El título de esta columna se inspira en dos fuentes: la primera es cierta canción que se entonaba en Francia hace muchos años y en la cual a cierta marquesa se le informa de a poco -"tout va bien, madame la marquise, pero..."- que su palacio se ha incendiado, su marido el marqués fallecido, el gato atropellado y su fortuna desvanecida; la segunda son declaraciones del intendente de La Araucanía, el señor -¿o debiéramos decir antropólogo y filósofo de la historia?- Joannet, quien acaba de afirmar que su región es "la tercera más segura de la nación". Como prueba de ello recordó a la ciudadanía que desde que él está a cargo nadie se ha tomado ningún edificio público. Eso es totalmente cierto; como la CAM se ha tomado el entero territorio de la región que al intendente le compete, lo cual incluye por default cada edificio público y privado que se encuentre dentro de aquella, sus combatientes ya no necesitan perder tiempo en ir a tomarse las oficinas del Departamento de Aseo y Ornato de Temuco u orinar en el escritorio del señor intendente. Entendemos que este último, satisfecho por su logro, prepara una campaña para promocionar los encantos turísticos de la región aduciendo esa calma chicha. Para los amigos del turismo aventura se les ofrecerá la opción de recorrer caminos rurales.
No todas las autoridades de la República ostentan tal grado de voluntaria y persistente ceguera o tanta disposición para declaraciones cargadas de inconsciente humor negro. La alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, a propósito de los brutales desmanes que los estudiantes preocupados por la calidad de la educación perpetraron en el Inba, primero destrozando la biblioteca, luego vandalizando lo que no robaron y robando lo que no vandalizaron, ha dicho que para ella ahora es claro que con estos estudiantes no hay diálogo posible y no existe otro camino sino el desalojo. Eso bastó para que un dirigente estudiantil, luego de reconocer los "daños", acusara a Tohá de no respetar "acuerdos de campaña". Ignorábamos que doña Carolina hubiera contraído el compromiso de permitirles saquear establecimientos educacionales.
Dicho sea de paso, la alcaldesa, junto con declarar que ha abandonado siquiera en ese inciso su encantadora visión progre del universo, de inmediato acusó a Carabineros de no haber hecho caso a 20 interpelaciones del municipio para que dicho desalojo del Inba se celebrara. Es de presumirse, sin embargo, que las peticiones debieron ser revisadas por uno de los grandes inefables del régimen, el buenazo del intendente Orrego, quien no gusta poner obstáculos al sacrosanto derecho a manifestarse y del cual el destrozar y/o robar es parte constitutiva. Es en esa fase del proceso donde posiblemente reposa parte de la razón de la tardanza, pero es de adivinarse que tampoco la superioridad de Carabineros tiene hoy mucho apuro en satisfacer peticiones que terminan con sus funcionarios jugando el papel de los malos de la película, con sanciones, sumarios, despidos, la vindicta de los medios y como cereza que corona la torta la invitada especial de todas estas funciones, la santa patrona de los derechos humanos, señora Fries.
Declaraciones
Así pues tenemos a Tohá haciendo declaraciones acerca de haberse pegado la cachada. Tenemos al intendente de La Araucanía haciendo declaraciones sobre la seráfica paz que reina en sus dominios. Tenemos al ya ido Burgos haciendo declaraciones sobre el descanso eterno. Tenemos al recién llegado Fernández haciendo declaraciones con una mano puesta en la Biblia. Tenemos a Teillier haciendo declaraciones acerca de cómo pondrá el grito en el cielo si Fernández no se porta bien. Tenemos a Andrade haciendo declaraciones que él imagina llenas de humor acerca de Burgos y de Burgos acerca de Andrade. Tenemos a dirigentes estudiantiles haciendo declaraciones en las que reconocen los "daños" pero advierten que con eso se pretende desviar la atención de los elevados fines del movimiento. Tenemos a la Presidenta, día por medio en CNN y 24 Horas, haciendo declaraciones de cualquier cosa. Tenemos a la Fries haciendo las declaraciones y acusaciones de siempre. Tenemos a Carabineros haciendo declaraciones de exculpación. Tenemos a las autoridades universitarias haciendo declaraciones bastante cobardes, salvo Darrigrandi. Lo único que no tenemos es a Cantinflas, quien, por haber muerto, no pudo ser reclutado por el gobierno para que hiciera declaraciones verdaderamente graciosas.
