Para la familia Reszczynski Zúñiga, la madrugada del miércoles se volvió a repetir la historia del 10 de agosto. Por la noche ingresaron a su casa, en la parcela 38 del sector de Las Canteras, en Chicureo, cuatro sujetos para asaltarlos. Los amenazaron con el arma en la cabeza, amarraron a la asesora doméstica, a la dueña de casa y a sus cuatro hijos. Cuatro meses antes les ocurrió lo mismo mientras estaban durmiendo. María Paz Zúñiga dice que esta última vez fue mucho peor: "Ahora fue más violento. Estaban muy agresivos, sobre todo con mis hijos grandes. Les pegaban cada vez que levantaban la cabeza. A mí me amarraron muy fuerte y se enojaron mucho porque no encontraban cosas. Yo les decía que no teníamos cosas, porque ya nos habían robado. A mi hijo de 16 años le apuntaban con el arma y le preguntaban la clave de una caja fuerte. El no la sabía. Yo creí que a mi hijo lo iban a matar".
A la primera que amarraron fue a la hija menor, de 11 años. A ella la llevaron por la casa, amenazada con el arma, para buscar qué robar.
Atraco
Los delincuentes ingresaron por la ventana de una de las piezas y los hijos mayores, de 18 y 16 años, fueron los primeros en percatarse de lo que ocurría. Uno de ellos le avisó a su padre, Pablo Reszczynski, ex gerente del Parque Arauco, quien corrió donde sus vecinos y llamó a Carabineros, quienes detuvieron a cuatro sospechosos, dos de ellos menores, identificados como M.A.L.P. (17) y J.G.G.G. (14). Además de Jean Pierre Bastías (19) y Giussepe Benavides (21), el mayor de la banda, quien recibió cuatro balazos de un cabo de Carabineros tras negarse a bajar una pistola.
"El carabinero le pedía que bajara el arma. Tenía encañonado a mi hijo y lo golpeaba. No le hacía caso. Ahí escuché el primer disparo. Nos escondimos en el baño. Estábamos aterrados, nos podrían haber matado", dice la mujer.
El Ministerio Público decidió ampliar la detención de la banda hasta mañana. Al respecto, el fiscal del caso, Patricio Macaya, dijo que "tenemos que reunir la mayor cantidad de antecedentes para solicitar una medida cautelar que corresponde a este tipo de delito que, probablemente, es la prisión preventiva". Una de las líneas a investigar es que algunos de los sujetos que ingresaron a la vivienda eran los mismos del asalto de agosto. "La última vez estaban con las caras tapadas, pero yo creo que son por las frases que decían", explica Zúñiga, quien agrega que sus hijos están en tratamiento sicológico desde el primer asalto en agosto. "Yo hace tres meses que no podía dormir en la noche".
En tanto, el jefe de la Unidad de Víctimas del Ministerio del Interior, el abogado Gonzalo Fuenzalida, confirmó anoche que esa entidad se querellará contra los cuatro imputados por el asalto, tras reunirse por cerca de dos horas con los afectados, quienes le relataron en detalle los hechos acaecidos en su hogar.