Recuperaron el impulso. Tras el dominio de Ferrari en el Gran Premio de Alemania, Mark Webber lideró la arremetida de Red Bull para volver a la victoria en Hungría y, de paso, quedar como exclusivo líder del campeonato.
El australiano sigue dispuesto a demostrar que tiene tantos o más méritos que su coequipo, Sebastian Vettel, para luchar por el título y ayer en Hungaroring ejecutó a la perfección una estrategia que debió variar de acuerdo a las circunstancias.
Aunque Vettel logró defender su pole position (la séptima del año), Fernando Alonso anticipó al oceánico en la largada y le arrebató el segundo lugar. Sin embargo, todo cambió en la vuelta 16, cuando sale el auto de seguridad para limpiar la pista de los restos de un accidente anterior.
Tanto Vettel como Alonso aprovecharon de entrar a pits a cambiar neumáticos, dejando a Webber (que calzaba compuestos blandos) como líder provisional, lo que lo dejaba en una incómoda posición, pensando que más temprano que tarde tendría que detenerse a cambiar neumáticos. Sin embargo, el panorama iba a comenzar a cambiar cuando el germano era sancionado con un drive through por exceder la distancia con el auto de seguridad, lo que provocaba su enfado.
"Estoy decepcionado, porque de otro modo esto habría sido un paseo", dijo el alemán, que incluso siguió discutiendo la medida con los comisarios mientras caminaba hacia el podio.
En el nuevo escenario, Webber apostó a la resistencia de sus gomas, más aún cuando Lewis Hamilton, hasta entonces líder del campeonato, abandonaba por problemas en la dirección y dejaba abierta la lucha por el liderato. La jugada del australiano dio resultado y comenzó a construir una sólida ventaja que le permitió hacer el cambio de gomas sin perder su primer lugar y tomar la bandera a cuadros para quedar en solitario a la cabeza del campeonato.
"Fue como un regalo. No tengo muchos de esos, así que tomé esto", dijo el oceánico que puede irse al receso veraniego de la F1 mirando desde lo alto el inicio de una lucha apasionante.