Charles Darwin, John Keats, Oscar Wilde, Glenn Gould. Los prohombres de la cultura se reúnen en algunas de las películas más destacadas del 34 Festival Internacional de Cine de Toronto, que comienza mañana y se extiende por 10 días. Considerada la primera escala en la carrera a los Oscar, en este encuentro se presentó el año pasado el filme ¿Quién quiere ser millonario?, que se llevó ocho estatuillas y el Premio del Público de Toronto.
La cinta que abre el encuentro es Creation, del inglés Jon Amiel. La película se basa en el libro Annie's box, de Randal Keynes (tataranieto del famoso naturalista) y describe los esfuerzos del científico (Paul Bettany) por conciliar su agnosticismo con el amor hacia su religiosa esposa (Jennifer Connelly).
Dentro de la gran gama de producciones británicas en Toronto destaca además Dorian Gray, de Oliver Parker, una adaptación fiel de la novela de Oscar Wilde ambientada a fines del siglo XIX. En la cinta, Gray es encarnado por Ben Barnes (El príncipe Caspian). A principios del 1800 se sitúa Bright star, cinta de la neocelandesa Jane Campion (Oscar por La lección de piano) que relata los últimos días del poeta inglés John Keats (1795-1821) y es estelarizada por Ben Whishaw.
En la misma línea de hombres notables y desde el terreno de la no ficción está el documental Genius within, de Michèle Hozer. La obra explora la vida del controvertido pianista canadiense Glenn Gould, uno de los mejores intérpretes de Bach que tuvo el siglo XX y quien a los 30 años decidió retirarse para siempre de los escenarios.
Entre los grandes directores presentes en Toronto sobresalen los hermanos Joel y Ethan Coen, quienes presentan A serious man, comedia negra de carga autobiográfica. Con locaciones en el pueblo natal de los directores, A serious man cuenta la tragicómica existencia de un profesor de física de origen judío que, al mismo tiempo, es abandonado por su esposa, fastidiado por su hijo drogadicto y amenazado de despido en el colegio.
De Latinoamérica están la chilena Huacho, de Alejandro Fernández, y la uruguaya Hiroshima, de Pablo Stoll, quien vuelve a dirigir tras cinco años, después de la muerte de su compañero de dirección Juan Pablo Rebella. Ambos hicieron Whisky en el 2004.
Las audiencias de Toronto son gigantescas, con más de 300 mil espectadores repartidos en 23 salas de la ciudad. "Toronto tiene la mejor audiencia del mundo. Si dan filmes de medianoche, hay público. Si dan la última de Rohmer, hay público. Hay gente para todo", declaraba a propósito Quentin Tarantino hace tres semanas.