La jornada transcurría tranquila en el Whistler Sliding Center, de Vancouver, sede de los deportes de deslizamiento (bobsleigh, luge y skeleton) de los Juegos Olímpicos de Invierno, que comenzaban anoche. Sin embargo, la expectación y la ansiedad por el inicio de la competencia fue reemplazada por la consternación luego de que el corredor georgiano de luge Nodar Kumaritashvili falleciera tras sufrir un fuerte accidente mientras entrenaba en el lugar.

Al momento del accidente, el georgiano, de 21 años, se desplazaba a una velocidad de 143,3 km/hr cuando perdió el control de su implemento en una curva a pocos metros de la meta del recorrido, bautizado como el "tobogán de la muerte", para luego golpear contra la pared y una barra de metal.

Los dispositivos de seguridad se activaron de inmediato, Kumaritashvili recibió maniobras de resucitación en el mismo lugar y fue trasladado a un centro médico en Whistler, pero los esfuerzos fueron inútiles. La muerte del deportista fue confirmada por el vicepresidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, y de inmediato se suspendieron los entrenamientos.

"Nuestros pensamientos están con la familia, los amigos y los colegas del atleta. Estamos golpeados por esta tragedia", dijo el timonel del COI, Jacques Rogge.

El fatal accidente del georgiano reflotó las críticas que algunos competidores habían hecho al trazado de Whistler, de 1.324 metros de longitud y catalogada como la más rápida y técnica del mundo. "La primera vez que estuve acá supe que alguien se iba a matar", dijo el luger estadounidense Tony Benshoof.

En tanto, el alemán Wolfgang Staudinger, entrenador del equipo canadiense de luge, apuntó que "Whistler está al límite. Hay un límite humano y espero que no sigan aumentando la velocidad de las pistas".

La lista fatal

La muerte de Nodar Kumaritashvili es la primera que se produce en una prueba oficial, pero segunda en la historia de los Juegos Olímpicos de Invierno. En Albertville 1992, el suizo Nicolas Bochatray falleció el 22 de febrero mientras entrenaba en Les Arcs para la prueba de esquí de velocidad, que ese año era de exhibición.

Asimismo, previo a los Juegos de 1964, en Innsbruck, el luger británico Kazimierz Kay-Skrzypeski y el esquiador austríaco Ross Milne murieron antes de competir.

En los Juegos Olímpicos de Verano, la primera víctima fatal fue el maratonista portugués Francisco Lazaro, en Estocolmo 1912; mientras que en Roma 1960, el ciclista danés Knut Jensen murió a causa del consumo de anfetaminas.