EL MIERCOLES 25 de diciembre de 1985 se estrenó en Chile Volver al futuro, una película que con el paso de los años se volvió un clásico. Uno de sus productores, un tal Steven Spielberg, explicó que la cinta no tenía que ver con una máquina del tiempo ni con el viejo anhelo de viajar por las épocas, sino que, simplemente, sobre el tiempo. Cómo, con la experiencia que entrega, nos cambia y nos vuelve un perfecto extraño con el que curiosamente compartimos el RUT.

¿Qué pasaría si, igual que Marty McFly, pudiera viajar en el tiempo? Si existiera esa opción, imposible, de acercarse a uno mismo a los 20 años y, con la experiencia de las décadas, decirse algunas verdades. ¿Qué se diría? Seguramente, se centraría en aconsejarse para evitar los errores que ya sabe que ocurrirán o para dejar pasar o para tomar decisiones más rápido. Pero lo que sea que se diga, a estas alturas, estará condicionado por lo aprendido y por "la capacidad para añadir profundidad y percepción" a los hechos. Una condición que vamos adquiriendo a medida que envejecemos, como describe un estudio de la U. de Toronto.

A partir de esto, es que Tendencias reunió a 12 personas y les pidió que simularan el viaje en el tiempo y se aconsejaran a ellas mismas, a los 20 años. La mayoría trató de que su versión más joven enmendara decisiones. Y, más de alguno, se pidió madurar.