LUISA RIVERA lleva corriendo más de 20 años. Ha corrido en Nueva York, Chicago, Berlín, Londres, Rosario, entre otras ciudades del mundo, y ha ganado cuatro medallas de oro en campeonatos mundiales. Sin embargo, una de las corridas que recuerda con más cariño es la que hizo con su pareja en 2012 en Monza, Italia. "Partíamos desde el autódromo donde se compite la Fórmula Uno y luego te metías en unos bosques antiguos... hermoso, una increíble experiencia".
Aunque para muchos esto de cruzar en avión a otro continente y embarcarse en la ardua tarea de correr 21, 42 o, incluso, más kilómetros en las ultramaratones parezca una completa locura, las cifras comprueban que los "runners-viajeros" ya no son bichos raros. El boom del running ha golpeado con fuerza las puertas del mercado turístico, y si hace pocos años con suerte un puñado de personas salía del país para correr una maratón, hoy son cientos los que reservan con casi un año de anticipación su cupo a las más populares del mundo.
Hace 16 años, cuando Ana Luisa Molina, de la agencia de viajes Mundo Tours, comenzó a dedicarse exclusivamente a reservar viajes para maratones, vendía 50 cupos para la maratón de Nueva York. Este año tiene 150 cupos y apenas le quedan unos pocos: "Londres ya está todo vendido, lo vendí en media mañana. Berlín lo vendí el año pasado. Para Chicago y Nueva York aún queda algo", concluye. Con su basta experiencia, tiene claro el perfil de este corredor: son profesionales, tienen entre 22 años y hasta 80, con cierto nivel de presupuesto para viajar. La mayoría hombres, alrededor de un 70%, pero con las mujeres en aumento.
Para los runners correr una maratón internacional es equivalente a la satisfacción de un montañista cuando alcanza una cima: "Uno quiere ir conquistando esas montañitas, hay un tema de reputación", dice Marco Nicolaides (51), corredor y presidente del Club Santiago Runners. Explica que, tradicionalmente, los clubes escogen cada año una maratón internacional a la que irán de forma "masiva" y para la que contratan un paquete grupal con alguna agencia, para así optimizar los gastos. De igual manera, si grupos más pequeños dentro del club quieren ir a otras maratones, también los asisten en la organización.
¿Y qué es lo que busca el runner al momento de escoger una maratón? La combinación perfecta es una maratón que sea relevante dentro del contexto mundial, pero que a su vez ofrezca un interés turístico potente que pueda entusiasmar a parejas y niños. "La mayoría de los runners ocupan días de sus vacaciones para ir a correr una maratón y cuando viajas al extranjero son al menos cinco días. Entonces, es importante que la familia también se interese y lo vea como una vacación. Si no, se enojan", advierte Marco riendo.
Como la mayoría de los runners van acompañados, las agencias ofrecen programas especiales para los acompañantes, con actividades adicionales. Es el caso de Nicolás Schmidt (42), que tiene una empresa de seguros y vive en Puerto Varas. Su primera carrera fue en 2006, en Buenos Aires, y desde entonces no ha parado. Va a todas las maratones con su señora e, incluso, cuenta que fue con su hijo de 19 años a la maratón de París y luego se quedaron 15 días recorriendo Holanda, Bélgica, Italia, España y, por supuesto, Francia. "Es una excelente excusa para viajar y uno ve lo mismo acá en Chile con los extranjeros. En enero corrí la triatlón de Pucón y había muchísimos extranjeros compitiendo, lo mismo en la maratón que tenemos acá en Puerto Varas".
Efectivamente, tal como los chilenos miran maratones fuera de sus fronteras, los extranjeros consideran nuestras propias competencias. En su octava versión, a realizarse el próximo 6 de abril, la Maratón de Santiago recibirá a 2.500 extranjeros, un 10% del total de participantes, que vienen principalmente de Brasil, Argentina, España y Perú.
