a pagar una parte importante de su ingreso en educación superior y yo creo que ahora el Estado debiera bajar eso, no sé en cuánto, pero hacerlo más compartido para aliviar a la gente. El punto es a quién le entrega ese aporte el Estado. Yo creo que su rol es garantizar que haya distintas opciones de universidad y que las personas puedan elegir la que consideran mejor, sin impedimentos económicos.

¿Qué opina de fijar aranceles?

Este es un mercado regulado, no es cualquier mercado abierto a la libre competencia.

Poco regulado, se critica hoy en día.

Falta definir cuál es el marco regulatorio, para dónde vamos en materia de educación superior. Vamos a estar todos de acuerdo en que se puede obtener más financiamiento, pero cómo vamos a encauzar el crecimiento del sistema no ha estado en la discusión. A algunos les puede molestar que sigamos soportando el crecimiento vía universidades privadas, lo que a las estatales quizás no les gusta. Pero esa es una decisión de país, el gobierno debe decir si queremos seguir creciendo de esta forma. Hoy las estatales están corriendo con restricciones que tal vez esta reforma ayude a liberar, y los privados asumiendo una gran masa de crecimiento, con gente dispuesta a pagar, pero tú -como universidad- no sabes si se están endeudando para hacerlo. Las distinciones entre el Fondo Solidario y el Crédito con Aval del Estado no se justifican, limita la libertad de elegir, y de ahí vienen todas mis críticas al Cruch y al que ningún gobierno le haya puesto la proa.

¿Cuáles son las medidas que usted cree que podrían emparejar la cancha, en términos de acceso y oportunidades?

El monto del fondo propuesto por el gobierno ya es un aporte. Los mecanismos para usar bien esos recursos generan diferencias: yo insisto en que debieran ir al estudiante, para que tenga libertad de elegir. Creo que el Aporte Fiscal Directo y el Indirecto basados en la PSU debieran estar viviendo sus últimos minutos, porque generan mayor inequidad, y el AFD también es como una caja negra: ¿les está llegando a las universidades que cumplen mejor la función social? Hoy las universidades privadas acogen a mucha gente vulnerable y cumplen una función social también, no hay mayores diferencias con las públicas.

¿El lucro no es una de esas diferencias?

Uno también podría decir que el rector de la Chile, Víctor Pérez, está lucrando con los impuestos de todos nosotros. No se habla de lucro en una universidad estatal, porque son aportes del Estado, pero también generan contratos y ahí es donde se ha empezado a enredar la discusión. De ahí el llamado del padre Fernando Montes a transparentar todo.

¿Qué le parece que sea el Presidente el que ahora esté liderando las reformas? ¿Tiene que ver con la debilidad que le asigna usted a Lavín?

Yo prefiero creer que es la importancia que la educación tiene para el gobierno. Eso lo veo como una señal muy potente del Presidente. Pero habiendo dicho eso, no puedo desconocer que aquí ha habido una estrategia errada en cómo ha llevado adelante la discusión. Ya en un momento se vio sobrepasado el ministro de Educación por la realidad. Pudieron evitarse muchos malos ratos siendo presidente del Cruch. Además, se han creado expectativas. Estoy de acuerdo en la parte recursos, pero en desacuerdo en toda la parte institucional: crear una subsecretaría y una superintendencia, teniendo ya una División de Educación Superior. Más que crear instituciones, quizás hay que eliminar. Eso no me calza con este gobierno del que uno hubiera esperado menos Estado y más competencia. Además, es muy poco motivante para el sector que eligió a este gobierno, apoyar proyectos de más Estado. Es mucho más atractivo terminar con el Cruch, con los carteles, favorecer la libre competencia y la igualdad de oportunidades. Al final, en estas cosas sin motivación no logras los cambios.