LAS CALLES de Buenos Aires parecen a ratos un campo minado. Mientras los autos bocinean tratando de avanzar, el agua chorrea desde los aparatos de aire acondicionado de los edificios mojando las cabezas, y las grietas y hoyos en las calles hacen casi imposible no tropezarse al menos una vez por cada cuadra. El húmedo calor y las lluvias caprichosas garantizan andar con las ropas pegadas al cuerpo y el aumento desorbitante del parque automotor ha empujado al rubro turístico, como al mismo gobierno de la ciudad, a buscar alternativas para recorrer la congestionada capital. Así, los paseos en bicicleta se han posicionado como una excelente forma de moverse por Buenos Aires, ciudad que genera un influjo poderoso en miles de chilenos que cruzan cada año la cordillera, más aún en Semana Santa.
Naranjas, con campanita y GPS
Saltando entre los adoquines del histórico San Telmo, la campanita de la clásica (aunque último modelo) bicicleta de la tienda La Bicicleta Naranja nunca deja de sonar.
Estacionadas en fila afuera del local -cerca de la famosa feria de antigüedades que se instala los domingos-, las bicis brillan con el sol y parecen un ejército expectante para emprender su viaje. Un viaje que comenzó el 2004, ofreciendo arriendo y tours guiados de entre tres y cuatro horas, con un guía bilingüe, agua mineral, casco y seguro.
José María Oyharbide, su propietario, explica: "La bicicleta te da una flexibilidad y posibilidades únicas para llegar a todos lados. Esa libertad de explorar atrae a nuestros clientes". Por eso, han desarrollado productos especiales para los turistas.
"Se puede salir solo y armar un recorrido propio. Para eso les proveemos de mapas, de edición nuestra, y la opción de bicicletas con GPS incorporado, que incluyen audioguías de los lugares a visitar, distancia, ubicación, entre otros".
José María reconoce que son muchos los chilenos que los visitan y que se nota en ellos una "cultura de bici", probablemente, por la creación de ciclovías en los últimos años. En Buenos Aires también ha habido una explosión, impulsada por el programa "Mejor en Bici", del gobernador Mauricio Macri, que hace exactamente un año instaló 45 km de "ciclovías protegidas" para mejorar el tránsito seguro por la capital. Se trata, además, de un servicio de préstamo de bicicletas (gratuito), pero hasta ahora es sólo para residentes, aunque más de algún turista con amigos o familiares porteños ha usufructuado del sistema, ya que permite recorrer y dejar estacionada una bici y sacar otra por dos horas, sólo estando inscrito previamente y sin pagar un peso.
Comenzando a pedalear
Para los turistas, la recomendación es ir desde el centro de la ciudad hacia el sur. Se comienza en San Telmo y se sigue por la Av. Paseo Colón, hasta la primera detención en el Parque Lezama, donde se instalan diversas ferias de artesanías. También ese es el lugar donde Pedro Mendoza habría realizado la primera fundación de Buenos Aires, y por la calle Defensa, además, se encuentra el Museo Histórico Nacional.
Continuando al oeste, por la calle Blanes, se llega a su famoso estadio del club deportivo Boca Juniors, La Bombonera, el que se puede visitar pagando.
A un par de cuadras, por la calle del Valle Iberlucea, se llega al mayor atractivo del barrio La Boca: Caminito, con sus casas pintadas de colores, muchos artistas, tango y lugares para comer. En esta zona es importante no alejarse del perímetro "turístico", ya que puede ser peligrosa.
Al regreso, también por Av. Paseo Colón, doblando al noreste por E. Rawson, se llega a la Fuente de las Nereidas, donde comienza la Reserva Ecológica Costanera Sur.
Abierta todo el año, es la segunda área verde más grande de la ciudad y su entrada es gratuita. Por su riqueza natural, es un lugar perfecto para observación de flora y fauna y para realizar actividad física al aire libre. En la Av. T. Achával Rodríguez hay numerosos quioscos donde asan carne y la gente se detiene a comer y descansar.
