Cuando le faltaba poco más de un año para el término de su mandato, el Presidente paraguayo, Fernando Lugo, fue destituido ayer por el Congreso, luego de que se desarrollara un corto, pero intenso juicio político en su contra.
La chispa que propició este proceso en contra del ex obispo católico fue la muerte hace una semana de seis policías y 11 campesinos en un enfrentamiento ocurrido durante el desalojo de unas tierras tomadas en Canindeyú, al noroeste de Paraguay.
"Esta noche salgo por la puerta más grande de la patria, salgo por la puerta del corazón de mis compatriotas", señaló Lugo en medio de los aplausos de sus colaboradores presentes en su despedida en el Palacio de Gobierno, según información de la agencia AP.
El ahora ex jefe de Estado acató así el fallo de la Cámara Alta, que por 39 votos a favor, cuatro en contra y dos ausencias lo declaró culpable de mal desempeño de sus funciones.
Además, en su último discurso, Fernando Lugo garantizó una tranquila sucesión del poder.
Poco después, el que hasta ayer fuera el Vicepresidente de Paraguay, el liberal Luis Federico Franco, fue investido en el Congreso como presidente interino de Paraguay, cargo que ocupará hasta agosto de 2013, cuando asumirá el ganador de los comicios de abril próximo.
Los simpatizantes de Lugo, congregados a las afueras de la sede del Legislativo, siguieron paso a paso por altoparlantes el proceso que se desarrolló en menos de un día en la Cámara Alta.
Finalizada la votación, comenzaron los disturbios, que fueron repelidos con gases lacrimógenos y balines de goma por parte de la policía que se encontraba resguardando el Congreso.
El caos no duró mucho y pronto hombres, mujeres e incluso niños -muchos de los cuales se trasladaron hasta el lugar el jueves en la noche- regresaron a la plaza central para reiniciar los cánticos en pro de Lugo.
El juicio contra Lugo -cuyos abogados sólo tuvieron ayer dos horas para defenderlo ante el Senado- desató desde un primer momento una serie de críticas, llegando incluso la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) a enviar una misión de cancilleres para que siguieran de cerca el controvertido proceso.
La principal preocupación manifestada por los líderes del orbe y de la Organización de Estados Americanos (OEA) tuvo relación con el escaso tiempo otorgado para el desarrollo de un juicio de esta envergadura (un día).
En ese sentido, el canciller chileno, Alfredo Moreno, señaló que "claramente esto no ha cumplido con los estándares mínimos del debido proceso que merece cualquier persona". El personero agregó, además, que felicitó "personalmente" a Lugo "por la entereza".
Tras el veredicto, la Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dejó entrever que Paraguay podría ser expulsado del Mercado Común del Sur (Mercosur), del cual también son parte Argentina y Uruguay, según informó el diario brasileño Folha de São Paulo.
El Presidente venezolano, Hugo Chávez, en tanto, dijo ayer que no reconocería a Federico Franco como presidente de Paraguay. La misma postura tuvo el gobierno del Presidente ecuatoriano, Rafael Correa, mientras que la Presidenta argentina, Cristina Fernández, dijo que "no va a convalidar el golpe de Estado en Paraguay",
Horas antes, el canciller venezolano, Nicolás Maduro, advirtió en conferencia de prensa en Asunción que la destitución "tendrá consecuencias para Paraguay. Aplicaremos seguramente la cláusula democrática de Unasur", en alusión a un eventual aislamiento internacional, aunque el Congreso paraguayo no ha ratificado el Protocolo de Ushuaia II de compromiso democrático de los países de la región.