"Alrededor de las 23.00 me acosté en mi litera, que está justo en la entrada al cuarto norte. Yo esperaba visita al día siguiente, por lo que me acosté temprano. Durante la noche sentí ruidos de pelea en el cuarto sur. Ese día me acosté sabiendo que iban a pelear. Los días previos había roces entre los sujetos. Al levantarme observé que el 'María de los perros' le pegó a un viejo que no sé cómo se llama".
César R.
"Ese día yo me encontraba despierto y empecé a sentir bulla como a las 3.00. Sentí ruidos, porque en el ala sur empezaron a gritarse cosas, por un lado, el grupo del 'Aguja', el 'Chocolo' y todos del colectivo y que son la (población) José María Caro, contra los de la pieza chica, entre ellos el 'María de los perros'. Eran insultos varios y no le presté atención".
Henry A.
"Empezaron las discusiones, palabrotas en el exterior de nuestra carpa, no sé por qué alegaban. Hasta que siento un golpe fuerte en la reja de acceso, sentí que era como un balón de gas (...). Yo no salía por miedo, estaba muy oscuro y me podía llegar un puntazo".
Juan C. R.
"Había una pelea entre dos grupos (...). Me dicen que yo no tenía nada que ver y que me fuera de ahí. En eso, Juan Escanilla Leiva toma un balón de gas de 15 kilos, de los salmones, y lo prende como un lanzallamas hacia la pieza chica y prendieron un colchón y lo lanzan para la pieza. Todo estaba oscuro, pero yo los reconocía por las voces. No sé qué pasó, pero el fuego se escapó, nadie apagó el balón".
Patricio B.
"El balón de gas lo ocupaba 'el Aguja' y otro que andaba encapuchado y que usaba un polerón blanco, no sé quién era. Entre ellos se intercambiaban el balón, tirando fuego a la entrada de la pieza chica. Los otros andaban con lanzas y estoques".
Henry C.
"Entré a la pieza chica y me puse a orar a Dios. Mis otros hermanos algunos oraban al igual que yo y otros gritaban que nos vinieran a a ayudar. Me saqué la polera y me tapé la cara para no respirar el humo y desde el suelo trataba de respirar".
David F.
"Una vez que salió el humo le avisamos a un gendarme que estaba en la marquesina, en la esquina norte, que abriera la puerta, porque había un incendio y nos estábamos quemando, pero el gendarme se rió y luego nos gritó 'muéranse perros".
Israel G.
"La entrada del cuarto ya estaba totalmente con llamas. Todos le gritábamos (al gendarme) por las ventanas que nos viniera a ayudar. También escuché que le gritaban los que se estaban quemando y el gendarme decía 'muéranse perros cu...".
Alejandro C.
"Los centinelas tienen muy mala voluntad, cuando llamamos nos insultan. A veces están bebiendo o hablando por teléfono y otras veces no están, porque se reúnen todos en una caseta".
Fabián J.
"Los gendarmes nos hacían burla y gestos con las manos de que nos fuéramos a la cresta. Primero llegó el humo, después el calor por el techo. Yo escuchaba los gritos que pedían auxilio, que se estaban quemando".
Alejandro H.
"Nosotros también pedíamos auxilio. Les gritábamos por las ventanas diciéndoles: 'Cabo, abra las puertas porque nos estamos quemando', y ellos contestaban: 'Que se mueran nomás'".
Sergio H.
"El fuego se extendió hacia atrás. Empezó a salir harto humo y veía cómo los cabros o locos del cuarto sur pedían auxilio, que abrieran las puertas y observé cómo los sujetos se quemaban vivos, estaban llenos de fuego y empezaron a desfigurarse. Ellos chocaban contra la reja y caían al suelo".
César R.
"Como a las cuatro pude ver que el fuego había agarrado la pieza chica, y de ahí salían los jóvenes quemándose vivos. Gritaban. Vi que uno salió de la pieza chica ardiendo en fuego y chocó contra otro que venía del baño, asfixiado. Ahí saltaron pedazos de carne quemando los biombos o sábanas, y empezaron a arder y a quemarse todo el colectivo, además de que el balón estaba prendido".
Alejandro H.
"Yo vi cómo se salvaron los cinco internos del colectivo sur gracias a la acción de este gendarme, que solo logró abrir el candado de abajo y los cinco salieron por un espacio de 30 ó 40 centímetros. Después llegó un bombero y nos comenzó a tirar agua, pero esa agua caía más caliente y nos quemaba. Esa fue la primera acción de ayuda para el colectivo norte. Yo me quedé en el suelo hasta que abrieron la puerta, fue un funcionario, creo que Muñoz, que cortó los candados con un napoleón, pero no lo vi claramente por el humo".
Eduardo B.
"Después que salieron los cinco del lado sur llegaron los bomberos. Ya eran como las cinco y media. Como a las seis y media llegó un gendarme, fue el primero en tratar de abrir nuestra reja. Volvió envuelto en una frazada mojada y nos pedía que lo mojáramos. El abrió todos los candados. El nos sacó y nos libró de la muerte".
Sergio H.
"Yo pensé que todos mis compañeros se habían salvado, pero luego supe que varios quedaron ahí, tirados y murieron de asfixia".
Roberto B.