Señor director:

Disfrutar de la vida al aire libre, pasear o practicar deportes en un entorno natural y limpio, entre cerros y tan cerca de la ciudad, es un privilegio por donde se mire. Cuando una persona deja desechos, una botella, un grafiti en las rocas o un símbolo religioso, va más allá de su libertad y transgrede la del resto.

Es un asunto de respeto. Mantengamos los cerros con mínima intervención humana. Cuidémoslos, son de todos y no de unos pocos.

Pablo Cárdenas