En verano, la invitación es a estar afuera y por lo mismo, tiene que ir a la par con los olores. Una cosa no menor, ya que no todas las flores, esencial elemento decorativo, tienen olor. Entonces, no queda más que provocárselos. Dos ideas para que el ambiente siempre huela a fresquísimo.

Hojitas escondidas: Entre las plantas y las flores hay que esconder ramitas que suelten olor. Puede ser cedrón, que en esta época anda campante; romero, que siempre inunda el ambiente de buena manera, o albahaca. Las tres gritan verano y hablan de un lugar vivo, con espíritu y buena vibra.

Floreros: Me gusta cómo se ve y cómo se siente cuando semezclan cítricos en los floreros, los transparentes, por supuesto. Unos dos o tres, si el tamaño acompaña, entre los tallos. La cosa es pasarlos por el rallador, no hasta que queden blancos, pero sí hasta que desprendan fragancia fresquita de cítricos. Ahí los ponen y sentirán un dejo bien agradable. Y si quieren un poco más, unas gotitas de esencia de limón o citrón deja bien rico.