LA última sesión de directorio de Tecno Fast duró casi 12 horas. Fue mucho más extensa de lo habitual, porque fue la primera a la que asistió el grupo Del Río, que hace unas semanas adquirió 40% de esta compañía, especializada en construcciones modulares, que tiene operaciones en cuatro países y casi 650 trabajadores.

Por casi 20 años, Cristián Goldberg compartió en partes iguales la propiedad de la empresa con la canadiense Atco Group, hasta que ésta optó por desinvertir en Sudamérica y le vendió su porcentaje en US$ 120 millones, valorizando la compañía en US$ 240 millones. En un proceso que lideró Banchile, tres grupos chilenos mostraron interés en transformarse en su nuevo socio estratégico. La elección se selló, finalmente, el 15 de septiembre, con el ingreso de Inder, sociedad del empresario José Luis del Río Goudie (socio de Falabella, Sodimac y Friosur) y sus hermanos Bárbara, Ignacio y Sebastián.

El cambio societario abrió una nueva etapa en la firma. Una de sus metas ahora es abrir entre 10% y 15% de su propiedad en Bolsa, a prorrata entre los socios, hacia 2015. Este proceso estaba en su agenda desde antes y, por lo mismo, ya lleva un año rigiéndose por los estándares IFRS, con la asesoría de PwC, y ha trabajado con los bancos de inversión BTG Pactual, LarrainVial y Banchile.

Goldberg, quien preside el directorio, dice que de aquí a marzo esperan definir con qué institución llevarán adelante la apertura. El timing dependerá del escenario que se dé en adelante. En particular, del desempeño de la minería, un sector que hoy enfrenta una baja de precios y un importante aumento de costos. Es que el mayor negocio de Tecno Fast está precisamente en esa industria, con la que ya lleva 18 años trabajando, en proyectos como la construcción de campamentos, por ejemplo. Entre sus clientes están operadores como Minera Escondida, Collahuasi, Codelco, Antofagasta Minerals, BHP Billiton, Anglo American, Xstrata, Antamina y Chinalco.

En total, la firma ha desarrollado 1,8 millones de metros cuadrados y se atribuye una participación de 65% en el mercado de las construcciones modulares, donde compite con Promet, Ecomet, Builder Pack y Sabinco.

Si bien Tecno Fast acaba de completar una década de fuerte crecimiento, con ventas récord de US$ 400 millones en 2012, las condiciones menos favorables en la minería limitarán sus resultados de corto plazo. Para 2013, de hecho, espera facturar US$ 340 millones, y hacia 2015 -año en que la industria cuprera retomará algunas iniciativas paralizadas- planea llegar a los US$ 440 millones.

Nuevos negocios

El directorio encabezado por Goldberg, e integrado por su socio Cristián Concha y el abogado Raimundo Carvallo, por parte del controlador, y por José Luis del Río y su hijo Juan José, por el lado de los socios entrantes, asumirá otros desafíos. Uno de ellos, crecer en América Latina, de donde obtiene 30% de su facturación hoy.

La compañía posee cinco plantas, tres de ellas en Chile (situadas entre las top five a nivel mundial en cuanto a capacidad de producción, según Goldberg) y dos en Perú. Además, maneja una oficina comercial y una planta de almacenaje en Río de Janeiro, desde donde gestiona una flota de 1.200 módulos que arrienda. La actividad, en este caso, está muy vinculada al dinamismo de la construcción de cara al Mundial de Fútbol del próximo año y a los Juegos Olímpicos de 2016. Una estructura similar mantiene en Colombia, donde sus clientes son de la minería del oro y de la actividad petrolera e infraestructura. "La operación de Brasil es cada vez más potente y lo mismo ocurre en Colombia", explica Goldberg. Junto a Perú, estos mercados serán el motor de crecimiento de la compañía mientras la minería en Chile no retome su impulso.

Otro país que miran con interés, para atender desde Perú, es Ecuador, con el foco puesto en el negocio petrolero. Esta visión regional es uno de los puntos que más lo ha acercado a los Del Río, quienes a través de Falabella y Homecenter Sodimac saben cómo transformar una firma local en un operador multinacional.

Por eso, la visión de Tecno Fast es abordar otros mercados. En cinco años, cree, la compañía estará "consolidada en Sudamérica y compitiendo en el mundo". En esta hoja de ruta, un destino relevante es Africa, donde ha hecho algunos trabajos, específicamente, un campamento para Shell en Gabón. Para una próxima etapa quedan Canadá y Australia. Argentina y Venezuela le parecen atractivos, pero ahora no están dadas las condiciones para entrar ahí.

El ciclo bajo

La ralentización que se espera para el sector ha llevado a la firma a buscar otras áreas de negocios. Las viviendas modulares, desarrolladas junto al arquitecto Felipe Assadi, son una opción. Otro nicho es la fabricación de baños y cocinas modulares, para instalar en edificios de departamentos que están en construcción.

Pese a todo, el empresario es optimista frente al futuro de la minería y, de hecho, tiene un proyecto para construir un hotel enfocado en este segmento en Calama. "La minería no se va a morir. Todos nos asustamos ante el escenario de que mañana el cobre cueste US$ 2, pero sigue en US$ 3,4 por libra. Quizás somos demasiado autoflagelantes respecto de esta industria, que es fundamental para el país y que es grande a nivel mundial", comenta.

También le preocupa el alza en los costos de instalación y montaje de las construcciones modulares, aunque los costos de producción se han mantenido estables desde 2007. Esto se debe a que cada compañía exige certificaciones distintas a sus firmas proveedoras. Para solucionar este tema, están trabajando desde hace un par de meses junto a la Asociación de Grandes Proveedores Industriales de la Minería (Aprimin).

A estos incrementos se suman los elevados precios de la energía, que en Chile superan ampliamente los de la industria en el mundo. "Y ahí tenemos un problema grave", advierte Goldberg.