El debate sobre la caza de elefantes en Africa nuevamente salió a flote, tras el polémico viaje que el rey Juan Carlos de España realizó a ese continente. Según sugieren especialistas, la caza sigue siendo el turismo más rentable para Africa. Las ofertas de este tipo de viajes se multiplican por internet, donde diferentes empresas de safaris y agencias de viajes los ofrecen.
Sudáfrica, Namibia, Zimbabwe y Botswana -donde estuvo el rey Juan Carlos la semana pasada- son los cuatro países que no han prohibido la caza de elefantes. Además, la actividad es una fuente de millonarios ingresos para estos países y es estrictamente regulada en zonas donde la población de elefantes no se encuentra en particular riesgo, según asegura la cadena británica BBC.
Por ejemplo, la caza de elefantes en Botswana tiene que practicarse siempre bajo la supervisión de un cazador profesional y un policía, quien garantiza que se cobren las tasas estipuladas por matar a cada elefante.
En ese sentido, en Africa hay cupos para cazar paquidermos previo pago de entre US$ 7.000 y US$ 26.000, en promedio, por ejemplar, asegura la prensa europea. A esto hay que sumarle el pasaje de avión, la estadía en algún lodge autorizado para este tipo de actividades y el traslado en tierras africanas. Según consultó La Tercera a agencias de viaje, los 10 días en algunos de estos lugares en Botswana, sin contar el pasaje de avión, van desde los US$ 6.000 (con traslados en vehículo todoterreno) a US$ 15.000, si el turista tiene que desplazarse a una zona de caza de elefantes en avión.
Si se suman los US$ 2.000 del pasaje en avión (en clase económica, desde Chile), matar a un elefante tendría un costo que va desde los US$ 15.000 hasta los US$ 43.000. En algunas zonas de Botswana, como en el delta del Okavango (donde fue el rey Juan Carlos), el precio por animal cazado oscila entre los US$ 40.000 y US$ 52.000. El precio por elefante, en todo caso, tiene que ver con la edad del animal y el tamaño del colmillo (se calcula por peso). Además, hay reglas que hay que seguir. No se pueden cazar, por ejemplo, hembras o elefantes que están siendo objeto de investigación.
Control de población
Según la BBC, muchas de las compañías de safaris apoyan los esfuerzos de conservación del gobierno y suspenden la caza si las autoridades informan que se ha superado la cuota anual de ejemplares abatidos. De acuerdo con la organización de protección de los animales, WWF, la principal amenaza para los elefantes africanos no es la caza "turística", sino la caza furtiva, fomentada por el mercado ilegal del marfil, seguida de la pérdida de los hábitats: la caza regulada, sostienen sus partidarios, respalda la protección de sus ecosistemas y permite controlar su número.
Por ejemplo, en 2008 y tras varios años de estudios y consultas, Sudáfrica reanudó el sacrificio selectivo de elefantes para controlar el exceso de esos animales, poniendo fin a una moratoria que databa de 1995. El argumento es que en el país hay muchos más elefantes de los que su ecosistema puede permitir. Así, se calcula que en ese país hay cerca de 20.000 elefantes, de los cuales 14.000 están en el Parque Kruger. Sus autoridades proyectaron que si se mantenía la actual tasa de crecimiento, para 2020 habría 34.000 ejemplares sólo en el Kruger. Se estima que hay alrededor de medio millón de elefantes africanos repartidos por 37 países.
Sin embargo, este argumento no satisface a quienes defienden los derechos de los animales, y ayer, manifestantes se reunieron frente al hospital donde se encuentra el rey en Madrid: "Ojalá dijera que se dio cuenta de lo injusto que es el dolor que lleva causando tantos años a los animales", dijo un portavoz del grupo pro animal.