En Chile el acceso de la mujer al mundo laboral es un proceso todavía en marcha, más cuando se trata de las madres trabajadoras. Si se parte de la base de que hay sectores de la sociedad que aún no asumen del todo el trabajo femenino, la situación empeora para quienes, además, tienen hijos, pues las políticas de fomento para las mujeres que tienen ese doble rol no se terminan de desarrollar y tampoco existe una mentalidad totalmente proclive a ello.
Con frecuencia se dan dos situaciones adversas para las mujeres y madres. La primera, es que son discriminadas, porque la ley obliga a las empresas a cumplir requisitos que encarecerían su contratación (pagar sala cuna y las ausencias por maternidad, por citar ejemplos). La segunda, que algunas compañías privilegian a quienes no son madres por malas experiencias que no quieren repetir (como, por ejemplo, el abuso de licencias para alargar el descanso posnatal).
Constanza Imperatore, directora de Recursos Humanos y Desarrollo Organizacional de eClass, indica que, según su experiencia, es mal mirado por el jefe y por sus pares cuando una mujer pide permiso para ausentarse de la oficina por asuntos familiares. "Se la trata como si estuviera haciendo práctica y al final algunos beneficios para madres como la flexibilidad horaria sigue siendo vista de modo peyorativo, cuando la realidad es que las empresas que dan estos beneficios tienen trabajadores más felices y son más rentables o productivos", afirma.
La ejecutiva también agrega que las investigaciones comparativas entre países revelan que Chile está atrasado respecto de otros países de la Ocde en materia de integración femenina laboral.
En resumen, añade, en Chile sigue siendo una realidad el que para que las mujeres -y más aún las que son madres- puedan incorporarse al campo laboral, estas deben demostrar constantemente su responsabilidad con el trabajo y no abusar de los beneficios que, precisamente, les ayudarían a combinar ambas tareas de mejor manera.
Superando prejuicios
Pero el cuadro está cambiando. Aún hay prejuicios y discriminación entre los empleadores hacia las madres que trabajan o quieren trabajar, pero es una actitud que va en baja y se ha ido aceptando cada vez más como una condición natural. También ha ido ganando espacio la noción de que su doble rol no las hace menos eficientes, ya que, de acuerdo con los expertos en gestión de recursos humanos, en general son más organizadas con sus tiempos y más productivas.
Sebastián Pedraza, socio gerente de Búsqueda de SommerGroup, puntualiza: "Los prejuicios que pueden existir en el día a día se fundamentan en las inasistencias que son más recurrentes en las madres trabajadoras, ya sea por imprevistos que surgen con sus hijos, o en el alargamiento de las licencias pre y posparto". "Pero ya no son prejuicios explícitos, porque las madres también han tomado más conciencia de no abusar para no perjudicar a la empresa y de sentirse parte de la organización y su cultura", agrega.
Más aún, los expertos plantean que si se produce alguna merma de oportunidades por el hecho de ser madres (en salarios o desarrollo de la carrera, por ejemplo), eso más bien responde a un tema de género que a la maternidad, aunque los empleadores están comprendiendo cada vez más que la integración femenina en los equipos es un aporte necesario y complementario. Incluso se da un fenómeno inverso en sectores como call center, grandes tiendas, cadenas de comida rápida y cobranzas.
Cristian Carvajal, director de Operaciones Comerciales de la firma de outsourcing y recursos humanos GrupoExpro, cuenta que muchos de sus clientes -de industrias como las mencionadas- cuando les encargan reclutar y seleccionar personal piden, de preferencia, mujeres dueñas de casa mayores de 40 años y con hijos. "Valoran sus rasgos de buen trato a público, estabilidad, responsabilidad y puntualidad", acota.
En su opinión, las posibilidades de una mujer y madre de insertarse en el mercado laboral son cada vez mayores, debido a una demanda creciente por un perfil que presenta atributos como la responsabilidad y puntualidad. "Otro rasgo importante de las madres es la estabilidad, una característica cada vez menos frecuente entre jóvenes que recién ingresan al mercado laboral y que tienden a rotar de trabajo motivados por el dinero en un mercado cercano al pleno empleo", indica.
Jornadas flexibles
Buena parte de las madres trabajadoras logran integrarse (o mantenerse) en el mercado laboral de la mano de una flexibilidad horaria que permite compatibilizar ambas facetas.
Pedraza confirma que "en general, han aumentado sus oportunidades de trabajo a través de jornadas laborales más cortas y flexibles. Además, en las entrevistas no es común que se pregunte por la planificación familiar de la candidata. Creo que ha habido una evolución positiva".
Pese a ello, en numerosas empresas persiste cierta reticencia a contratar a madres, especialmente si tienen niños pequeños, y durante la entrevista laboral intentan averiguar si vive en pareja, la edad de sus hijos o si tiene planes de embarazarse.
Para los expertos, de hecho, una madre siempre tendrá el desafío de demostrar sus capacidades en términos de productividad, evitando permisos injustificados y logrando superar los resultados esperados, a veces trabajando en jornadas más cortas. Y parece que lo están logrando.