Google, el buscador electrónico más popular del mundo, no pudo dejarlo pasar. Y El beso, el célebre cuadro de Gustav Klimt, es la imagen de Viena en estos días. Está en vitrinas, salas de estar, incluso en las campañas oficiales de la ciudad. Ayer, Google también sucumbió a la seducción: recordó los 150 años de Klimt con su cuadro más famoso.
Nacido el 14 de julio de 1862, el pintor que escandalizó a los críticos de su época y que indignó a Hitler es la estrella del año en su país. Viena celebra el aniversario con exposiciones simultáneas en 10 museos.
Amante de sus modelos, padre de 14 hijos, liberal, provocador y acaso el pintor mejor pagado de su época, Klimt fue pionero del modernismo. Vivió en la Viena de Freud, Otto Wagner y Karl Kraus. A principios del siglo XX, la capital del Imperio austrohúngaro era una ciudad luz para la cultura occidental. En 2006, Raúl Ruiz lo retrató en su filme sobre Klimt: "Me interesaba ver esa patota intelectual de Viena. Me interesan esos grupos y sus peleas", dijo.
Hijo de un grabador en oro, Klimt estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Viena. Con su hermano Ernst y su compañero Franz Matsch formaron la "Compañía de artistas" y realizaron trabajos muy bien pagados. Pero Klimt aspiraba a más y en 1897 fundó el movimiento de la Secesión, una asociación de pintores de estilo decorativo y arquitectos art nouveau, cuyo lema era "cada edad su arte, al arte su libertad". Lo grabaron en la entrada a la sede del grupo.
A inicios del siglo XX, Klimt definió su estilo y vivió su período de trabajo más intenso. Se inspiró en el desnudo femenino y les dio a sus obras una intensa energía sensual, influida por los dibujos eróticos de Ingres y Rodin, e inspiradas en Emilie Flöge, su musa y amante, a quien conoció en 1890 y lo acompañó hasta la muerte. Con sus obras Judith, El beso y, sobre todo, la Dánae de 1907, el pintor inaugura su período de mayor contenido sexual. Es también su llamada "etapa dorada", donde incorpora pan de oro en sus obras, escandaliza a la crítica conservadora y seduce a la pujante burguesía vienesa.
El erotismo de su pintura fue muy apreciado, pero tambien originó la leyenda de su apetito sexual: se decía que vivía rodeado de mujeres desnudas. En su 150º aniversario, el pintor vuelve a ser el artista más cotizado de su país.
La exposición estelar es la que exhibe El beso, en el palacio Belvedere, dueño de la mayor colección de sus obras. A su vez, el Museo Leopold presenta Klimt personal, muestra que reúne cuadros, postales, fotos, telegramas y registros de sus viajes por Bohemia, Rumania, Italia, Alemania, Bélgica, Inglaterra, Francia y España. Ofrece así un recorrido por el mundo privado del del artista.
El Museo de Viena expone su colección Klimt completa: 400 piezas, desde obras reconocidas hasta dibujos y pequeños estudios. Entre las obras maestras está el retrato de Emilie Flöge (1902). En la sede de la Secesión está su friso de Beethoven, así como una exposición especial que reúne objetos de artesanía. A ello se suma la muestra del Museo Austríaco de Folclor, que exhibe tejidos, bordados, encajes y otras creaciones de Emilie Flöge.
La música también celebrará al pintor con Gustav Klimt Das Musical, un espectáculo que representará la vida y amores del artista, y que se dará del 2 de septiembre al 7 de octubre, en el Künstlerhaus. Desde luego, no es todo. Esta semana, el palacio Belvedere y Google Maps lanzaron también un recorrido virtual por la exposición para iPad, que permite conocer el mundo íntimo de Klimt.