La interminable historia de la crisis griega dio ayer dos giros dramáticos. Primero, con la decisión del primer ministro, Alexis Tsipras, de aceptar prácticamente todas las condiciones de la oferta que la semana pasada hizo la Unión Europea, pero que había rechazado de manera categórica. Y luego con su llamado a seguir adelante con el referéndum, previsto para el domingo, donde pidió a los griegos votar que "No".
La decisión de Tsipras de aceptar la oferta -comunicada al Eurogrupo a través de una carta- tuvo lugar horas después de que la falta de acuerdo con la Unión Europea (UE) le impidiera recibir el último tramo de ayuda del rescate económico que le brindó el organismo y llevara a Grecia a caer en default. El país no pagó antes de la medianoche del martes, 1.600 millones de euros que le debía al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Sin embargo, en su declaración por televisión -poco después- Tsipras defendió el referéndum del 5 de julio y pidió al pueblo griego rechazar la propuesta de la UE, ya que según él, "hay que defender un futuro no hipotecado para nuestros hijos". Así, Tsipras reforzó su convocatoria a la consulta, en la que el gobierno preguntará a sus ciudadanos si están a favor o en contra de la última oferta puesta sobre la mesa por los acreedores.
En su mensaje, eso sí, aclaró que no se estaba planteando la salida del euro, ya que el gobierno heleno tiene la "firme intención" de llegar a un acuerdo con los socios europeos. "El referéndum del domingo no es sobre la permanencia de Grecia en la euro zona. Esa está dada. Se trata de aceptar o no la propuesta de los acreedores", aseguró el primer ministro.
En esta misma línea, una enorme pancarta en la que se pide a los votantes rechazar un acuerdo de rescate se desplegó ayer en a fachada del edificio del Departamento de Finanzas, en la plaza principal de Atenas. De varios metros, en la pancarta se podía leer "No al chantaje y la austeridad".
Los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro mantuvieron una conferencia telefónica luego del anuncio de Tsipras, en la que decidieron esperar el resultado del referéndum antes de seguir negociando con el gobierno de Atenas. La misma postura que la canciller alemana, Angela Merkel, había tomado anteriormente. Merkel aseguró que no se revisarían las nuevas concesiones hasta finalizada la consulta.
En la carta enviada a Brusleas, el premier griego aseguró que había aceptado las condiciones impuestas por los acreedores, pero agregó otras demandas, explicó El País. Tsipras detalló las propuestas, precisando que el IVA debe seguir en un 13% para los hoteles, y no en un 23%, como querían los acreedores. También exigió fijar un descuento especial del 30% en el IVA de las islas griegas. Además pidió una mínima demora sobre el aumento en la edad de jubilación, es decir, comenzar a prolongarla en octubre y no ahora, para alcanzar los 67 años en 2022 y ampliar los plazos para eliminar el complemento que se otorga a las pensiones más bajas.
Más problemática resultó su oferta de reducir el gasto militar en 200 millones de euros en 2016 y 400 millones de euros más en 2017.
"Como notarán, nuestras enmiendas son concretas y respetan a cabalidad la solidez y credibilidad del diseño del programa general", escribió Tsipras.
Tercer día de corralito
Grecia vivió ayer su tercer día de corralito. El retiro de dinero estuvo limitado a 60 euros diarios, lo que generó inconvenientes para algunos griegos que en estas fechas deben pagar arriendos y cuentas. Las oficinas bancarias abrieron ayer para facilitar el cobro de las pensiones. Los jubilados sólo pudieron retirar 120 euros, lo que provocó largas filas frente a las sucursales antes de su apertura. Los pensionados se han visto afectados por las restricciones bancarias, ya que muchos no tienen tarjetas de crédito.