Seis años atrás, un alumno necesitaba 769 puntos promedio en la PSU para acceder a la carrera más exclusiva: Medicina en la U. Católica. En el proceso de admisión pasado, la puerta de ingreso se flexibilizó: se necesitaron 757 puntos promedio, esto es, 11 puntos menos en la prueba de ingreso, para convertirse en el último matriculado del programa.

Una situación que han vivido casi todas las carreras tradicionales: de las 25 que analizó La Tercera, 23 corrieron la misma suerte entre 2004 y 2009. El análisis se hizo en base a los informes del Consejo Nacional de Educación y para ello se consideró el promedio PSU en los puntajes de corte de las universidades que imparten cada carrera y su evolución en el tiempo.

En el mismo período, el número de alumnos que se inscribió para rendir la PSU aumentó más de la mitad y las matrículas de primer año crecieron en 35%. Razones suficientes, según los expertos, para explicar el fenómeno. "Hay una mayor cantidad de alumnos que rinde la prueba y eso puede hacer que los puntajes bajen", dice Juan Zolezzi, rector de la Usach. Esto se explica porque la PSU distribuye en forma proporcional a los estudiantes según su puntaje: la mayoría logra menos de 500 puntos y, al aumentar el número de personas que rinde el test, se incrementa también la proporción de esos alumnos. Un ejemplo: en 2005, 140 mil alumnos lograban menos de 600 puntos, según datos de la U. Católica de Valparaíso. En 2007, estos habían subido a 175 mil. En cambio, los que superaban esa barrera sólo habían pasado de 29 mil a poco más de 36 mil.

Los planteles, al tener más vacantes, comienzan a mirar a los puntajes menos selectivos. De ahí que los expertos avizoren que el crecimiento de las vacantes haya llegado a un techo. Al menos, para los programas universitarios.

Cinco son las carreras que más han sentido el fenómeno. Medicina Veterinaria, Kinesiología y Sicología han disminuido en 50 puntos o más sus puntajes de admisión. Arquitectura y Periodismo lo han hecho en 47 y 42 puntos, respectivamente.

Sólo dos se escapan de la tendencia general. Justamente, aquellas donde la expansión de la matrícula ha sido limitada y que tienen condiciones laborales atractivas: Geología e Ingeniería Civil. El último matriculado en la primera obtuvo 84 puntos más que el último inscrito en 2004, y en la segunda carrera, la lista se cortó en 549 puntos promedio PSU, esto es, 33 más que en 2004.

Los más prestigiados

Las carreras más exclusivas y antiguamente restringidas a un pequeño grupo de la población también se han visto afectadas. En Medicina, el último matriculado en el proceso de admisión 2009 ingresó con 687 puntos promedio, esto es, 31 puntos por debajo de lo que se pedía en 2004, cuando debía superar la barrera de los 700 para convertirse en doctor. En forma inversa, han crecido las universidades que imparten la carrera: en 2004, eran 22; en el último proceso de admisión, llegaban a 28. La misma suerte ha corrido Odontología, que bajó 22 puntos, llegando a 631 puntos promedio.

Después de dos años de ascenso, Derecho en la UC cayó a 633 puntos promedio en la PSU, 48 puntos por debajo del último matriculado en 2004. Ingeniería Comercial en el mismo plantel cayó por debajo de la barrera de los 700 puntos: de 710 a 679. Lo propio hizo Medicina en la U. de Chile: pasó de 746 puntos promedio en la PSU a 712.

Por el contrario, los planteles privados de mayor prestigio que han abierto estas carreras han aumentado sus puntajes sostenidamente. En la U. de Los Andes, el último alumno matriculado en Medicina en 2009 obtuvo 739 puntos promedio PSU, 19 puntos más que su par del 2004. Un año más tarde, el último matriculado en Ingeniería Comercial en la U. del Desarrollo lograba 518 puntos. Para 2009, el corte se situó casi 100 puntos más arriba, llegando a 616 puntos.