Umar Farouk Abdulmutallab, el joven nigeriano que el 25 de diciembre cometió un fallido atentado contra un vuelo que se dirigía de Amsterdam a Detroit, reconoció que había recibido entrenamiento en Yemen. La información no fue ninguna sorpresa para la inteligencia norteamericana, ya que desde hace meses mira con recelo a ese pequeño estado árabe que estaría convirtiéndose en el nuevo centro de operaciones de la red terrorista de Osama bin Laden. Ante ello, la administración de Barack Obama no ha dudado en transformarlo en un importante objetivo de la guerra contra el terrorismo. Incluso ayer el propio mandatario norteamericano acusó por primera vez a la rama yemení de Al Qaeda de planificar el ataque.
El gobierno de Yemen, encabezado por el teniente coronel Alí Abdulá Saleh (quien está en el poder desde 1978, cuando dirigía Yemen del Norte), un aliado de Washington, estima que hay entre 500 y mil combatientes de Al Qaeda en el país, quienes reciben ayuda de la población para esconderse. Parte importante de los rebeldes son mujaidines que regresaron a Yemen en los años 80 después de enfrentar a los soviéticos en Afganistán y muchos de ellos combatieron junto con los talibanes después del ataque de Estados Unidos en 2001. Además, aprovechan la estructura tribal del país para protegerse.
Ante la fuerte presencia de EE.UU. en Irak y Afganistán, los miembros de Al Qaeda estarían trasladándose hacia Yemen para operar con mayor facilidad. Así, según reportes de inteligencia citados por el diario estadounidense The Boston Globe, en los últimos meses al menos una docena de insurgentes seguidores de Osama bin Laden llegaron a Yemen para convertir a la montañosa provincia de Marib (al oeste de la capital, Sanaa), en un nuevo "santuario" de la red terrorista.
Yemen vive marcado por la inestabilidad debido a la lucha interna que hay entre el gobierno musulmán sunita, y los insurgentes, chiitas, conocidos como los Houthi. Las autoridades yemeníes y las sauditas, las cuales también enfrentan a los combatientes en la frontera común, sostienen que los insurgentes operan con la ayuda de Irán. Ante ello, Estados Unidos no ha dudado en apoyar militarmente al gobierno de Sanaa.
Reforzamiento militar
La colaboración de la administración Obama se da en momentos en que los analistas afirman que la inseguridad en Yemen ha llegado a tal nivel que es muy posible que el próximo año reemplace a Pakistán como el principal centro de operaciones de las redes de Al Qaeda. "Hay un caldo de cultivo enorme en Yemen, donde no existe el estado de derecho. Al Qaeda se aprovecha de regiones y países en esas condiciones", comentó a La Tercera Jorrit Kamminga, experto del International Council on Security and Development (Icos).