Señor director:
La información emitida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el consumo de carnes procesadas y su riesgo de cáncer no debiera alarmar, pero sí generar curiosidad entre los consumidores para informarse de fuentes confiables.
La recomendación general de la OMS es moderar el consumo de carne procesada para reducir el riesgo de cáncer colorrectal. Según la IARC, “carne procesada” es aquella que ha sido transformada a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado u otros procesos para mejorar su sabor o conservación. La mayoría de las carnes procesadas contienen carne de cerdo o de res, pero también pueden incorporar otras carnes rojas, aves, menudencias o subproductos cárnicos como la sangre. Ejemplo de ello son las cecinas, jamón, carne en conserva o enlatada, charqui, y las preparaciones y salsas industrializadas a base de carne. Otro punto es limitar el consumo de carne roja o carne procesada con el propósito de reducir la ingesta de grasa y sodio, factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares y obesidad.
En Chile, dichas recomendaciones están abordadas a través de las Guías Alimentarias (GABA), que sugieren preferir carnes de pescado y pollo, evitar el consumo de cecinas, optar por alimentos con menos grasas, azúcar y sodio. Además, existe la Ley sobre la Composición Nutricional de los Alimentos y su Publicidad.
Marcelo Fernández
Secretario Académico Nutrición y Dietética U. Andrés Bello y presidente del Colegio de Nutricionistas U. de Chile Filial Concepción