Mientras el poderoso patriarca de Samsung Group, Lee Kun Hee, entra en su tercer mes de hospitalización en Corea del Sur, su familia corre el riesgo de perder el control del conglomerado que levantó y que abarca desde la fabricación de teléfonos inteligentes hasta seguros de vida.

El empresario de 72 años es una figura de peso en Corea. Convirtió a Samsung en el conglomerado más poderoso del país. En el camino, se convirtió en el hombre más rico de la nación, con una fortuna de US$ 11.400 millones, según el indice de millonarios de Bloomberg.

La sucesión pasó a ser un tema urgente este año, luego de que el empresario sufriera un ataque cardíaco. Conforme a las leyes coreanas, los herederos deben pagar impuestos del 50% por un patrimonio de esa magnitud, lo que habla de una cuenta cercana a los US$ 6.000 millones, señaló Kim Hyeon Jin, abogado especializado en impuestos de Shin Kim de Seúl. Aunque es posible bajar la cuenta tributaria colocando las acciones en una fundación, la familia podría perder el control de esos activos de todos modos, añadió.

Los Lee planean sacar a bolsa dos empresas de Samsung, lo que ayudará a cubrir los impuestos a la herencia y cumplirá con los límites más estrictos que ha dispuesto el gobierno para los chaebol. Una de ellas es Cheil Industries, operador pequeño, pero estratégicamente importante de zoológicos, canchas de golf y de The Caribbean Bay, promocionado como uno de los parques acuáticos más grandes del mundo.

Si bien Samsung Electronics es la compañía más grande, buena parte del poder de la familia surge de Cheil, conocida hasta este mes como Samsung Everland. La empresa de capital cerrado es el holding de facto de la familia, con participaciones directas e indirectas en las operaciones de electrónica, finanzas y corretaje. La otra compañía que comenzará a cotizar en bolsa es Samsung SDS Co., proveedora de servicios tecnológicos. Las aperturas recaudarán fondos y crearán una estructura más transparente.