Desde enero de 2011, el periodista australiano Richard McGregor dirige la oficina en Washington del Financial Times. Antes, trabajó nueve años en la corresponsalía del diario británico en Beijing, cuatro de los cuales lo hizo como jefe del equipo en la capital china. Esta experiencia le permitió lanzar, en 2010, su libro El partido: los secretos de los líderes chinos, elegido ese año como uno de los mejores por la revista The Economist. En esta entrevista con La Tercera, McGregor analiza el desarrollo del XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh), que marcará el cambio de la cúpula de poder liderada por Hu Jintao.
Usted ha dicho que eventos como el XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China están cargados de valor simbólico. ¿A qué signos se debe prestar atención?
Siempre se debe prestar atención a la forma cómo sus rituales se manifiestan en público, quién se sienta dónde y en qué orden y así sucesivamente. En el caso de este Congreso, es muy notable ver el papel de alto perfil de Jiang Zemin, que es una clara indicación de que está jugando un rol importante en la elección del nuevo liderazgo.
Se supone que el Presidente Hu Jintao y el primer ministro Wen Jiabao serán reemplazados por Xi Jinping y Li Keqiang, respectivamente. ¿No se espera mayor agitación con este cambio?
La transición en la cúpula fue fijada hace cinco años, en el último Congreso. Claramente, no habrá sorpresas de última hora en la cúpula. A este respecto, se trata de una transición suave.
Usted ha dicho que espera ver a una mujer integrando por primera vez el Comité Permanente del PCCh. ¿Aún lo cree?
Es imposible para mí decirlo en este punto. Sería increíble si no lo fuera, sería una verdadera oportunidad perdida.
Hasta ahora, las primeras damas de China han tenido un bajo perfil. ¿Se espera un cambio con las esposas de los nuevos líderes?
Es una pregunta interesante. Algunas primeras damas han tenido perfiles más altos que otras, en particular Madame Mao. Las esposas de Jiang Zemin y Hu Jintao viajaban con ellos, pero mantuvieron un perfil muy bajo. La esposa de Xi Jinping, como cantante en el Ejército Popular de Liberación, fue hasta hace poco más conocida que él. En el largo plazo, no hay ninguna razón para que las primeras damas no deban jugar roles que tienen en otros países en la promoción de diversas causas.
¿Cuáles son los principales desafíos para el nuevo liderazgo del PCCh?
El desafío más importante es el manejo de la economía. Si los dirigentes chinos pueden mantener su economía en crecimiento, a la vez que transforman la estructura de la economía, se habrán dejado mucho espacio para moverse sobre los demás temas con los que tienen que lidiar. Una economía en crecimiento mantiene feliz al pueblo y reduce la presión inmediata por la reforma política. También refuerza la legitimidad del partido. Por último, financiará la modernización militar del país, permitiendo a China proyectar su poder en la región.
Hu Jintao advirtió a los líderes entrantes de que la corrupción amenaza al partido y al Estado. ¿Se trata realmente de un problema grave?
Por supuesto, es un problema grave, pero lo ha sido durante años y los líderes lo han estado diciendo así. Pero hasta que el PCCh permita alguna forma de investigación independiente de la corrupción, siempre será un problema. Basta con mirar cómo los medios occidentales han sido capaces de hacer crónicas de la riqueza de los principales miembros del Politburó. En este momento, no hay señales de que esto vaya a cambiar. Si el partido se mantiene por encima de la ley, entonces los miembros del Politburó también estarán por sobre la ley y la corrupción florecerá.
El PCCh se enfrenta a un creciente malestar social. ¿Qué riesgo puede acarrear ello?
Ha habido disturbios sociales en China durante dos décadas y en muchas formas, las autoridades han aprendido a manejarlos de una manera más sofisticada y profesional. No es de extrañar que existan, en un país de 1.300 millones de personas creciendo tan rápidamente. Sin embargo, hay algunos problemas que están causando malestar. La corrupción en el nivel local, donde las autoridades ejercen un gran y a menudo inapelable poder. Y la manera en que la tierra se ha convertido en la moneda de la corrupción. Las autoridades locales pueden cambiar el estado de la tierra -de rural a urbana- e instantáneamente hacer grandes cantidades de dinero, ya que su valor aumenta.
La prensa oficial de China ha dicho que la reelección de Obama ofrece la oportunidad de mejorar las relaciones. ¿Está de acuerdo?
Yo no lo creo así, nada fundamental cambiará. Los dos lados todavía se esfuerzan para conseguirlo sobre la base del día a día, pero en términos estratégicos más amplios, ellos aún están en curso de colisión. No veo que esté cambiando.