Rómulo Díaz tiene 33 años y trabaja como auditor en Sodexo. Para él, el running ha significado un cambio dramático en su vida: de pesar 90 kilos, ahora está en los 68, y en la última Maratón de Santiago consiguió un tiempo de 2 horas 59 minutos que le dio la clasificación para la Maratón de Boston, el próximo 21 de abril, y para la que consiguió apoyo financiero de su empresa. "Estaré cuatro días en la ciudad y por supuesto trataré de recorrerla lo que más pueda, porque esta es una gran forma de conocer otros lugares y compartir con otras culturas. Por esta misma razón, en septiembre correré la Maratón de Torres del Paine (Patagonian International Marathon), que según USA Today es una de las que hay que correr antes de morir".
Aunque las maratones más populares mantienen una hegemonía permanente -Nueva York, Boston, Londres, Chicago y Berlín serían las cinco imprescindibles-, otras como París se han ido posicionando entre las más populares, y lugares netamente turísticos, como el caso de Torres del Paine, desde hace algunos años ya tienen sus propias versiones. Un paso más lejos va la empresa Marathon Tours (http://marathontours.com/) que anualmente moviliza a más de 2.000 corredores y acompañantes a 30 eventos internacionales y que organiza una de las dos maratones que se realizan en la Antártica (el pasado 9 de marzo se realizó su XV versión). Sin embargo, lo más impresionante no es el destino: los cupos para 2015 y 2016 ya están llenos y recién se van a abrir espacios para 2017.
Precisamente porque estos viajes representan una gran oportunidad turística, lo que automáticamente conlleva un entusiasmo adicional, es que todos los expertos en el tema recomiendan tomarse la experiencia con calma. Matías Anguita, el llamado "Forrest Gump" chileno y que se hizo famoso con su desafío "Corre por Chile" -donde recorrió 5.000 kilómetros en 65 días cruzando todo el país-, ha participado en más de 100 maratones y advierte de la preparación necesaria para correr en el extranjero: "Hay que llegar con anticipación para recuperarse del jet lag, al menos dos días; usar medias de compresión en los gemelos (compressport) para evitar contracturas posviaje y, al llegar a la ciudad, si no el mismo día inmediatamente, el día siguiente salir a correr un trote suave de 40 minutos para soltar las piernas".
La clave, agrega Marco Nicolaides, es no volverse loco con el "turisteo" antes de la maratón, sino que después. "Si llegas dos o tres días antes, que es lo recomendable, puedes salir a algunas actividades con tu familia y amigos pero sólo medio día, y luego quedarse en el hotel descansando, mal que mal te estás preparando para correr 42 kilómetros. Tampoco, evidentemente, es recomendable comer en exceso. Eso hay que dejarlo para después, ahí uno puede desquitarse".
Luisa, por su parte, recomienda unirse a un club y no viajar solo, sobre todo las primeras veces, porque "allá llegas y no sabes qué hacer. Por ejemplo en la Maratón de Nueva York, no es fácil, hay que ir a ciertos hoteles, ir a buscar los números, tienes que levantarte a las 4.00 a.m. para que unos buses te lleven a la partida... además la experiencia en grupo es mucho más enriquecedora".
Sin embargo, y porque los precios son altos (Marco Nicolaides dice que la Maratón de Nueva York no se financia con menos de US$ 2.500 y los precios de algunas agencias rondan los US$ 3.000), es que algunos organizan sus viajes solos con la esperanza de ahorrar algunos pesos. Matías Anguita lo hace así con sus grupos de entrenamiento: ellos compran pasajes y alojamiento, él les organiza las actividades. Pero ojo, que esto no siempre es posible: maratones como la de Nueva York y Londres se deben comprar a través de la agencia certificada por la organización.
Finalmente, y para quienes gustan del running pero buscan algo distinto a una maratón, se han diseñado los running tours. La empresa Go! Running Tours (www.gorunningtours.com) representa a tour operadores en más de 40 ciudades del mundo, entre ellas Barcelona, Copenhague y San Francisco, que ofrecen tours individuales y para pequeños grupos en donde un guía experto, tanto en running como en el lugar, los lleva a recorrer, tomándoles fotos durante el recorrido para que puedan guardarlas como souvenirs, y por supuesto los recompensa con un rico snack al terminar de correr. Lena Anderson, una de sus creadoras, dice que las cifras de reservas se han duplicado de un año para otro.
Como dice Matías Anguita, reflexionando sobre su recorrido por Chile, el running te permite ver los lugares con otros ojos: "Fue la experiencia más increíble de mi vida deportiva". Y de turista, claro.