"Saludo al pueblo argentino por haber derrocado a un régimen, y a más de un gobierno, que intentaba desesperadamente sacrificar a un pueblo orgulloso en el altar de la austeridad liderada por el FMI". El 16 de mayo de 2012, fecha en que escribió este comentario en su blog, Yanis Varoufakis se desempeñaba como economista en la compañía de videojuegos Valve Software. No imaginaba que casi tres años después se convertiría en ministro de Finanzas de Grecia, ni menos que le tocaría enfrentarse al mismo organismo crediticio al cual había criticado.

Hoy, con una Grecia en default tras no pagar el martes la cuota de 1.600 millones de euros que adeudaba al FMI y con el fantasma de una salida de la eurozona más fuerte que nunca, muchos comparan la situación del país heleno con la vivida por Argentina en diciembre de 2001, cuando una política suicida de sobreendeudamiento degeneró en una cesación de pagos por casi US$ 100.000 millones deuda soberana, la mayor hasta aquel entonces. Ese mismo mes una ola de disturbios terminó con 39 muertos en Buenos Aires y con el entonces Presidente Fernando de la Rúa huyendo de la Casa Rosada en helicóptero.

Tal como le ocurre a Grecia actualmente, en 2001 Argentina ya llevaba varios años de penurias y austeridad. Se había endeudado fuertemente con el FMI, el Banco Mundial y EE.UU., y todos ellos exigían impopulares recortes de gastos. El FMI interrumpió los desembolsos cuando Argentina no cumplió con las metas de reducción de déficit.

Pero, tal como apunta el analista argentino Julio Burdman, Argentina vivió por entonces una "simultaneidad de fenómenos de la bancarrota", en donde además del default de la deuda, se produjo en 2002 el fin de la convertibilidad peso-dólar y la megadevaluación. "Eso produjo una ruptura generalizada de los contratos, y una verdadera depresión económica, tras lo peor de la crisis. Incluyó un 'corralito', una explosión de 'cuasimonedas' -más de la mitad de las provincias comenzó a emitir monedas propias, en forma de bonos, para pagar salarios-, y un aumento sin precedentes del desempleo y la pobreza", explica Burdman a La Tercera.

A pesar del trauma, en 2002 la economía argentina ya se había "estabilizado", según The New York Times. Burdman asegura que el país "salió casi sin financiamiento externo", ya que "con un fuerte crecimiento, se fue desendeudando en base a su propio superávit fiscal". Pero también, señala el portal Infobae, fue clave el Presidente venezolano Hugo Chávez, quien compró bonos por al menos US$ 5.600 millones desde 2005 hasta 2008 para auxiliar al país.

Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, explica a La Tercera que "Argentina supo aprovechar la combinación de buenos precios de sus exportaciones (granos) con el rebote de actividad tras tres años de recesión". Así, en 2006 Argentina canceló en un solo pago los US$ 9.800 millones que debía al FMI. Pese a ello, el actual rumbo económico está lejos de ser ideal. En abril la Cepal estimó que el país tendrá un crecimiento nulo en 2015.

Si bien Arturo C. Porzecanski, economista de la American University y experto en el default transandino, cree que "Argentina sería una analogía apropiada" para el caso griego, aclara que al país heleno "probablemente le iría peor". "La viabilidad económica de Grecia por su cuenta nunca ha sido probada" desde 1981, cuando se unió a la UE, comentó. Además, dijo al Times, "el desafío práctico de difusión de la nueva moneda (dracma) sería enorme" para Atenas".