Al baterista Roger Taylor (55) lo ponen contento las alegrías ajenas. Cuando se entera que el interlocutor al otro lado de la línea llama desde Chile, no puede evitar el cumplido: "¡Muchas felicitaciones por ganar la Copa América!". A partir de ahí, despliega su conocimiento sobre los chilenos que protagonizan la Premier League y menciona a Alexis y Pellegrini como avales absolutos de sus respectivos equipos. Y, como para resaltar la cortesía, lo hace cruzando palabras en inglés con otras en español: su esposa tiene ascendencia peruana y cada cierto tiempo le enseña a hilar algunas frases elementales.
Aunque si se trata de los festejos del resto, hubo otra secuencia en los últimos años -menos futbolera y más artística- donde el percusionista agradeció que el entusiasmo viniera desde afuera.
"Cuando estábamos en la mitad de la grabación de nuestro nuevo disco, llegó John (Taylor, fundador y bajista del grupo) muy contento con el último álbum de Kanye West", describe el británico, al teléfono con La Tercera. Luego continúa: "Y ahí mismo nos dijo: '¡escuchen esto! ¡esto es como suena la música contemporánea! ¡no tengamos temor de salirnos de los esquemas!' Y bueno, eso fue clave para lo que estábamos haciendo, nos influyó mucho en la dirección de los nuevos temas".
Para un hombre como Kanye West, que hizo de la megalomanía su forma de vida y que prometió lanzarse a la carrera por la presidencia de EE.UU., el elogio sabe a caramelo: un creador nacido en los sonidos negros guiando el libreto de la banda que mejor encarnó hace 30 años el suceso del pop inglés de los 80, la escalada de MTV y esa fraternidad de sofisticación y erotismo reproducida por sus memorables videos.
Pero, en contraparte, el impacto es mayor en la trayectoria del cuarteto. El influjo del hip hop es una huella más del apetito diverso sincerado en sus últimos trabajos, donde conviven desde rap, electrónica, funk y texturas más espesas hasta el paso de invitados como Justin Timberlake o Janelle Monáe. Su última entrega, Paper Gods, es otro buen ejemplo.
"Haces cosas así es refrescante. Algo que ha estado aquí por tanto tiempo siempre necesita traer nueva sangre. Hemos estado harto tiempo en la industria, hemos editado 14 álbumes hasta ahora, por eso creo que debemos acercarnos a gente más joven, o sonidos menos obvios, que nos entreguen esa energía. Los artistas con carreras muy largas, como Madonna o David Bowie, han sido muy inteligentes en eso: se involucran con nombres más recientes justo en el momento oportuno, y nosotros también aprendimos de esa idea", analiza Taylor.
En su reciente título, estrenado el pasado viernes 11, los hombres de Girls on film trabajaron bajo el signo de los nuevos tiempos, como las figuras de esta generación, con varios productores poniendo sus manos en el flamante cancionero y una pléyade de invitados que sacan brillo a los créditos finales. El grupo incluye a algunos conocidos del conjunto, como Nile Rodgers (Chic), Mark Ronson y el productor Mr Hudson, precisamente colaborador de West. Como convidados asoman John Frusciante, Kiesza y la propia Monáe. "Pero este álbum le debe mucho más a la electrónica que a las bandas", precisa Taylor.
¿Por qué decidieron tomar esta dirección?
Es que nuestro disco anterior fue muy influenciado por el antiguo sonido de Duran Duran, que era mucha batería, bajo y teclados. Entonces, ahora queríamos un gran telón, abierto y limpio para tirar ideas y que pasara lo que pasara. Escuchamos de todo, de música clásica a música latina. Y me gusta la electrónica, no tengo ningún prejuicio, por lo que nunca tuvimos temor de hacerla ingresar a estos temas. Pero fue una gran confluencia de criterios que finalmente originó este sonido más contemporáneo.
¿Considera que hoy la electrónica es el nuevo pop y desplazó al rock?
Si, ya es el nuevo pop. Hace tiempo que vengo comentando que el grupo Swedish House Mafia es la nueva versión de Abba, por ejemplo. Creo que la electrónica ha sobrepasado al pop y el rock en muchos sentidos, aunque aún hay espacio para las guitarras y el éxito de Muse es una muestra. Pero hay terreno para que ambos géneros puedan convivir y nosotros podemos estar justo al medio, ir de las guitarras a lo electrónico, como ha sido siempre.
Aunque Mark Ronson parece timbrar un rol fundamental en el último disco de los británicos -también trabajó en el anterior, All you need is now, de 2010-, su aporte fue sólo puntual. "Se bajó del tren cuando ya estaba en marcha. Lo quisimos invitar de nuevo, pero de pronto nos dijo: 'mi sello me dijo que tengo que ir a hacer mi nuevo álbum, entonces, lo siento, debo partir'. Y ahí se fue a hacer lo que se convirtió en Uptown funk", rememora Taylor en alusión al mega éxito de 2014 que interpreta Bruno Mars.
Como consuelo, el propio Ronson les sugirió volver a telefonear a Nile Rodgers, el hombre que en los 80 dio un giro clave al sonido de Duran Duran en Notorious (1986).
¿Sienten un vínculo muy fuerte con él?
Nos gustó mucho lo que hizo con Daft Punk, somos fanáticos de su último disco. Nunca me había sentado en un estudio con mi batería y había sentido un groove tan potente como el que él transmite.
¿Extrañan algo de los 80, la era de los videos y MTV?
Si, a veces la extrañamos. Pero son etapas y años distintos. Hacer nueva música sigue siendo vital, porque, si sólo presentáramos canciones antiguas año tras año, no estaríamos aquí. Hoy tratamos de crear nueva energía y eso nos mantiene juntos hasta hoy. Esa es nuestra receta.