Amén de no tener a Cantinflas tampoco tenemos a quien gobierne, estudie, trabaje, controle a las turbas y los vándalos, restablezca la tranquilidad, fomente el crecimiento, disminuya la inflación y el desempleo y defienda como es debido nuestro territorio. Tenemos sólo a la señora marquesa intentando personalmente o por medio de sus lacayos de Palacio convencernos que "tout va bien" y cualquier idea en contrario es a lo sumo un problema derivado de una "mala comunicación" y/o del golpismo.
Contradicción
Tenemos, sobre todo, un gobierno hundido hasta el cuello en la contradicción. Es la horrible contradicción entre el mundo verbal en el que siempre se han movido sus celebrantes y feligreses y la torva realidad en la que se metieron. Es relativamente probable que a veces se den cuenta, como lo hizo Tohá, del lío en que están por culpa de la distancia sideral entre sus conceptos de papelería y la brutal dificultad de gobernar, pero, ¿cómo pueden ponerle remedio a eso si su propio discurso, el que los justifica y legitima ante sus propias audiencias, el Credo que recitan desde la pubertad, los dogmas que hicieron suyos y con los cuales interpretan, diagnostican y le dan recetas al mundo, si todo eso se los impide ideológica, visceral y hormonalmente? ¿Cómo desalojar de verdad colegios tomados por vándalos si Carabineros no puede literalmente hacer uso de la fuerza pública porque el régimen se las ha quitado? De hecho, ¿cómo emplear fuerza pública en ninguna ocasión si los actos de dicha fuerza, de llevarse a cabo, inmediatamente disparan en la izquierda y en sus compañeros de ruta un ciego automatismo de rechazo hecho a base de odio parido, malas experiencias y peores doctrinas y por las que, en el acto, ven en toda acción policial una "represión", como hoy les parece hasta un chorro del guanaco?
Atrapados sin salida
El gobierno, sus congresales, partidarios, apitutados y sus no pocos ayudistas en los medios están, entonces, atrapados sin salida. Saben o siquiera sospechan de que el piso se hunde bajo sus pies, pero ni tienen recursos para ejercer el arte de la levitación ni menos de la reparación o revisión. Aun si la economía naufraga, ¿cómo podrían reflotarla sin ser acusados por sus partidarios y hasta por sus propias almas de haber entrado en contubernio con los satánicos poderes fácticos? Aun si comprenden al fin de qué laya de dirigentes estudiantiles y activistas del movimiento estamos hablando, ¿cómo podrían seriamente controlarlos sin ser abucheados por ser "fascistas"? Aun si se dan cuenta de que en La Araucanía se está poniendo en peligro la continuidad territorial del país y encaran a combatientes armados e incendiarios en serie, ¿cómo podrían hacer uso de los recursos que a estas alturas serían necesarios para contenerlos, detenerlos, procesarlos y condenarlos? ¿De dónde sacarían la convicción necesaria?
Y así entonces a estos despavoridos feligreses les ha sucedido lo que no les sucedió durante el período de la Concertación ya sea por miedo, cautela e incluso por conveniencia; al fin, 20 años después, ya de lleno en la segunda infancia política, les sucede que creen haber llegado el momento de la expiación y la redención, de lavar sus pecados, sus componendas y transacas, de olvidar todo lo bueno o necesario que aprendieron y recordar todo lo inútil que debían olvidar, lo cual incluye desde sus pobres lecturas de adolescencia a sus convocatorias y lemas vacíos vociferados ya de viejos. Y ahí están de nuevo, quizás para su propio asombro, alzando el puño mientras todo se tambalea a su alrededor...*