Cerca de las 7.15 de ayer, el estudiante Nelson Valenzuela (30) levantó la mano derecha para hacer parar un bus. Había perdido el que pasaba 10 minutos antes. Al detenerse un vehículo interprovincial de Tur-Bus, el joven subió, saludó al chofer y buscó asiento, pero casi todos estaban ocupados por pasajeros y bolsos: "Caminé hacia el último y me senté", relató ayer desde una sala de recuperación del Hospital de Talagante.
Diez minutos más tarde, a las 7.25, el bus "empezó a zamarrearse, empezó a cortar los fierros del bandejón y ahí apreté los pies bajo el asiento y traté de taparme la cara. Cuando miré hacia el lado, la persona que iba allí (en ese asiento) ya no estaba", contó el joven. Valenzuela fue uno de los sobrevivientes del choque frontal entre el bus y un camión cisterna, en el kilómetro 45 de la Autopista del Sol (Ruta 78), a una velocidad de 93 km/h. El bus, que había salido a las 6.00 de San Antonio a Santiago, traspasó el bandejón central de la carretera e impactó de frente al otro vehículo.
El saldo: 20 muertos y 16 heridos de gravedad. Valenzuela, quien abordó el bus en el kilómetro 67, sufrió la fractura de tres costillas y de una clavícula. Fue uno de los pocos pasajeros que pudieron relatar lo ocurrido.
Entre los fallecidos estaban el chofer del bus, José Luis Abarca, y el del camión, Juan Ortega Vilches.
Relatos de testigos
Mario, un agricultor que vive a la altura del kilómetro 45 de la Ruta 78, oyó un fuerte estruendo a las 7.22.
"Estábamos en mi casa cuando oímos un golpe. Era como un camión ripiero, y luego sonidos de fierros". Al mirar hacia la calzada norte de la autopista, vio cómo el bus traspasaba el bandejón central para impactar al camión, que se desplazaba en sentido contrario.
Junto a otras personas, corrió hacia el lugar del choque. "Cuando llegamos, como pudimos armamos unos cajones y empezamos a ayudar a la gente. Sacamos a una niña que nos decía 'no quiero vivir'. Fue terrible de verdad", relató el parcelero.
Minutos después, una compañía de la Unidad de Ingenieros del Ejército se detuvo a colaborar. "Había gente que había sido eyectada del bus (...), ayudamos a la gente que creímos que podíamos salvar y los sacamos en camilla", relató el teniente Waldo Martínez, a cargo del grupo de uniformados.
Las labores de rescate se prolongaron por más de tres horas. Hasta el sitio llegó una treintena de bomberos de El Monte, Melipilla y Talagante, además de los servicios de emergencias de Santiago. A medida que comenzaban a llegar familiares de las víctimas, se vivían escenas de profundo dolor.
Tras el rescate, la Sección de Investigación de Accidentes de Tránsito (Siat) de Carabineros y la Fiscalía Occidente comenzaron la investigación de la tragedia. Una de las hipótesis que se investigaba era que el conductor del bus se hubiese dormido o que sufriera algún problema de salud.
Para el jefe de la Siat, comandante Víctor Cancino, el accidente es el "peor en la Región Metropolitana durante las últimas dos décadas". Añadió: "No ha habido un accidente de esta envergadura. Hablo de la gran cantidad de muertos y lesionados y, por supuesto, de los daños que ha provocado este funesto hecho".