El 5 de octubre de 1991, 50 metros al norte de la estación San Pablo, un artefacto detonó en el último asiento del carro, junto a la cabina del operador. Este, según archivos periodísticos de La Tercera, representaba el cuarto atentado explosivo contra Metro en la misma estación. Años antes, en 1982, un carro terminó destruido por una causa similar.

Existen registros de, al menos, otros ocho casos en los que el tren subterráneo fue blanco de ataques.

Uno de estos se registró el 26 de marzo de 1984, cuando tres bombazos, en la madrugada, dejaron paralizado al ferrocarril urbano. El primero estalló entre las estaciones Baquedano y Salvador, Línea 1. El segundo ocurrió en la estación Franklin, de la Línea 2. Y el tercero, en la subestación del Parque O'Higgins.

Un mes después, el 29 de abril de 1984, una bomba, colocada en la vía del Metro, cerca de la estación Pajaritos (ver imagen), dejó alrededor de 30 heridos, seis de ellos de gravedad. Este hecho coincidió con una cadena de atentados en la capital que, en aquella oportunidad, se adjudicó el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR).

Otro hecho ocurrió el 10 de diciembre de 1985, cuando un grupo armado llegó a la estación Ciudad del Niño y detonó una bomba detrás de un tren, ocasionando daños a la vía y al convoy (ver imagen). En la ocasión, el director del Metro, Ludolf Laussen, informó que no hubo heridos.

El 5 de septiembre de 1986, dos conductores resultaron heridos tras el estallido de un artefacto en la estación San Pablo. La bomba se instaló bajo unos asientos, similar a lo ocurrido el pasado lunes.

Estos atentados se suman a dos más, ocurridos en la estación Tobalaba (1986) y en la misma estación San Pablo (1989).

Consultado respecto de estos hechos, Metro declinó referirse al tema y entregar mayores antecedentes.