A las seis de la tarde de ayer comenzaron a bajar de sus autos los primeros apoderados y ex alumnos del Colegio Santa Ursula de Vitacura. Entraban en pareja o en grupos de hasta cuatro al establecimiento de avenida Nueva Costanera. Algunos lo hacían en silencio y otros comentaban su malestar por las versiones de la remoción, por decisión del Vaticano, de la madre Paula, quien ejerció por 26 años como superiora de la orden.
La cita estaba programada para las 19.30 y concluyó poco más de una hora después. Todos debían identificarse ante funcionarias con notebooks, tras cruzar la reja. Luego avanzaban hasta el gimnasio, donde llegaron más de 500 personas. La madre Angela Gandner, directora del establecimiento de Vitacura, comenzó explicando que el viernes recibieron una carta del Arzobispado dirigida a la comunidad.
Luego leyó la misiva, donde se hacen duras afirmaciones sobre Isabel Margarita Lagos (66), la madre Paula, descrita por apoderados como estricta, pero comprometida con la labor educativa.
En la carta se mencionó el "ilegítimo ejercicio como superiora religiosa de la hermana (...) que se ha extendido más allá de lo establecido por sus Constituciones". A esto se añaden "eventuales conductas reñidas con las normas de la Orden", que no se precisan.
También se menciona que fue decisión de la Santa Sede que dejara el cargo y que viva "por un tiempo prudente fuera de la comunidad de las Ursulinas de Chile". El viernes salió de Chile con rumbo a Alemania.
En el texto se afirma que la visita apostólica de la Orden para los Institutos de Vida Consagrada fue visada por monseñor Tobin Joseph William, secretario de la orden.
Sobre las medidas que afectan a la congregación, la carta sostiene que "en adelante el gobierno de la Orden sea ejercido por un Comisario Pontificio", figura aplicada cuando se realiza una intervención, explican fuentes eclesiásticas.
Si bien en el documento se precisa que el arzobispado no tiene tutela legal de la orden, se explica que el Vaticano solicitó al arzobispo Ricardo Ezzati "colaboración" para buscar una reemplazante definitiva. También se dice que se nombró a sor Angela en el "intertanto".
Preguntas de los padres
Tras la lectura de la carta se aceptaron preguntas de los presentes, las que fueron respondidas principalmente por el presidente del centro de padres, Ricardo Gebauer. Fueron cerca de 15 y todas fueron respondidas, cuentan asistentes a la reunión.
Estos relatan que entre las primeras interrogantes estuvo si las medidas obedecían a temas de índole sexual y la respuesta de Gebauer fue que la información que manejaban no era esa. Añaden que éste planteó a lo largo de varias respuestas que se trataba de problemas administrativos derivados de la permanencia de la superiora en el cargo. Se recalcó que la indagación afectaba al monasterio y no al colegio, lo que tranquilizó a los padres, cuentan estos.