Un acertado adjetivo para un país como India bien podría ser "inmenso", gracias a sus 3.287.590 kilómetros cuadrados de territorio, donde habitan más de 1.200 millones de personas, que conviven con múltiples religiones, deidades, lenguas regionales, colonias etnográficas, condimentos y comidas típicas.
Es un país donde ciudades como Mumbai, la capital financiera, parecen no terminar nunca y donde tal vez una de sus postales más características sean sus inacabables taxis de tres ruedas, conocidos como Auto Rickshaw, que pululan ruidosamente por las calles.
La península índica es una de las que tienen mayor crecimiento a nivel global, y si bien en los últimos dos años su PIB bajó desde un 10,5% en 2010 a un 6,3% en 2011, debido a la disminución de la demanda exterior, según los datos proporcionados por el Banco Mundial, las políticas de inversiones y ampliación del capital siguen intactas e impulsadas por el gobierno central del primer ministro Manmohan Singh.
En esta inmensidad económica se alza Tata Group, que no sólo es una de las compañías más antiguas y prestigiosas de India, sino una de las más grandes, que con más de 100 empresas subsidiarias, en diversos sectores productivos, y ganancias por sobre los US$ 100 mil millones, contribuye con cerca del 3% del total de la producción interna del país.
Aquí también se desenvuelve Tata Motors, fabricante de autos de pasajeros, vehículos comerciales y camiones medianos, conocida en Chile desde 2008 por su pick-up Xenon, y que dentro del conglomerado se ha posicionado como un pilar, al reportar ingresos de US$ 32 mil millones y poseer una capacidad productiva de 3,2 millones de unidades al año, exportando sus productos a todo el mundo, e ingresando constantemente a nuevos mercados de Europa y Latinoamérica.
Con el foco puesto principalmente en estas dos regiones es que hoy el fabricante se encuentra en la primera etapa de un ambicioso plan de desarrollo. Como Asegura Karl Slym, CEO de Tata Motors, "esta estrategia, llamada 'Plan 2020', busca crear nuevos modelos destinados al mercado global, que puedan ser atractivos y cumplir las exigentes regulaciones de países europeos. Así, estamos trabajando en nuevos diseños, nuevas plataformas y nuevos motores que verán sus frutos en los próximos años".
Productos globales
Si bien estos nuevos productos comenzarán a ver la luz recién desde 2016, la experiencia obtenida del éxito que han tenido las marcas Jaguar y Land Rover (grupo británico que pasó a ser parte de Tata Motors en 2008 luego de comprarlas a Ford), pavimenta el camino para la introducción de nuevos productos destinados al mercado internacional.
Mal que mal, el fabricante indio ha invertido más de US$ 4,5 mil millones para el desarrollo de nuevos productos sólo en los últimos dos años, lo que se suma a la inyección de capital que Tata está realizando en su propia marca, y que asciende a los US$ 566 millones. Entre estos nuevos productos habría cuatro modelos para el segmento de pasajeros.
Sin embargo, el mercado interno es el que entrega el mayor volumen y se caracteriza por una demanda que se rige por precio. De ellas, el 60% corresponde a la comercialización de vehículos comerciales, donde ofrecen alternativas en todos los segmentos, desde el compacto chasis Ace, que ha vendido más de un millón de unidades en sólo cinco años en países en vía de desarrollo asiáticos, hasta camiones militares.
Mientras el desarrollo de estos modelos globales sigue su curso, Tata Motors está preparando los facelift de varios de sus autos, como del sedán compacto Mansa y el hatchback Vista D90. Por temas de homologación, ellos no llegarán a Chile en el corto plazo, pero sí se introducirían en los otros mercados latinoamericanos, con el fin de aumentar el 1% de participación de la región en las ventas totales del constructor indio. En tanto, en Chile sólo se mantendrá la venta de la pick-up Xenon hasta la llegada de un nuevo vehículo comercial que está aún en evaluación