La habitación de Arturo Prat en la corbeta Esmeralda era un modesto camarote de dos por tres metros, donde sólo cabían una litera y una mesita de noche. Pasando la puerta, la llamada zona de cámara del comandante, con una mesa para seis y un escritorio, le servía para reunirse con sus oficiales y tomar sus decisiones. En el lado opuesto, los 192 tripulantes se entrenaban, comían y dormían en hamacas. Así de auténtico se puede apreciar en la reproducción a escala real de la Esmeralda fondeada en puerto que se construye hace un año en el Paseo Lynch, en el barrio norte de Iquique.
Una obra inspirada en la histórica nave, que revive el mito del más importante combate naval de Chile y que, según sus impulsores, será visitado por 400 personas diarias -unas 10 mil al mes- a partir de su inauguración, planificada para el 20 de mayo.
La corbeta, con 78 metros de eslora (largo), 37 de alto y 12 de manga (ancho), ya está prácticamente terminada, con un 98% de los trabajos civiles concluidos y con las piezas museológicas en instalación. El viernes de la próxima semana será abierta por el Presidente Sebastián Piñera, en una ceremonia donde habrá cañonazos y todos los buques celebrarán tocando sus sirenas en la bahía de Iquique.
Los preparativos son intensos de parte de la minera Collahuasi, que financia la obra, y que junto a la Corporación del Patrimonio Marítimo de Chile trabajó durante tres años en la elaboración del proyecto, con una inversión de US$ 6,5 millones.
Visitas
En un recorrido por el barco -que tendrá visitas guiadas divididas en 13 momentos, desde la cubierta de habitabilidad (primer nivel) hasta la cubierta de cañones- se pueden apreciar habitaciones y lugares comunes, que tenían tanto oficiales como tripulantes el día antes del Combate Naval de Iquique.
Allí se incorporarán elementos y muebles que buscarán reproducir los de la época. Cañones, cuerdas, anclas y velas enrolladas serán parte del paisaje que se podrá comenzar a visitar muy pronto y que tendrá como eje central la vida en el barco. "Eso sí, no será una réplica", explica Andrés Contador, director del Museo Corbeta Esmeralda. "Pero sí recreará todas los lugares y la vida cotidiana de la época", agrega Contador. Ello, porque los planos originales no existen, lo que descarta el concepto de réplica, pero sí asegura lo más próximo a la nave original.
El casco es de madera de coihue y revestido en cobre, como era el original. Tiene siete embarcaciones a su alrededor y se asemejará a la Esmeralda fondeada en puerto, pero esta vez sobre un espejo de agua, donde el ancla de babor está varada desde la zona denominada castillo.
También se reprodujo el área de la toldilla en la popa del barco, donde Prat realizó su histórica arenga.
En la inauguración, Collahuasi firmará un convenio para mantener un aporte que sostenga la obra y que anualmente costará unos $ 200 millones. "No sacamos nada con construirlo si después lo dejamos deteriorar o irse", explica el gerente de proyectos de Collahuasi, Edwin Trench.