Alberto Contador: “Me dijeron que quizás la mitad de mi cuerpo podía quedar inmóvil”

Alberto Contador, durante su visita a Colombia, en febrero pasado. Foto: Joaquín Sarmiento/AFP.

En la antesala de su visita a Chile, la leyenda del ciclismo se confiesa sobre los momentos alegres de su vida y los no tanto, como el accidente cerebrovascular que casi le quita la vida a los 21 años o el mediático juicio por dopaje que debió enfrentar.



Alberto Contador (Pinto, 6 de diciembre de 1982) luce radiante. Confiesa que está un poquito “abollado” tras una competencia por diversión, como el mismo reconoce vía Zoom desde su casa en Madrid. Durante esta conversación con La Tercera, donde también aparecerá en la pantalla el pequeño Luca, su hijo de cuatro años, la leyenda del ciclismo mundial, ganador de todas las grandes pruebas, charla de todo. También se ilumina al hablar de Chile, país que visitará por primera vez para participar en el Monumento Cardenal Samoré, competencia pedalera que comienza el 9 de octubre y que recorrerá 197 kilómetros de la Patagonia hasta llegar al límite con Argentina: “No he estado nunca y la verdad es que estoy con muchas gana. Es que, a través de las redes sociales, me escriben mucho de ahí. Curiosamente, la quinta ciudad de la que más seguidores tengo es Santiago de Chile. Estoy con muchas ganas de ir allí y de conocer a esa afición que me escribe muchísimo”.

Entonces, lleva muy bien documentado su registro de seguidores...

Bueno, no. Porque si me dijeran la sexta, no tengo ni idea (suelta una carcajada). Pero lo miré, y como salen las cinco primeras y teniendo en cuenta que voy a visitar Chile dentro de poco, me llamó la atención especialmente.

¿En qué está su vida después del retiro?

Es un poco una locura, porque al final esto no para. Soy una persona muy activa, me resulta complicado estarme tranquilo. Me gusta hacer cosas, proyectos que te ilusionan... Entre la Fundación Alberto Contador, donde tenemos tanto el área del Ictus —la enfermedad que sufrí— como la bicicleta, con todos los equipos: los niños, juveniles, Sub 23 y el profesional... Más, Bicis para la Vida, que es coger bicis antiguas que se han quedado pequeñas y llevarlas a otros países para que tengan una segunda vida. Luego, Aurum, ese niño que ha nacido de cero que está creciendo de una manera increíble y genera bastante volumen de trabajo, a la vez que es muy motivante, porque es un gran desafío y lo estoy disfrutando mucho... Y esto compaginándolo con mi labor de comentarista en Eurosport, a veces desde estudio y otras veces en carrera... Tuve la oportunidad de hacer la última parte del Giro de Italia allí, estuve en el Tour de Francia, incluso en la moto, y ahora haré la Vuelta a España. Así que esto unido a un montón de eventos que tengo alrededor del mundo me permite estar poco en casa, pero me gusta estar activo. Todo lo que hago son cosas que me ilusionan y creo que eso es lo más importante.

¿En qué momento se da cuenta de que quiere retirarse?

Es complicado. Tomar la decisión de retirarte es muy difícil, porque no sabes nunca cuándo va a ser el momento acertado. Pues me retiré en el 2017 y yo antes del Tour de Francia estaba convencido a un 99 por ciento de que me retiraba, pero no quería decir un cien por cien, porque no sabía si me retiraba con una caída en el Tour o ganando. Yo sabía que ese uno por ciento de dudas me lo iba a despejar el Tour. Y así fue, tuve una caída justo el día antes de la primera jornada de descanso y eso hizo que perdiera tiempo en la general y que no tuviera opciones de luchar por la victoria. Estuve pensando en el día de descanso y a la tarde fui a la habitación del mánager del Trek-Segafredo, porque querían que firmara contrato para más años y yo estaba retrasándolo, retrasándolo... Fui y le dije que dejaba el ciclismo, que la Vuelta a España sería mi última carrera, y así fue. Ya lo tenía bastante claro y durante el Tour terminé de salir de dudas. Treinta y cuatro años, sí. Quizás un poco pronto para el ciclismo, y teniendo en cuenta que me encontraba muy bien física y deportivamente, pero también es bonito retirarte con un buen recuerdo; al alto nivel, que los aficionados se queden con ese recuerdo, y la verdad, creo que tomé la decisión acertada. A ver... Ganar el gran giro el último día es una cosa que no puedes controlar, pero afortunadamente se ganó. Creo que fue el final perfecto.

¿Y cómo fue el día después?

