Señor director:
He recibido esta carta -escrita por un abogado y dirigida a los médicos- que, según mi experiencia, es reflejo de lo que realmente sucede. Ahora que se mostró un video en donde la ex Presidenta Bachelet dijo que “ponerse un delantal de médico es grito y plata”, me parece interesante darla a conocer: “Los médicos trabajan donde y como pueden. Su responsabilidad hace funcionar las instituciones de salud, exponiéndose a grandes riesgos. El día que dejen de pensar en el paciente, en su capacitación profesional y en las instituciones para las que trabajan y consideren lo mucho que arriesgan en cada acto médico, la atención del país se paralizará, al menos en el área pública.
Hay que estar demente para jugar con vidas humanas en un sistema que no brinda la seguridad necesaria para trabajar. Porque el médico que se somete al estrés de realizar un acto quirúrgico, que desafía a la muerte sabiendo que no siempre triunfará y por la vergonzosa remuneración que recibe, ese médico no percibe que un error -aunque involuntario- le puede costar su patrimonio, su bienestar y su salud.
Todo abogado sabe que en este sistema escaso de recursos, el médico es el hilo más fácil de cortar, la víctima propiciatoria de la industria de la mala praxis. El auge de los juicios contra médicos no es culpa de los abogados. Ellos, que son muchos y necesitan subsistir, han descubierto las falencias de un sistema de salud que pone al médico en la primera línea de fuego.
Lo que pocos han pensado es que este ensañamiento con el médico es perjudicial para el paciente. La comunidad comienza a sufrir las consecuencias cuando el médico más capacitado empieza a esquivar la patología difícil, donde arriesga mucho por muy poco. Por otra parte, los sistemas privados solicitan a sus médicos una fotocopia de su póliza de seguro por “mala praxis” y así cubren los errores del servicio que ofrecen a costa de los médicos.
Se debe tener vocación de suicida para seguir una profesión que tiene el índice más alto de divorcios y muertes prematuras y el menor en remuneraciones, comparado con las de otras profesiones clásicas”.
Raimundo Charlín Edwards
Médico hospitalario