Finalmente, regresando hacia San Telmo se pasa por Puerto Madero, donde están los diques del Río de la Plata y que hoy en día es la zona más cara de la ciudad, reuniendo oficinas de lujo, hoteles y una amplia oferta gastronómica. Sin duda, hay que cruzar por el Puente de la Mujer, aunque eso debe hacerse a pie.
Parques y más parques
Ahora bien, si le interesa más acceder a las hectáreas y hectáreas de áreas verdes de la ciudad, la recomendación es otra. Se puede comenzar el viaje en la estación 5 de Plaza Italia (Palermo), avanzando por Av. Sarmiento, a cuyo lado está el zoológico. Al llegar al Monumento a la Carta Magna, en la intersección con Av. del Libertador, sigue por la ciclovía de esta calle hacia el sur.
Llegando a la Av. Casares está el Centro Cultural y Ambiental Jardín Japonés, hermoso reflejo de la arquitectura y vegetación nipona, mientras que por Figueroa Alcorta, paralela a Av. Del Libertador, está el Malba (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires), que siempre tiene destacadas exposiciones.
Siguiendo por Figueroa Alcorta, pasarás varias plazas y parques, incluyendo la Plaza República de Chile, donde está nuestra embajada, y un par de cuadras más allá es obligatoria una detención en la Floralis Genérica, enorme estatua metálica en la Plaza Naciones Unidas, que se abre y se cierra según la hora del día.
Por último, al llegar a Recoleta, en el deslumbrante edificio de la Facultad de Derecho de la Unab, se encuentra la estación 1 de las ciclovías. En esa área está el Museo de Bellas Artes y cruzando a la Plaza Francia y la Plaza Intendente Alvear, los fines de semana hay entretenidas ferias con antigüedades y artesanías. En ese lugar está también el Cementerio de Recoleta, donde se puede visitar la tumba de Evita, entre muchos otros personajes.
Salir de lo urbano
En el emergente negocio de los tours en bicicleta, cada empresa trata de hacer la diferencia. En Urban Biking ofrecen una atención personalizada, con grupos pequeños de ciclistas y actividades originales, como tours nocturnos -con cervezas incluidas- y circuitos que se complementan con otras actividades fuera de la ciudad.
Es el caso de su full day por el río Tigre y el delta del Paraná. Un viaje que se inicia en tren, llegando a los suburbios del norte de la ciudad, tomando un tren desde la Estación Retiro a la Estación Lucila, para desde ahí pedalear hasta el río Tigre y el delta del Paraná, una zona de gran diversidad ecológica donde se realizan numerosas actividades deportivas.
Allí, el viaje en kayak dura dos horas por el interior del delta y el recorrido incluye, además de la bicicleta y sus implementos, el kayak, los boletos de tren, el almuerzo, y un mate con un alfajor, para darle a la actividad el toque final perfecto.
Si ya ha recorrido la ciudad y la conoce de memoria, un paseo como éste es una gran alternativa. La recomendación, de todas formas, es no realizar esta actividad solo, acaso que se conozca muy bien la zona.
En Buenos Aires hay que estar dispuesto a soportar el calor, a mojarse súbitamente si comienza a llover y tolerar los tacos. Pero, además, si opta por un paseo en bicicleta, es requisito obligatorio conducir de manera responsable y ser paciente. Por eso Miguel Bomchil, encargado del Plan de Movilidad Sustentable de la ciudad, enfatiza que, si no se va con un guía autorizado, utilice la red actual de ciclovías.
En definitiva, incluso quienes no pedalean en Santiago pueden tomar esta experiencia al otro lado de la cordillera como instructiva y muy agradable para recorrer Buenos Aires.
En una de esas, al regreso se animan y se transforman en ciclistas furiosos.