Al cumplirse siete meses desde que la Concertación dejó de habitar La Moneda, Camilo Escalona cree que al conglomerado aún "le falta" para definir su rol como oposición. Sin embargo, advierte que la coalición está en mejor pie de lo que él avisoró el día en que Eduardo Frei perdió la elección presidencial ante Sebastián Piñera.

"Para ser franco, yo pensé que iba a ser peor. La atmósfera causada por la derrota generó fuerzas centrífugas muy poderosas. Algunas de ellas eran inclinadas para Marco Enríquez. Otras apuntaban al camino de la asimilación con el gobierno de Piñera. Y otras se debatían en la reflexión y la perplejidad. Yo tenía un diagnóstico más oscuro. Y, sinceramente, creo que la Concertación ha ido haciendo su propia travesía del desierto", señala el ex timonel del PS, quien esta semana fue protagonista del acuerdo entre gobierno y oposición en la discusión del royalty minero.

¿La Concertación tiene hoy objetivos comunes para seguir adelante?

Veo una voluntad de coincidir, de converger, que me parece positiva. Además, no se produjo la asimilación por parte del piñerismo de un sector de la Concertación.

¿Está despejado ese riesgo?

Sí, por una razón inamovible: la UDI es la fuerza principal del gobierno. Cuando alguien dice que RN con sectores de la Concertación van a ser el nuevo eje de la política nacional, eso no tiene sustento, porque significaría el hundimiento inmediato del gobierno de Piñera. Finalmente, él actuará sobre el escenario que ha existido en los últimos 20 años, con dos bloques claramente definidos.

¿Como se plasmó este escenario en la discusión sobre el royalty, donde se llegó a acuerdo?

El gobierno tuvo necesidad de entenderse con nosotros como bloque. Después que se firmó el acuerdo, representantes muy significativos del oficialismo me señalaban que con esto se termina el pirquineo de buscar un voto para ganar los proyectos. Es decir, lo que había ocurrido con el comportamiento de una o dos personas que desde la Concertación apoyaban propuestas del gobierno, se demostró ser un ejercicio puntual, que conducía al gobierno a un estrés permanente.

¿El royalty marca un hito en la relación gobierno-oposición?

El hito es que sobrepagar votos aislados es un ejercicio sumamente riesgoso para el gobierno a largo plazo. Ellos tienen que asumir que la oposición tiene sus propios puntos de vista y debe someterse a la posibilidad de concordar y diverger. Pero yo no soy presidente de partido, por lo que no me puedo arrogar una representación que no me compete. Son los liderazgos los que deben determinar si se inicia una nueva política de acuerdos o si ese camino no es posible.

¿Pero se percibe un nuevo clima?

Ser una oposición irreductible, que en toda circunstancia y lugar está en contra, es un camino absurdo para la Concertación. Somos parte del país, tenemos la representación de la mitad del Congreso y lo que ocurra con la marcha del gobierno igual nos va a afectar. Tenemos que ser una oposición deliberativa, capaz de distinguir las iniciativas que son positivas que podemos mejorar, las negativas que debemos corregir y aquellas que simple y llanamente tenemos que rechazar.

Pero esta coyuntura le impone un camino a la Concertación: actuar unidos para evitar nuevas derrotas pese a ser mayoría.

La Concertación no puede hacer el ejercicio de seguir escidiéndose de a poco. Era urgente frenar el ejercicio en que votábamos una ley y siendo mayoría, eramos unos menos.

¿Ha servido contar con el apoyo de Alejandro Navarro?

No estamos cien por ciento de acuerdo, pero hemos creado un nuevo clima con él.

¿Y qué pasa con Hossain Sabag y sus polémicas votaciones junto a la Alianza?

Muchos querían expulsarlo y yo dije que no creía que había que tomar medidas disciplinarias contra él. Con Navarro tuvimos grandes desacuerdos y hoy es más lo que nos une que los que nos separa. Lo mismo vale para Sabag. En el caso de Marco Enríquez, él está organizando un partido político y debemos ser respetuosos de ese proceso y esperar si la Concertación se entiende con esa nueva colectividad.

Pensando en 2014, ¿qué le parece que Michelle Bachelet se aleje de la contingencia debido a su nuevo cargo en la ONU?

Sobre las cartas presidenciales me voy a pronunciar después de las municipales de 2012. Ahora, sí creo que es útil para Chile y para la propia ex Presidenta que esta tarea la aleje de la contingencia, porque es muy complejo un ex Presidente con tanta popularidad situado en la cotidanidad.

¿Las primarias son una condición irrenunciable?

Creo que es un buen mecanismo, en el caso que haya divergencias de opiniones, porque si hay una sola gran figura.... Sí me parece bien para definir a los candidatos a alcaldes y parlamentarios, siempre y cuando sean vinculantes.

¿Qué efectos políticos tendrá el rescate de los mineros?

Observo el riesgo que haya un uso exacerbado del rescate para fortalecer el afán mediático de la figura presidencial. Y eso es un factor de irritación para un sector muy importante de la opinión pública, porque en definitiva el rescate pertenece a todos los chilenos.

¿Le preocupa la popularidad de Laurence Golborne?

Desde el plebiscito de 1988 siempre hemos luchado contra una fuerza muy poderosa. Pinochet sacó el 45%. El 2013, estando en el gobierno, Piñera va a tener un candidato poderoso, sea quien sea. De manera que la Concertación se tiene que predisponer para ganar, pero no será fácil. Esta será una pelea dura y el candidato que sea va a tener posibilidades de ganar nuevamente. Sea Golborne, Lavín o el que sea. Yo creo que va a ser Lavín.