El día después no es complicado, porque al final no paras. El día después es cuando llega enero y empiezas a preparar la temporada del año siguiente y ves que no tienes que prepararla. Dices “ostras, y ahora ¿qué?”. Pero justamente ese día que estaba un poquito indeciso, hablé con mi hermano, que es mi mánager, y tuve una reunión sobre todo; sobre televisión: en qué canal quería trabajar, eventos, conferencias, sponsors… Entonces, me quedó poco tiempo libre, pero sí que es verdad que cuando empezó el año dije “ostras, Alberto, y ahora ¿qué?”, porque era cuando te ibas a la montaña concentrado durante tres semanas a preparar la temporada y ahora no tenías esa obligación.

Alberto Contador será una de las estrellas presentes en el Monumento al Cardenal Samoré.

Mirando en perspectiva su carrera y habiendo grandes nombres, ¿se siente el mejor ciclista español de todos los tiempos?

No, no es una cuestión de sentirte mejor o peor que otros. En España, afortunadamente, hemos tenido grandes corredores: Miguel Indurain que ganó cinco Tour consecutivos. O sea, es algo realmente difícil. Luego, tenemos a corredores como (Alejandro) Valverde, que son especialistas en clásicas; en Lieja, en Flecha... Yo creo que es un nivel altísimo, pero me considero uno más de ese grupo de grandes ciclistas que ha habido en España.

Usted ha pasado situaciones muy duras como el accidente cerebrovascular que sufrió. ¿Cuánto cambió su vida?

Sin duda, cambió. Al final, eres un corredor joven; 21 años, en todos los periódicos, promesa del ciclismo español... y de buenas a primeras te empieza a doler la cabeza y no sabes muy bien por qué. Y vas a una carrera y pierdes el conocimiento... Te dicen que tienes un sangrado en la cabeza, que no saben lo que es y luego ven un derrame cerebral. Fue algo duro porque en ese momento el ciclismo pasó a ser algo completamente secundario, únicamente pensar en recuperarme para tener una vida relativamente normal o lo más normal posible, pero al final me pudieron intervenir; pudieron abrirme la cabeza y quitarme un ovillo de capilares que tenía. La recuperación fue bien y seis meses después pude volver a la competición y ganar. Yo siempre me he considerado una persona madura y con las ideas más claras, pero esto me lo hizo todavía más fácil. Me hizo más fácil el entrenar, el sacrificarte... Días que hace un poco de frío o llueve un poco y cuando estás en el hospital dices “lo que daría por entrenar en esas condiciones”.

¿Le tomó el peso a que incluso pudo haber muerto?

Podía haber muerto, podía haber tenido bastantes secuelas... De hecho, cuando tuve un sangrado en carrera y otro en casa, ahí me dijeron que quizás la mitad de mi cuerpo podía quedar inmóvil, y afortunadamente no fue así. Hubo momentos de mucho miedo.

¿Cuál fue el momento más feliz que vivió en su carrera?

Diría que la vuelta a la competición después del ictus, en el Tour de Down Under, en Australia, en enero, y conseguí ganar la etapa reina. Para mí esa victoria está por encima de las del Giro, las del Tour o la Vuelta, a nivel de emoción. Porque volver a competir ya era un sueño y, encima, conseguir la victoria fue algo increíble.

Alberto Contador, en su visita a Colombia, donde presentó su propia marca de bicicletas. Foto: Joaquín Sarmiento/AFP.

¿Y lo más triste que enfrentó?

Bueno, he vivido situaciones de todo tipo: a nivel deportivo, de convivencia y de desafíos. Lo que siempre he hecho ha sido intentar coger las cosas que no me sumaban y quedarme con lo positivo. He pasado momentos delicados, es normal en una carrera de 15 años de profesional. Pero soy una persona optimista, que deja de lado lo negativo.

También enfrentó un mediático y controvertido caso de dopaje. Imagino que eso debe haber sido muy duro.

Es complicado de vivir porque tú sabes el ejemplo que eres para todos los niños; la responsabilidad que tienes, tienes unos valores que te han inculcado tus padres... Y esto va justamente en contra de eso. Cuando a ti se te acusa de doping es algo que te cuesta creer. Encima, de una sustancia que para nada se usa. Ni en ciclismo, que quedó demostrado que no tiene ninguna mejora a nivel deportivo. Y me pusieron una sentencia al final que no tenía sentido ninguno, que podía volver a correr... Me pusieron una suspensión para atrás de lo que había. O sea, una cosa sin pies ni cabeza. Y, después de este caso, ya no ha habido ningún positivo más con clembuterol, curiosamente. Se ve que quizás esa norma que había era un poco obsoleta y ahora se han dado cuenta del problema que hay. Quizás toda la lucha que tuve, porque puse todo lo que estaba a mi mano, mi esfuerzo, para intentar que se demostrara claramente la verdad, ha servido para eso. Curiosamente no se ganó el juicio, pero se ganó realmente, porque al final lo que decían es que podía ser de una contaminación alimentaria de algún suplemento de algo y que no tenía mejora deportiva. A nivel mediático se hizo gigante. Y bueno, es un episodio de tu vida que realmente es complicado y al día de hoy todavía lo recuerdas. Y con una grandísima impotencia...

