En la noche del 17 de enero de 1991, la operación Tormenta del Desierto para liberar a Kuwait de la invasión iraquí llevaba sólo algunas horas en desarrollo, cuando el entonces secretario de Defensa, Dick Cheney, anunció en televisión que las fuerzas norteamericanas habían sufrido su primera baja.

Se trataba del piloto de la Marina Michael Scott Speicher, cuyo caza de combate F/A-18 Hornet había sido derribado por un avión iraquí. Ese día comenzó un misterio que sólo ayer, a 18 años del incidente, fue develado cuando Estados Unidos confirmó que había encontrado los restos de Speicher en la provincia de Anbar, en el occidente de Irak. El piloto, ascendido a capitán durante los años en que estuvo perdido, era el único militar estadounidense perdido en acción en la Guerra del Golfo.

Los restos fueron ubicados por Marines norteamericanos, con la ayuda de civiles iraquíes que el mes pasado les informaron que unos beduinos habían encontrado fragmentos de un avión y enterrado al piloto. Tras recorrer el área la semana pasada, los soldados recobraron huesos que fueron enviados a EE.UU., donde se confirmó en base a registros dentales que pertenecían a Speicher. Los resultados de los tests de ADN deberían conocerse hoy.

El destino de Speicher -quien tenía 33 años cuando fue derribado- alimentó numerosos rumores durante años, pues nunca se encontraron restos de su avión, ni hubo señales de que hubiera saltado en paracaídas antes de estrellarse en el desierto iraquí. El piloto tampoco activó la señal electrónica que hubiera permitido ubicarlo. De hecho, aunque fue dado por muerto, la Marina cambió su estatus a "desaparecido/capturado" en 2002, cuando se preparaba la invasión que derrocaría al gobierno de Saddam Hussein al año siguiente. De hecho, en septiembre de 2002 el Presidente Bush mencionó el caso de Speicher ante la Asamblea General de las Naciones Unidas durante su argumentación en favor de la guerra contra Irak.

Aunque no se dio una razón oficial para el cambio de estatus, por años corrieron versiones no confirmadas de que Speicher podía estar vivo y cautivo del régimen de Irak. Una de ellas surgió meses después de la captura de Bagdad por fuerzas norteamericanas en 2003, cuando unos soldados aseguraron haber visto lo que suponían eran las iniciales "MSS" en la pared de una prisión iraquí. El caso incluso inspiró el libro "Nadie será dejado atrás", publicado en 2003.

La CIA, otras agencias de inteligencia y la Marina condujeron varias investigaciones a lo largo de 18 años para determinar el destino de Speicher. En marzo de este año el secretario de la Marina cambió el estatus del piloto a "perdido en acción", luego de que su familia manifestara públicamente que se oponía a que la institución lo declarara "muerto en acción".

"Nuestra Armada nunca abandona a un compañero, sin importar cuán larga y difícil sea la búsqueda", dijo ayer el almirante Gary Roughead, jefe de operaciones navales de EE.UU.