POR AÑOS la escena se ha repetido: el padre reta a su hijo por transgredir la disciplina familiar. El niño se ofusca, sube la escalera y se encierra en su pieza a escuchar música. En los 60 puso a los Rolling Stones, en los 70 a The Clash, en los 80 eligió The Cure, en los 90 a Nirvana. Hoy, probablemente, a Arctic Monkeys. Después lo castigan y pasa dos semanas igual de encerrado. Generación tras generación se repite la escena: juventud sometida al rigor del autoritarismo paternal.

Ahora. ¿Qué diría si le cuento que ese modelo de crianza termina influyendo en las inclinaciones políticas de los hijos? Así lo mostró un estudio hecho por sicólogos de las universidades de Illinois en Urbana-Champaign, Estados Unidos, que concluyó que los hijos de padres que utilizan un modelo de crianza con disciplina férrea y restricciones frecuentes terminan adhiriendo a ideas conservadoras a los 18 años. Y sin que en esto influya que esos padres autoritarios sean de derecha o izquierda. Se trata de la primera vez que se documenta la preponderancia de la crianza en las creencias políticas de los hijos en la adultez. Por eso ya es oficial la última novedad de la sicología política: si bien creemos que votamos por quienes nos parecen los mejores candidatos, nuestros papás tienen mucho que ver en nuestra elección y no necesariamente porque nos hayan transmitido sus preferencias políticas.

En la investigación, publicada en la revista Psychological Science, se revisaron los datos de 708 niños, parte de un estudio longitudinal de cuidado infantil en Estados Unidos. Cuando tenían un mes, sus padres respondieron un cuestionario de 300 preguntas para averiguar el estilo de crianza que impondrían. Los que se mostraban de acuerdo con frases del estilo "los niños siempre deben obedecer a sus padres" eran rotulados como padres autoritarios; mientras los que adherían a ideas como "los niños deben poder estar en desacuerdo con sus padres" fueron vinculados a estilos más comprensivos.

Cuando los niños tenían cuatro años y medio, las madres respondieron otro cuestionario sobre el temperamento de los menores en cinco categorías: inquietos, tímidos, atentos, pasivos y miedosos. Por último, cuando ya tenían 18 años los jóvenes respondieron una encuesta para medir sus posturas políticas en una escala entre liberal y conservador. Fue revisando esos datos que los investigadores vieron que los hijos de padres estrictos tendían a ser más conservadores, incluso luego de descartar factores como género, origen étnico, funcionamiento cognitivo y nivel socioeconómico.

¿Y la rebeldía

Sí, todos pensamos lo mismo. ¿Dónde quedan los rebeldes sin causa? Y la respuesta resulta tan sencilla como implacable: la controla el miedo. Así lo reflejó la investigación cuando comparó los reportes de temperamento de los niños a los cuatro años con los estilos de crianza de sus progenitores. "Algunos de ellos se rebelaron contra sus padres autoritarios, pero probablemente eran los menos temerosos, más abiertos de mente y emocionalmente seguros. ¿La mayoría de la gente se rebela contra los gobiernos autoritarios? Por supuesto que no", dice a Tendencias Jay Belsky, investigador de la U. de California, que participó del estudio.

La importancia de este trabajo es que confirma -por medio de un seguimiento de años- décadas de teorías de sicología política, que partieron con el filósofo y sicólogo alemán Theodor Adorno, quien en los 50 propuso la relevancia de la crianza en las creencias políticas, teoría respaldada por media docena de estudios. El problema es que la mayoría de esas investigaciones eran retrospectivas y se apoyaban en el recuerdo de adultos sobre su temperamento en la niñez y cómo había sido su crianza.

Marjorie Gunnoe, sicóloga de la U. de Calvin College y quien lleva décadas estuadiando el tema, no comparte del todo la premisa: "Si los padres han fallado de alguna manera (divorcio, necesidades financieras o malos tratos) el niño se esforzará por no ser como ellos",

dice a Tendencias. Pero no es lo único. Asegura que este factor, junto a otros, como un mayor nivel de educación del hijo, las diferencias de visión histórica en algunos temas o las experiencias de vida fuera del hogar paterno, pueden hacer que el hijo elija otro camino.