Tras una larga batalla contra el cáncer, el director Joel Schumacher falleció a la edad de 80 años según consta en Variety.

A lo largo de su carrera, Schumacher tuvo una carrera plagada de hits, aunque generalmente es recordado por su trabajo en las secuelas de Batman que siguieron a la era de Tim Burton. Bajo su colorinche marca, llegaron a la pantalla grande “Batman Forever” y “Batman & Robin”, este última conduciendo al superhéroe por una línea más pop, en algo así como una versión más adulta de las jugarretas de la era de Adam West

Por aquella última película, Schumacher extendió sus disculpas en más de una ocasión, reconociendo que su intención simplemente no llegó a buen puerto.

Pero la carrera del director, que no ocultó su homosexualidad, e inclusive postuló que aquello se reflejó en varias de sus películas, fue mucho más que sus aventuras al mando del hombre murciélago.

Durante los ochentas, Schumacher saltó a la fama por dirigir el drama St. Elmo’s Fire (1985), la notable aventura vampírica de The Lost Boys (1987) y el thriller médico Flatliners (1990), todas recordadas por los elenco que Schumacher logró congregar, aunque probablemente solo la aventura de la Generación Perdida se volvió inmortal de ese grupo de producciones.

En los noventas, Schumacher dirigió los elogiados dramas The Client (1994) y A Time to Kill (1996), basadas en novelas de Jon Grisham, además de las que probablemente son sus dos mejores películas: ese gran drama explosivo conocido como Un Día de Furia (1993) con Michael Douglas y el oscuro thriller 8mm (1999) con Nicolas Cage y Joaquin Phoenix.

También durante su carrera realizó Tigerland (2000) y Phone Booth (2002), además de algunos episodios de la serie House of Cards. Su última película fue Trespass (2011), con Nicolas Cage y Nicole Kidman.