El año pasado, Egon Wolff se encontraba semi retirado del mundo, en su casa de Calera de Tango, cuando un joven dramaturgo lo llamó porque quería adaptar su clásica obra Los Invasores (1963). El escritor, no muy afecto a las nuevas versiones, aceptó siempre y cuando no se asociara el título original a este remake. Aún así, el día del estreno iba en auto hacia el teatro cuando una extraña sensación lo dominó: dio media vuelta y regresó a su casa. Nunca fue a ver la obra.
"En ese momento sentí una sensación de violación, como que se habían metido con algo muy personal", recuerda Wolff sobre el montaje, titulado finalmente Hombre acosado por demonios ante un espejo y estrenado en el Teatro UC. "(El dramaturgo) me llamó y me siguió invitando, y sospecho que este muchacho está sentido conmigo, y tiene toda la razón", dice.
Nombre clave de la dramaturgia chilena del siglo XX, perteneciente a la llamada Generación del 50, junto a Sergio Vodanovic, Jorge Díaz o Fernando Cuadra, Wolff cumplió este miércoles 85 años y es acaso el autor nacional más adaptado internacionalmente (cerca de 30 países han conocido sus obras), pero es una figura más bien fantasmal para el teatro local. El impacto en su tiempo de Los invasores -dirigida por Víctor Jara- o la aclamación internacional de Flores de papel o La balsa de la medusa, dicen poco en el mediático panorama actual de las tablas locales y por ello, sus obras son raramente remontadas.
"Siento que mi teatro está un poco desfasado. Tengo una obra inédita, Entendiendo a Tito, que trata de la relación y los afectos entre un retrasado mental y su hermano. La he dado a leer dos o tres veces y no pasa nada con la obra. Lo puedo entender en este mundo complejo que vivimos, pero me pregunto: ¿de qué estoy hablando? De ternura, de amor entre hermanos. Ese material humano está sobrepasado", cuenta.
¿Qué le produce esta "desconexión" con el presente?
Me genera frustración en el aspecto creativo, pero me parece terrible un mundo en que están desapareciendo las cosas hermosas y simples de la vida. Que el mundo no reciba este tipo de temas me hace sentir un desfasado.
Quizás por ello, Wolff se ha volcado a su nueva pasión: la pintura. Los últimos cinco años los ha dedicado a la acuarela, la que descubrió luego de considerarse un "negado para la pintura". "Estoy fascinado. Tengo unas 300 obras y mi estilo lo defino como 'impresionismo realista'. Pinto una lancha atascada en el lago, un reflejo en el agua. Nada muy de moda", dice riendo.
Antiteatro
Mismo año 2010. La actriz Montserrat Estévez le pide su colaboración para un proyecto que pretende homenajearlo con dos remontajes (Háblame de Laura y Los invasores), un documental, una página web y sendas exposiciones de sus acuarelas. Y eso, dice, lo ha hecho rejuvenecer. "Yo pensé que ya estaba afuera, pero es emocionante que un grupo de jóvenes me rescate", cuenta.
Lo más especial del proyecto, para Wolff, es que podrá ver en escena su obra más querida, Háblame de Laura, una pieza de cámara que narra la relación especial entre una madre y su hijo cuarentón y que será protagonizada por Gabriela Medina y Claudio Arredondo, madre e hijo en la vida real.
¿Cuál es su vinculación con el teatro joven?
Confieso que he visto poco, pero me parece que hay un antiteatro. Busca la descomposición de las cosas y es autorreferente al máximo, donde los autores escriben de sí mismos y no de personajes. Hay una sobreinformación inorgánica que ha producido una dispersión en las mentes, y hoy es un teatro desordenado, de instantes, que se ha recluido en lo físico, la imagen, la proyección, la música, la huifa.
Mirando en retrospectiva, ¿qué ve cuando mira su obra?
Veo varias etapas. Mi obra más conocida surge en un período condicionado por un pensamiento político y social, como se refleja en Los invasores o Flores de papel. Había agresividad en esas obras, una protesta por cómo se daban las cosas (y se siguen dando). Pero luego de la muerte de mi mujer (1995), me cambió el espíritu y me reconcilié con muchas cosas y entré en un período largo de tolerancia, que se refleja en mis últimas obras. En estos momentos estoy reconciliado totalmente con el mundo.