Se cerca se escucha ese sonido espeluznante. Ese que para los pelos por ser sinónimo de muerte. No se trata del gemido de un zombie hambriento. Lo que se escucha es uno más de los aportes de los bosques de Atlanta a la atmósfera tétrica en que se filma la segunda temporada de The Walking Dead, que debuta el martes, a las 22 horas, por Fox (señal 57 de VTR y 502 de VTR), sólo dos días después de su regreso en Estados Unidos, que será el domingo. Son los cuervos que graznan fuerte y seguido. Esos mismos que sin piedad picoteaban el cadáver de un animal en la temporada anterior.
Para estos episodios, el set está ubicado en un pueblo diminuto llamado Sharpsburg, lleno de construcciones que parecen hechas a la medida de una serie de televisión, pero que son verdaderas. Es otra de las características del show: trabajan en exteriores y con locaciones reales y en el más estricto secreto, que pone restricciones a lo que se puede contar y cuándo. No es para menos, porque se trata de una de las mayores apuestas de Fox.
Gritan "¡corte!" y a los pocos segundos aparece el protagonista Rick Grimes (Andrew Lincoln), el líder de un grupo de sobrevivientes al apocalipsis zombie. Está sucio y mojado por el sudor. Una maquilladora se encarga de ensuciarlo un poco más y de rociarle repelente de insectos. Indispensable, considerando que no sólo los zombies merodean, sino que también las chiggers, una especie de garrapata que el actor Steven Yeun, que interpreta al valiente Glenn en la serie, encontró nada menos que "en mi área privada", como reconoce entre risas.
Lincoln y Yeun vuelven a ubicarse en sus posiciones. Los acompañan tres caras nuevas. Una voz ronca se encarga del "¡Silencio, estamos grabando!". La escena se lleva a cabo en un bar polvoriento. Una máquina de niebla funciona incesante mientras en un reducido espacio se cuentan cerca de 20 personas. Desde el director del episodio, Clark Johnson, hasta el encargado de llenar los vasos con whisky -en rigor agua con colorante de caramelo- una y otra vez mientras se filma la escena. Es decir, de siete de la mañana a siete de la tarde. La vara de la primera entrega, de apenas seis episodios, quedó alta. Y no sólo por el éxito de audiencia.
Para los productores cada capítulo fue una minipelícula. Filman en celuloide, no en digital. "Queríamos que la serie fuera más grande de lo que uno nunca hubiera imaginado para un show de TV", asegura Greg Nicotero, coproductor ejecutivo y responsable de los zombies, o walkers. "No siento la presión por el éxito de la primera temporada. Pensamos siempre en cómo mejorarlo. Me pongo en el lugar del espectador que dice qué me vas a mostrar de nuevo ahora", agrega.
El estándar cinematográfico y la fascinación con los zombies no son los únicos puntos a favor. La productora ejecutiva Gale Anne Hurd (Terminator, Aliens) afirma: "Vivimos en un mundo con guerras continuas, colapso financiero global, desastres naturales, y estamos más conscientes de todo eso. Hay una sensación de inminente amenaza. Explorar ese miedo a través de un mundo zombie posapocalíptico es mucho más seguro, y esa es una de las razones por la que el show conecta con la gente".
Graznan los cuervos otra vez. Gritan "¡corte!" y comienza de nuevo el movimiento. Ya está autorizado a pasar el vehículo de Correos que esperaba su turno al lado de una de las patrullas encargadas de cortar el tránsito. El director aprovecha de acercarse y pide que anote los tres lugares imperdibles de Chile. "Una playa, una montaña y una ciudad. Quiero conocerlo hace mucho y creo que pasaré este año", asegura.
El sol azota fuerte, el aire es pesado, por algo también hablan de esta zona como "el jacuzzi del diablo". La pregunta está latente, ¿dónde están los zombies? No hay respuesta hasta ese momento. A cambio, pasa un miembro del equipo con una pierna mutilada en la mano. No genera mucho revuelo. El perro de la casa de la esquina ya ni ladra frente al ajetreo. Los niños juegan en sus jardines. Nadie rodea el set para sacar fotos. ¿La razón? Simple. Atlanta es el Hollywood del Sur. Los vecinos de este y otros pueblos ya están acostumbrados a grabaciones de películas (Un sueño posible) y de series (Drop Dead Diva, The vampire diaries).
Los fans han esperado más de 10 meses por esta nueva temporada, que esta vez tendrá 13 episodios, y las expectativas sólo han ido subiendo. La presión aumentó, además, con la salida de uno de los principales cerebros tras la serie, el director Frank Darabont (Sueños de fuga), a fines de julio. Las explicación clara de su partida nunca llegó. "Es un asunto entre AMC y él, y francamente no conozco todos los detalles y por qué las cosas ocurrieron" asegura Robert Kirkman, creador del cómic en que se basa The walking dead, productor ejecutivo y uno de los cercanos colaboradores de Darabont desde el comienzo del proyecto. "Fue un momento difícil para el elenco. Frank hizo despegar el show, y su partida fue algo difícil de tragar", agrega. Jon Bernthal, que interpreta a Shane en la serie, un policía que se involucró con la esposa de su mejor amigo, coincide: "Este año hemos visto muchas pérdidas: gente ha resultado herida, han perdido sus padres, sus hijos, la salida de Frank. Pero eso también nos ha unido más".
Termina la grabación de la escena y el equipo parte hacia una granja, a quince minutos en camioneta de Sharpsburg. Es una casa blanca con el look perfecto de terror. Tan grande que alcanza para que sus moradores -una pareja mayor- vivan en el segundo piso mientras filman en el primero. Es el sitio clave de esta temporada, tal como ocurre en el cómic. Y aunque los fanáticos de la historieta creen saber el futuro de los sobrevivientes (la saga escrita va en el capítulo 84), el equipo deja en claro que el show no es una adaptación literal. "Estás escribiendo para gente real (los actores) que aportan algo nuevo" aclara Hurd. Es así como han sumado personajes que no estaban originalmente y han dado giros a la trama.
El trío protagónico de Rick, su esposa Lori y su amigo Shane intensificará sus conflictos. Además, se sumarán nuevos personajes, como el dueño de la granja y su hija, de la que Glenn se enamorará. "Mi personaje era irresponsable, ponía su vida en peligro porque quería la gloria. Pero ahora se da cuenta de que tiene que vivir por ella, eso cambia el juego" asegura Yeun.
Frente a la casa se ve el campamento de los sobrevivientes. "La granja es esta increíble oportunidad que nunca pensaron que tendrían de nuevo: un hogar, un refugio, seguridad, agua y comida hecha en casa. Pero las cosas nunca son exactamente lo que parecen, y cuando la gente baja la guardia, eso sólo trae más peligro" asegura Bernthal y agrega: "Creo que será más oscura que la primera temporada".
Atardecer. Los cuervos vuelven a graznar y se acaba la visita. Y ningún zombie a la vista.