La detonación no sólo generó alarma internacional, sino que su impacto provocó movimientos sísmicos de 4,7 grados Richter. En un fuerte desafío, Corea del Norte realizó ayer su segunda prueba nuclear subterránea en tres años, con una bomba más poderosa que la de Hiroshima en 1945. Además, el régimen comunista probó tres misiles de corto alcance, que generaron indignación desde Washington hasta Tokio. Incluso, el Presidente norteamericano, Barack Obama, le pidió al mundo "enfrentarse resueltamente" a Pyongyang. Según Norcorea, las pruebas fueron un éxito y se concretaron "para fortalecer la fuerza disuasoria nuclear para la autodefensa".

Poco antes de las 10.00, las autoridades norcoreanas detonaron una bomba de 20 kilotones en el noreste del país, cerca de la localidad de Kilju. La bomba supera por cinco kilotones a la de Hiroshima. Según el ministerio de Defensa de Rusia, la bomba atómica que Corea del Norte probó en 2006 fue de entre cinco y 15 kilotones. A su vez, los misiles -con capacidad para llegar a Corea del Sur y Japón- fueron lanzados desde el mismo lugar donde Norcorea probó un cohete en abril, en un hecho que le valió una condena internacional debido a las sospechas de que en realidad fue una prueba encubierta de su tecnología para misiles de largo alcance.

De acuerdo con el gobierno surcoreano, su vecino del norte informó antes de la explosión a China, su principal aliado. No obstante, Beijing expresó su "firme oposición" al test. Además, Pyongyang habría alertado a Estados Unidos de su prueba. Para Obama, el ensayo nuclear norcoreano representa una "amenaza a la paz y seguridad internacional". "El comportamiento de Corea del Norte aumenta las tensiones y perjudica la estabilidad en el noreste de Asia. Semejantes provocaciones sólo servirán para profundizar el aislamiento de Corea del Norte", agregó. Tras ello, Norcorea acusó al gobierno de Obama de seguir con la "política hostil" de la administración de George W. Bush y advirtió que en el país "están preparados contra cualquier imprudente ataque de EEUU".

"Peligro para el mundo"

El premier británico, Gordon Brown, calificó la acción como un "peligro para el mundo" y el líder surcoreano Lee Myung-bak puso en alerta a sus 655 mil efectivos militares y en el país hubo una serie de protestas. En Japón se señaló que "es una provocación inaceptable". Las condenas también llegaron desde Rusia, la Unión Europea y la OTAN. Además, el Consejo de Seguridad de la ONU condenó el hecho de manera unánime.

Pese a la reacción internacional y que Obama asegurará anoche el "compromiso inequívoco" en la "defensa" de Corea del Sur, Pyongyang lanzaría nuevos misiles entre hoy y mañana, según Seúl.