Pedir a la tierra y a las montañas por animales sanos y abundantes puede sonar primitivo, pero esa creencia se enraizaba en la comprensión de un hecho que nosotros, con todos nuestros avances tecnológicos, recién comenzamos a sospechar: los recursos no son infinitos y no nos pertenecen, no podemos simplemente tomarlos como si así fuera.

Esa es una de las reflexiones que hacen tan contingente esta muestra, "Taira, el amanecer del arte en Atacama", un título sugerido por el director del Museo de Arte Precolombino, Carlos Aldunate. José Berenguer, curador jefe del museo –quien lleva más de 30 años investigando en la zona del Alero de Taira, a unos 75 km al noreste de Calama, en el curso superior del río Loa–, habría bautizado la muestra como "El arte de los deseos": "Antes, cuando queríamos algo, hacíamos ofrendas a los dioses, pedíamos a los cerros y a la Pachamama, había una transacción, aunque fuera simbólica, que ya no se da", dice Berenguer. Desde 1984, cuando se acercó por primera vez a las comunidades de pastores que viven en Taira, ha ido incrementando su proximidad con ellos y su visión del mundo expresada fundamentalmente en las pinturas rupestres que desarrollaron por siglos, donde las rocas de una cantera forman una especie de alero.

En "Taira, el amanecer del arte en Atacama" se entrecruzan de manera brillante relatos paisajísticos, étnicos y el discurso científico, con una efectividad y atractivo que se traducen en una importante cantidad de visitantes, incluso una mañana de viernes como esta. "Conceptualizamos cuidadosamente cada espacio de la exposición. El equipo de museología de Rodrigo Tisi plasmó esos conceptos bastante bien. Hay intencionalidad, es un discurso con sentido. Así como tenemos definiciones sobre lo que da vuelta en la sociedad, también en el museo nuestras decisiones tienen un significado y no son ornamentación", explica Berenguer.

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Un nuevo viaje al Norte

Fue el éxito de "Rostros del Norte Grande" (otra exposición del Precolombino durante el año pasado) lo que motivó a Berenguer a buscar la ayuda de Rodrigo Tisi y su equipo (Eduardo Pérez y Simón Gallardo son de vital importancia en el proyecto) para montar "Taira". "Creo que esto es más una instalación, ocupa varios medios. También va en la línea del encargo anterior que fue "Rostros", de utilizar nuevas tecnologías y medios para llegar a una audiencia más amplia de público. Se utiliza fotografía, vídeo, hay una pantalla interactiva con un modelo 3D que hicimos con fotometría. Además hay dos áreas importantes de la exposición que son proyecciones multimedias con mapping. También hay una sección de objetos arqueológicos", explica Tisi desde Fráncfort, donde programa los siguientes pasos para una nueva muestra en Chile.

Para él, "Rostros" fue especialmente importante porque fue la primera vez que el museo se atrevió a utilizar otros medios para presentar contenidos. "Habitualmente las muestras se trataban de objetos. Acá la tecnología abre las narrativas. Diría que hay tres niveles distintos a la vez. Es una manera más contemporánea de entender los espacios expositivos, ir más allá del discurso lineal de entrada a salida, yendo de un objeto a otro. Pepe me pidió representar este Alero de Taira en algún tipo de experiencia. Cuando fui a investigar a Taira encontré que el paisaje tenía una fuerza enorme dentro del discurso narrativo. El paisaje es el desierto, un acantilado que está junto al río Loa. Hay agua, animales, la conexión con el cielo en la noche es espectacular. Eso se sumó a la idea de Pepe de presentar Taira de una forma más científica. Es la conclusión de una investigación de él y del museo de muchos años", explica Tisi, profesor de DesignLab de la Adolfo Ibáñez y diseñador de la museografía de Taira. mess.cl / precolombino.cl