Isabel anuncia que está temblando en las tragamonedas y su entorno no la mira. Piensan que algunas de las máquinas ha entregado un premio importante y que esa es la explicación del ruido. La mujer está junto a su esposo en el casino Monticello, pero se encuentran a cinco metros de distancia. La intensidad del sismo transforma el encuentro en una verdadera odisea, pues el marido extrema todas sus fuerzas para cuidar a su pareja.

En las mesas de black jack, Rodrigo celebra un nuevo 21 y ordena sus fichas que demuestran un alto grado de fortuna. Se toma la molestia y ordena las mismas y las guarda para iniciar su carrera hacia el exterior. "No iba a dejar por ningún motivo las utilidades de una noche de casino", reconoce, considerando que igual su accionar tuvo un grado de irresponsabilidad.

El doctor Guillermo Urzúa disfrutaba de un trago en el punta y banca, mientras la casa sumaba ganancias. De ahí vino el remezón. "La croupier, con una calma a toda prueba, cerraba incluso la mesa". Algunas personas iniciaron la fuga apenas comenzó el ruido. A la hora del terremoto, la cifra de público que registraba el Casino Monticello superaba las 3.500 personas, más unas 400 que estaban en la discoteque del recinto (ver recuadro).

Fichas de $ 50 mil en el suelo, las cartas en cualquier parte. Las apuestas terminaron.

"Preferí mantener la calma. Estaba junto a Teresa, que se ubica siempre en la misma máquina y habíamos conversado que si alguna vez había algún problema, debía esperarme ahí. Afortunadamente la luz bajó su nivel, pero no se apagó", explica el mismo Urzúa.

Las tragamonedas -que amenazaron con caerse- se transformaron en obstáculos para escapar . "Pensé en correr, pero eran muchas las personas que querían salir del lugar", afirma Bernardita Farías. Sobre la imagen del orden, Farías recalca que el staff de seguridad del casino cumplió su labor: "hubo un problema serio en la entrada principal y debieron desviar a la gente hacia las salidas de emergencia que facilitaron el escape".

Finalmente, no hubo lesionados de gravedad, pese a que se cayó un techo de vidrio en la puerta principal del casino más grande de Latinoamérica.