¿Cómo tomó el positivo de Nairo Quintana?

He visto únicamente por encima que le han quitado la sexta plaza en el Tour, por tramadol, que era una sustancia que antes estaba permitida. Pero esto de que te quiten un resultado, pero puedes correr y demás... no estoy demasiado al día de ello.

¿Cuál fue el rival más difícil para usted?

Yo creo que he tenido dos corredores en grandes vueltas y en el Tour de Francia, que han sido mis principales rivales: Andy Schleck, en la primera parte de mi carrera profesional, y luego Chris Froome junto con Sky. Yo los pondría juntos a Froome con Sky, porque bloqueaban un poco la carrera y ese bloque era más complicado de desarbolar.

Usted fue compañero de Lance Armstrong, a quien tuvo de rival en su propio equipo...

Compartimos equipo en 2009. Ambos teníamos el mismo objetivo, que era ganar el Tour de Francia, y lo que estaba claro es que era incompatible: lo iba a ganar uno de los dos. Yo estaba en un momento de forma muy bueno y tenía claro que mi objetivo era volver a ganar el Tour, antes de que estuviera Armstrong en el equipo. Fue una situación complicada, pero al final pude conseguir el objetivo, que era ganar, y feliz por ello. Una experiencia más dentro de toda una carrera profesional...

La figura de Armstrong es muy cuestionada por su dopaje. ¿En qué lugar lo pone?

A ver... En cuanto a Armstrong, en su momento, era el corredor que estaba dominando. Entonces, quizás nos tenemos que quedar con eso. No podemos decir que había otros corredores más fuertes o no. Pero en ese momento era el que dominaba. Y pasó todo lo que pasó... Queda un poco ahí, de esa manera. Esos Tour de Francia ahí en medio de no se sabe ni cómo... Pero lo que está claro es que en su momento era el que dominaba.

¿Siente que le faltó algo a su carrera?

No. La verdad es que estoy muy satisfecho con lo que conseguí. Me sacrifiqué por las carreras que quería. Pensaba siempre en las grandes vueltas o en las vueltas por etapas y me siento afortunado de conseguir los objetivos que me planteé. Muchas veces me preguntan “¿y un Mundial o una Olimpiada?”. A ver, para poder optar a un Mundial, tiene que ser una carrera muy dura y yo no tengo una buena puntada de velocidad. Quizás, ha sido un poco lo que he echado de menos durante mi carrera: que los recorridos no sean demasiado propicios para escaladores, limitando mucho el poder tener opciones de victoria.

Alberto Contador y Alejandro Gutiérrez, el responsable de la visita de la leyenda española a Chile.

¿Hoy es feliz?

Muy feliz. Me siento enormemente afortunado de la vida que tengo, de lo feliz que soy. Creo que es complicado retirarte y encauzar tu vida o seguir con la misma motivación e ilusión cuando estás en activo, y la verdad es que en ese sentido estoy muy contento.

¿Qué corredor es el que más le gusta hoy?

Ahora tenemos dos que claramente de cara al Tour de Francia serán los que marcarán un poquito estos años. También te digo que seguirán llegando corredores, pero tanto Pogacar como Vingegaard serán los dos corredores que van a estar jugándose el Tour de Francia de aquí en adelante. Por otro lado, creo que el ciclismo está viviendo un momento increíble. Con Van Aert, con Van der Poel, con Evenepoel, con Alaphilippe creo que tenemos una serie de corredores que enganchan al aficionado, que hacen cosas diferentes, y eso es lo que realmente el ciclismo necesita.

Para usted, ¿cuál es el deportista español más grande de todos los tiempos?

Para mí, Rafael Nadal, que curiosamente sigue todavía en activo. Conseguir 14 Roland Garros, llegar a esa cantidad de grand slams... Es un ejemplo a seguir, tanto a nivel deportivo como personal.

¿Cómo le gustaría ser recordado?

Como un gran profesional en su momento y como un corredor que corría de una forma diferente, con un ciclismo de ataque; de intentar un todo o nada; de ir segundo y jugártela toda con tal de ganar, aunque pudieras perder ese segundo puesto. Esa era mi filosofía y mi manera de afrontar las carreras.

¿Qué consejo le daría a alguien que está comenzando en el ciclismo?

Primero que todo, que disfrute. Si no lo hace, es complicado que pueda entrenar y sacrificarse todo lo que se necesita y luego, si realmente quiere intentar y tiene opciones de ser profesional, que trabaje duro. El ciclismo es un deporte muy sacrificado. Tienes que renunciar a muchas cosas; tienes que entrenar muchísimo y luego la competencia es muy grande. Lo primordial es que disfrute y tenga pasión por este deporte.

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