Chile tiene el primer lugar en Desarrollo Humano entre los países de América Latina y el Caribe, según el índice de la Oficina Mundial del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La posición de Chile se sustenta -entre otros indicadores- por los radicales cambios experimentados entre 1980 y 2013, donde por ejemplo, la esperanza de vida creció en más de 10 años y la media de escolaridad de los adultos aumentó en más de tres años. Además, el Ingreso Nacional Bruto per cápita creció 168%, todas variables que impulsaron a que el Índice de Desarrollo Humano se incrementara 28% (desde 0,640 en 1980 hasta 0,822 en 2013) y Chile ostentará esta privilegiada posición.

¿Pero qué ocurre a nivel regional? Ese sostenido desarrollo no se distribuye de igual manera en provincia, según el primer Índice de Desarrollo Regional, Idere, del Instituto Chileno de Estudios Municipales (Ichem) de la U. Autónoma.

El índice visibiliza los tremendos desequilibrios territoriales que hay en Chile, dice Camilo Vial, director del Ichem a cargo del estudio. "Al compararnos con el resto de la región, si no estamos en el primer lugar, estamos en el segundo. Sin embargo, no da lo mismo dónde nacer o dónde vivir para disfrutar del Chile, que en los rankings siempre está bien posicionado", explica.

El Idere define qué tan desarrolladas están las regiones considerando 29 variables agrupadas en seis áreas: educación, salud, bienestar socioeconómico, actividad económica, conectividad y seguridad.

Así, por ejemplo, las áreas que muestran mayores diferencias son las de bienestar socioeconómico y conectividad. En el primero, la región mejor situada es Magallanes (0,739) y el otro extremo está Arica y Parinacota (0,342). En conectividad, la brecha se ubica entre la Región Metropolitana (0,636) y la de La Araucanía (0,148).

En las áreas de educación, salud y actividad económica, las disparidades se reducen. En educación, la mejor ubicada es Valparaíso (0,746), y Aysén la peor (0,518). En salud, Antofagasta (0,654) lidera y Aysén es la más deficiente (0,437).

Las regiones mejor posicionadas en términos globales son la Región Metropolitana, Valparaíso y Antofagasta. ¿Las más bajas? La de El Maule y la Araucanía, que según datos de encuestas como Casen, muestran deficiencias en varias áreas, dice Vial. "Pero también se agregan las regiones de Aysén y Arica y Parinacota, que en cuanto a ingresos no están tan mal como el Maule y la Araucanía, pero tienen malos niveles de seguridad y conectividad que las hacen caer".

Según Vial, toda esta información debe ser considerada en la actual discusión regional del país.

"Hoy Chile está enfrentando proyectos de ley que afectan el desarrollo local y regional. Hay proyectos que hablan de la creación de nuevas regiones, de nuevas comunas, etc., y la información es insuficiente, necesitamos más datos, más evidencia". Y a eso es a lo que apunta Idere, dice, entregar nuevos antecedentes a la discusión política.

Deuda regional

Esteban Valenzuela, director del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la U. Alberto Hurtado (UAH), fue uno de los expertos a los cuales se les consultó para realizar el Idere, el que define como un aporte que de manera seria depura los indicadores para medir el desarrollo de las regiones. "Gracias a los resultados del informe las Corporaciones de Desarrollo Regional están leyendo el estudio y están pidiendo cuentas", dice Valenzuela.

Chile tiene una deuda con sus regiones que por décadas ha tratado de resolver con la descentralización. Se ha promovido como la solución a los problemas regionales, indica Vial, pero hasta ahora han sido experiencias fallidas, principalmente porque se tienden a copiar modelos de otras realidades.

"Cuando uno observa los primeros 20 países del Índice de Desarrollo Humano y mira sus niveles de descentralización, hay una alta convergencia entre mayor desarrollo humano y mayor descentralización. Se aprecia una tendencia en que los países más desarrollados tienden a ser más descentralizados", explica.

Efecto minería

El Idere presenta la ventaja de que prescinde del PIB y no considera el efecto de la minería. Así se derriba un gran mito, dice Vial, que muestra que la Región de Antofagasta, Tarapacá y Atacama tienen un gran crecimiento económico, muchas oportunidades y buenos sueldos. "Pero al medir el promedio de esas regiones por los otros índices, baja bastante. Los beneficios de la minería son una realidad de un sector muy pequeño, el habitante promedio de la Región de Antofagasta vive en condiciones muy similares de desempleo e inestabilidad, al habitante promedio de la Región de Valparaíso o Biobio".

De ese modo, al quitar el efecto minería, la región con mayor desarrollo económico es la Metroplitana (0,532) y la de peor, Coquimbo (0,315).

Para el experto de la UAH, los resultados hacen evidente que las regiones no sólo requieren desarrollo y autonomía, sino además fondos adicionales. "El Maule y La Araucanía, por ejemplo, deberían tener el doble de presupuesto. Debería existir una proyección ética de mega proyectos de convergencia regional, que impliquen recursos de gran envergadura", asegura.